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Los nombres de hermano y hermana en vasco - rsbap

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Los nombres de hermano y hermana en vasco

por

Antonio Tovar

Me parece que no se ha explicado el p o r qué do los cu atro nom ­ b re s que en vizcaíno hay para in d ic a r “ herm ano” y “h erm a n a” (en los dem ás dialectos vascos sólo p a ra “h e rm a n a ” se conservan dos, habiéndose reducido a anai los de “h-ermano” ).

En vizc. anai es “h erm an o ” p a ra el hom bre, neba “h erm an o ” p a ra la m ujer. E n general en todos los dialectos vascos, a rrib a es

■“h e rm a n a ” p a ra un h o m b re, aizpa (vizc. aizta) “ h e rm a n a ” p a ra una m u jer. Existe adem ás la voz s.enide p a ra in d ic a r “h erm an o ” con v a ­ lo r general.

Creo reco rd ar que -algo de esto o c u rre en caucásico, p ero no en tro ah o ra en n inguna relación genealógica, sino que m e p reocupa e x p lic a r el p o r qué de ese hecho ex tra ñ o , p a ra n u estra concepción m o d ern a, de la m u ltip licid ad de nom bres.

A nalizando la cuestión en lenguas am ericanas, tenem os en p r i ­ m er lugar que las h ay en este punto coin cid en tes con el vizcaíno.

Así en qeshua, donde ivauqe y tura son respectivam ente “h erm an o ” d e hom bre y de m ujer, y pana y ñaña “h erm an a” de hom bre y d5 m ujer.

O tras lenguas p resen ta n cuatro nom bres, p ero dispuestos de otra m anera, ya que no es el sexo del que se tom a de refe re n cia el que d e te rm in a la form a elegible, sino la edad m ayor o m en o r en rela ­ c ió n con la persona de 'quien son h erm an o o herm ana. Así tenem os en toconoté-lule: yahá “herm ano o h e rm a n a en general, sen id e” ;

■“herm ano m ayor” eny, “id. m en o r” ca n y; “herm an a m ay o r ilh^ç,

“ id. m enor” m elú. Lo m ismo en o tra lengua chaqueña, el c h o ro tl o y ó fu a h a : “herm ano m ay o r” kiili, “id. m e n o r” hUni; “horm ana m a ­ y o r” kiete, “id. m en o r” ijni. En ta c a n a : “herm ano m ay o r” usi,

■“id. m enor” dau; “herm an a m ayor d ’u d ’da, “id. m en o r” dona o da- tua; esta lengua se a c erca al tip o séxtople que luego venemos, pues c o n sta que hay al m enos nom bres especiales p a ra cuando habla la h erm a n a de su herm ano, y así ella d irá de su h erm an o si es m a ­ y o r cuna ed’di, y si es m en o r cunu ch id i.

El tipo que podem os llam ar séxtuple lo hallo rep resen tad o en g u a ra n í y en un dialecto de las bocas del O rinoco, el guaraúno. Este tip o consiste en una com binación d e l tipo vizcaíno o q eshua con

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el observado en lenguas chaqueñas que acabam os de c ita r, de m a­

n e ra que dentro del m ism o sexo se distinguen m ayor y m enor, p ero no h a y esta d istin c ió n respecto de un herm ano de sexo c o n trario . E sto €slá m uy c la ro en g u aran í actual, donde tenem os che ryke^y y che r y v y con el significado de “n ere anai m ayor y m enor, resp ec­

tiv am e n te”. La m u jer dice “nere neb a” sin d istin g u ir de e d a d : che h y v y . Viceversa, e l hom bre dice “ nere a rre b a ” sin d istin g u ir de e d a d : che reindy, p ero la m u jer al refe rirse a su h e rm a n a d is tin ­ gue de edad y se refiere a la que es m ayor que ella como che r¡¡két y como che k y p y ’y a la que es m enor. E xactam ente igual tenem os en g u a ra ú n o : <daca y daje son “a n a i” m ayor y m sn o r resp ectiv a­

m ente, y dajía y daiba “ aizpa” m ay o r y m enor, m ien tras que dacobo y dacoy son respectivam ente “neb a” y “a rre b a ” sin d istin ció n d e edad.

E n otras lenguas hallo el sistem a de edades, p ero con rastro s de d ife re n c ia en cuanto al sexo de la persona que sirve de re fe re n cia , y no es fácil re d u c ir la cuestión a u n idad, así en caxinauá y su a fín o codialecto el sipibo.

En ona o s.helknam los datos son confusos, p ero la p lu ra lid a d d e denom inaciones q u e hallo p a ra herm ano y herm an a in d ic a que h ay d istin c ió n , acaso del tipo que llam am os séxtuple.

