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Académicos en Fuga

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ACADÉMICOS EN FUGA

Un análisis del fenómeno de la migración cualificada

desde América Latina hacia los Países Bajos

Vanesa Sol Piñero

Tesis de Maestría en Estudios Latinoamericanos

Área Políticas Públicas

Docente supervisor: Dr. Pablo Isla Monsalve

Universidad de Leiden

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ÍNDICE DE CONTENIDOS

Introducción 1

CAPÍTULO 1

El fenómeno de la migración internacional. Principales conceptos, definiciones y tipologías

3

1.1 Introducción 3

1.2 Principales teorías sobre la migración internacional 5

1.3 Migración cualificada versus fuga de cerebros. Evolución histórica del concepto ‘brain drain’

6

1.4 Capital humano y capital social 8

1.5 Proyecto migratorio individual y el proceso de adaptación a una cultura extranjera

10

1.5.1 El proyecto migratorio 10

1.5.2. Integración versus asimilación 11

CAPÍTULO 2

La migración cualificada desde América Latina hacia los Países Bajos: una aproximación contextual

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2.1 Migración latinoamericana en los Países Bajos: una breve evolución histórica del fenómeno

14

2.2 Migración cualificada desde América Latina 19

2.2.1 Migración cualificada desde América Latina hacia los Países Bajos

21 2.3 Regulación respecto de la recepción y tratamiento de la inmigración

cualificada

22 2.3.1 Tratamiento de la inmigración cualificada en el marco de la

2.3.2 Unión Europea

22 2.3.3 Política neerlandesa respecto del tratamiento de la migración

cualificada

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CAPÍTULO 3

Académicos latinoamericanos en los Países Bajos

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3.1 Llegada a los Países Bajos: principales motivos y experiencias previas en América Latina

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3.1.1 Factores push y factores pull 27

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3.1.3 Redes sociales y su relación con la decisión de emigrar 29

3.1.4 Relaciones familiares o de pareja 30

3.1.5 Migración por motivos de estudio 31

3.2 Desarrollo laboral en los Países Bajos 32

3.2.1 Incorporación al ámbito laboral neerlandés 32

3.2.2 Percepción respecto del desarrollo profesional y laboral en los Países Bajos

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3.2.3 Identidad latinoamericana en el contexto laboral 34

3.2.4 ¿Fuga o circulación de cerebros? Vínculo profesional de los académicos con América Latina

36

3.2.5 Variable económica 38

3.3 Proceso de adaptación a la cultura neerlandesa 39

3.3.1 Procesos de integración vinculado a los exámenes que otorgan los permisos de residencia en los Países Bajos

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3.3.2 Proceso de integración en el plano social 40

Conclusiones 43

Anexo 47

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INTRODUCCIÓN

El proyecto migratorio internacional individual tiende a perpetuarse en el tiempo. Los inmigrantes altamente cualificados experimentan circunstancias que conllevan la continuación de la condición de migrante a partir de diferentes motivos, como la exitosa integración laboral, la creación de una red social en el país de destino y la propia satisfacción respecto del desarrollo de su carrera profesional. Esto facilita el asentamiento de los inmigrantes y su migración adquiere estabilidad. Esta investigación se inscribe en el debate académico acerca de la llamada fuga de cerebros y el intercambio y circulación de cerebros. Se analiza el fenómeno de la migración desde América Latina hacia los Países Bajos de profesionales cualificados, específicamente de personal académico, para conocer cuáles son las percepciones de estos inmigrantes acerca de su desarrollo profesional en el país receptor, y poder entender si el desarrollo profesional en el país de acogida es un factor clave a la hora de decidir prolongar el proyecto migratorio. Además, esta investigación analiza la forma en la cual los académicos latinoamericanos se han adaptado a la cultura holandesa, los lazos que han establecido en dicho país y los vínculos laborales que sostienen con el país de origen. Comprender las percepciones de los migrantes cualificados respecto de su desarrollo profesional en el país de acogida es fundamental para aportar un aspecto clave a los estudios migratorios. Una vez que se han identificado las causas, el volumen y las tendencias de la migración, es necesario entender el factor ‘integración’, y las principales razones por las cuales los inmigrantes deciden perpetuar el proyecto migratorio en el contexto diaspórico.