En yunga me p arece que puede h ab larse de una d istin ció n es­

pecial. Los datos que hallo son esto s: co coed “h erm an a m ayor d e h o m b re”, u xllu r “¡herm ano/a m enor de h o m b re”, ñ ie r “herm ano m a ­ y o r de m ujer”, chang “h e rra a n o /a m en o r de m u jer”. Si suponem os que valen tam bién p a ra h e rm a n o /a el p rim e ro y el terce ro de estos nom bres, tendríam os un original sistem a, que p rescin d e el sexo d e la p erso n a designada, pero tiene en cuenta el de la persona de re ­ fe re n cia y la relación de edad e n tre los herm anos. Si adm itim os q u e nos faltan datos y q u e existen nom bres que distingan el sexo de la perso n a designada co rre sp o n d ien te s a los nom bres p rim ero y te r ­ cero, entonces, ten d ríam o s una o riginal organización senaria.

T endríam os c ie rta in clin ació n a p e n sa r que estas com plicaciones son p ro p ia s de c ierto s estados in ferio re s de cu ltu ra, y que el es­

p añ o l y el griego, que h an llegado a la p ala b ra ú n ica herm anóla^

a d elp h ó slé han alcanzado el m ás excelso grado de ab stracció n (lo m ism o que aquel sabio francés que suponía que la conservación d e la asp iració n es cosa b árb ara y prim itiv a, p o rq u e ocure en alem án, m ie n tra s que en francés se ha p e rd id o , pero o cu rre que en una b á rb a ra lengua de la selva boliviana, el cavineña, u n a sola p ala b ra, ajuquie, designa “h e rm a n o /a ”, y una vecina de ésta, el m oseten, está

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a la excelsa altu ra del indoeuropeo, que distingue con dos palabras d istin tas, bhrater y sivesor, al herm ano y la h erm ana, como esos salvajes con vogit y vogis respectivam ente.

A nalizando todos estos hechos, creo q u e podem os a firm a r que la p lu ra lid a d de denom inaciones p ro v ien e de Jas d istin ta s funciones y relaciones que d e n tro de la fam ilia tien en los h erm anos, m ie n tra s que la abstracción se funda en la c o n sid eració n del hecho de la co m unidad de origen. Bien claro se ve esto en el griego adelphós, que se relaciona con el nom bre de “útero, m atriz” d elp h ys, y en el g u aran í, que ap arte de las citadas a rrib a tien e u n a p a la b ra especial p a ra in d ic a r “m i h erm an o ” en general, y que es che asygué, cuya etim ologia es a “ fru to ” , sy “m ad re” y un sufijo de pasado gue que hace del nom bre una especie de p a rticip io .

T endríam os, pues, todo aclarado en un cuadro como el siguiente.

T ipo ún ico : h erm anoja — E spañol, portugués, catalán, griego, cavineña.

T ip o doble: fra te r/so ro r — Indoeuropeo en general, moseten«

T ip o cuád ru p le: a) según sean del m is-'j

mo sexo o no que l Vasco, q ueshua, chiquito, el de refere n cia j

b ) según edad m ay o r i

o m en o r que el de v Toconoté-lule, choroli.

referencia. 1

c) dudoso — Yunga en el caso de q u e sea cuá*

druple.

T ip o séxtuple: com binando los cu á­

druples a) y b ), pero de m anera que la d istin ció n de edad es sólo d e n tro del m ism o sexo ( e s „ e c ir, >

que h ay dos p ala ­ b ra s p a ra anai y p a ra aizpa, p ero u n a sola p a ra n e ­ ba y arreba).

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•Con este cuadro nos parece queda claro el origen de la varied ad d e nom bres p a ra h erm an o en vasco. Damos p o r supuesto que el viz­

caín o conserva un arcaism o que se puede h ab er p e rd id o en los de­

m ás dialectos. E n caso co n trario (quizá a c la ra ra algo una investiga­

ció n p o r Ja vieja lite ra tu ra ), ios otros dialectos te n d ría n un sistem a trip le bastan te e x tra ñ o p a ra ser prim itivo.

Y a la vista de este cuadro y de las ideas a q u e da lugar, q u ere­

m os elim in a r un fantasm a. En v ista de que la lengua tipo de fo r­

m as d istin tas p a ra ihombres y p a ra m ujeres, el chiquito, del Chaco, tie n e la m ism a organización en este punto que el v asco : zaruqui “n e ­ re a n a i”, iquiaci “n e re a rre b a ” ; ich ib a u xi “nere n eb a” y no he h alla­

do, pero debe e x is tir la form a de “ nere aizpa” , h a b ría la tentación de v e r en ese resto vasco, tan ex trañ o p a ra n u estra m entalidad, la an tig u a huella de u n a d esaparecida d iferenciación sexual de lengua de hom bres y lengua de m ujeres. P ero así como T ro m b etti elim inó la explicación de los k y n m asculino y fem enino del pro n o m b re d e 2.^ persona en Ja flexión verb al (im perativo, tratam ien to ) como form as debidas a -esta d iferen ciació n sexual, tam bién los nom bres del herm ano y Ja herm an a se explican sim plem ente como dentro d e u n a concepción funcional de la fam ilia, en la q u e a la idea a b stra c ta del origen se antepone la d iferencia de las relaciones concretas.

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