La formulación del proyecto de investigación se desarrolló a partir del diseño de una metodología que sigue los lineamientos del marco lógico, a partir de la cual se confeccionó una matriz lógica. La misma involucra la enunciación de los objetivos, preguntas e hipótesis de investigación. En este sentido, el marco lógico busca llegar a los siguientes resultados: Analizar la influencia que tiene la carrera profesional de los académicos inmigrantes latinoamericanos en los Países Bajos en su proyecto migratorio; determinar la forma en que se ha desarrollado la integración laboral de los académicos inmigrantes latinoamericanos en el país de destino; analizar el nivel de satisfacción personal de los académicos inmigrantes latinoamericanos en los Países Bajos acerca de su desarrollo profesional, y entender cuál es el grado de integración social y asimilación de la cultura holandesa que los académicos inmigrantes latinoamericanos mantienen con el país de acogida. Estos objetivos se estructuran a partir de las siguientes hipótesis: que el desarrollo profesional en los países Bajos sería un factor determinante en el proyecto migratorio individual, puesto que su grado de satisfacción, a partir de la percepción de estos inmigrantes, conllevaría la perpetuación y estabilidad de la condición de migrante; que la efectiva integración laboral de estos inmigrantes se daría a partir de la percepción de una mayor remuneración salarial que coincidiría con su nivel de estudio, lo que permitiría la estabilidad del proyecto migratorio individual en el país de acogida y los distanciaría del retorno hacia el país de origen; que conservaría su nivel de satisfacción

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una relación directa con la decisión de establecerse en el país de acogida, dado que a mayor nivel de satisfacción laboral mayor sería la probabilidad de establecerse en él; y finalmente, que conservaría su nivel de satisfacción una relación directa con la decisión de establecerse en el país de acogida, dado que a mayor nivel de satisfacción laboral mayor sería la probabilidad de establecerse en él.

La investigación realizada es de tipo cualitativa y en ella se utilizaron fuentes primarias, secundarias y terciarias. La recolección de datos primarios se llevó a cabo a partir del trabajo de campo, el cual fue realizado en las ciudades de Delft, Leiden, Ámsterdam, Maastricht y La Haya durante los meses de junio, julio, agosto, septiembre y octubre de 2019. A partir de la modalidad de entrevista semiestructurada fueron entrevistados diferentes académicos latinoamericanos que trabajan en universidades neerlandesas. En estas entrevistas, se conversó principalmente sobre los aspectos planteados en los objetivos de la investigación.

La redacción de todo el trabajo se constituye a partir de un estilo narrativo impersonal y cuenta con tres capítulos. El primero busca abordar los principales conceptos y teorías asociados a la temática de la investigación. En esta sección examina, por un lado, las principales corrientes que teorizan sobre la migración, y por otro, analiza el concepto de fuga de cerebros a partir de una perspectiva histórica para vincularlo con las nuevas teorías sobre la migración cualificada y, finalmente, ahonda en los principales conceptos relacionados a la temática de la migración cualificada: capital humano, capital social, proyecto migratorio, integración y asimilación. El segundo capítulo explora el contexto en el cual se da la migración cualificada desde América Latina hacia los Países Bajos a partir de una visión histórica que permita comprender la evolución de dicho fenómeno. Asimismo, este capítulo analiza la manera en la cual la inmigración latinoamericana de alta cualificación es regulada tanto por la Unión Europea como por los Países Bajos, para intentar comprender cuáles son los lineamientos jurídicos que median en esta situación migratoria. El tercer capítulo analiza el contenido del trabajo de campo. Se divide en diferentes subsecciones que analizan el contenido de las entrevistas y también lo vinculan con los conceptos explorados en el marco teórico. Finalmente, la conclusión de la tesis revisa y estudia los conceptos del primer capítulo junto la información recolectada en el trabajo de campo para poder retomar el marco lógico y responder a los objetivos, problemas e hipótesis de la investigación.

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CAPÍTULO 1

El fenómeno de la migración internacional.

Principales conceptos, definiciones y tipologías

1.1 Introducción

La migración es un fenómeno dinámico del que la humanidad ha participado siempre. Podría decirse que la sociedad mundial se constituye y reconstituye a partir de olas de migración que, si bien a lo largo del tiempo pueden cambiar de destino, procedencia o motivos, son constantes. Por ejemplo, Europa, que ha sido durante mucho tiempo generadora y emisora de grandes volúmenes de migración, ha devenido hacia mediados del siglo XX en una de las principales regiones del mundo que recibe inmigración (Massey et al., 1998). Ahora bien, el estudio de las migraciones internacionales ha comenzado a tener mayor visibilidad hacia finales de la década de 1960 (Kumpikaite y Zickut 2012). El concepto de migración es definido por varios autores e incluso por organismos internacionales e implica el movimiento o traslado de un individuo o grupos de individuos. Por ejemplo, Laura Oso (1998) lo entiende como un desplazamiento que abarca una modificación en la residencia del sujeto, es decir que es un movimiento geográfico que incluye un cambio administrativo. Otra definición es la de Giménez Romero (2003), que agrega al desplazamiento la idea de necesidad:

“Desplazamiento de una persona o conjunto de personas desde su lugar habitual de residencia a otro para permanecer en él más o menos tiempo, con la intención de satisfacer alguna necesidad o conseguir determinada mejora” (p. 20).

A su vez, la organización internacional para la migración (OIM) ha esbozado la siguiente:

Movimiento de población hacia el territorio de otro Estado o dentro del mismo que abarca todo movimiento de personas sea cual fuere su tamaño, su composición o sus causas; incluye migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas, migrantes económicos (OIM 2006:38).

Por su parte, Blanco (2000) desagrega la definición en tres subdimensiones: espacial, temporal y social. Es decir, que nos encontramos ante el fenómeno migratorio cuando un individuo se traslada desde un punto geográfico hacia otro distinto, de forma no esporádica, implicando a su vez cambios del entorno ya sea geográfico y social. Lo interesante de esta definición, es que sus tres dimensiones permiten diferenciar un movimiento migratorio de cualquier otro tipo de movimiento. Para reafirmar esta idea, es necesario tener en mente que “las migraciones serán consideradas como los movimientos que supongan para el sujeto un cambio de entorno político administrativo, social y/o

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cultural relativamente duradero” (Blanco 2000: 61). Estas características que delimitan al fenómeno de la migración, son esenciales para poder abordarlo desde su complejidad.

A su vez, esta complejidad requiere la diferenciación de las migraciones internacionales de otro tipo de migraciones. Las primeras, según la OIM (2006) involucran una frontera, ya que los individuos deben desplazarse de un país a otro distinto, en caso contrario no sería una migración internacional. Desde otro punto de vista, Blanco (2000) también comparte la idea de que las migraciones internacionales conllevan un cambio fronterizo, pero además sostiene que este movimiento tiene una vinculación directa con los sistemas burocráticos y administrativos por parte de los Estados emisores y, por, sobre todo, de los receptores. Es decir, que los individuos necesitan obedecer una serie de regulaciones a la hora de querer traspasar las fronteras nacionales y la obediencia de estas regulaciones determinará, a su vez, si la migración que están llevando adelante es legal o ilegal1.

Por otra parte, Malcota León (2005) retomando a Blanco, entiende que la temporalidad de las migraciones es esencial, ya que la diferencia entre una migración permanente y una transitoria conforman dos tipos diferentes de migración internacional. Finalmente, esta misma autora expone una última tipología de Blanco, la cual se relaciona con la capacidad de tomar la decisión de migrar y en este sentido la autora identifica tres tipos: las espontáneas, las dirigidas y las forzadas. Las primeras se caracterizan por la firme y libre voluntad del individuo de migrar. Las segundas son aquellas promovidas por agencias o instituciones promotoras de la emigración, aunque el individuo afirma su voluntad de migrar y las últimas son aquellas donde el individuo se ve forzado a abandonar el país de origen.

Los movimientos migratorios, a su vez, se constituyen a partir de una serie de momentos o etapas. La primera de ellas ‒según el análisis realizado por Tizón García et al. (1993) ‒, es la preparación y se encuentra en el momento previo al acto de emigración, donde los individuos realizan una valoración entre el costo de salir del lugar de origen y lo que pueden conseguir llegando al destino. Esta etapa se caracteriza entonces por la concientización del futuro acto de migración. La segunda etapa es el acto migratorio en sí y se refiere al movimiento físico de salida de un lugar y llegada al destino. La tercera etapa es el asentamiento y se da una vez que el individuo ha podido solucionar todos los asuntos administrativos y burocráticos en el país de destino, como pueden ser, por ejemplo, obtener la documentación reglamentaria para poder permanecer o trabajar legalmente. En esta etapa comienza, a su vez, el período de adaptación al nuevo sistema geográfico, cultural, político y administrativo. El éxito de esta adaptación tendrá un impacto directo en la decisión de continuar con la migración o desactivarla. La última etapa del estudio de Tizón García et al. (1993) es la integración y tiene que ver con el proceso por el cual pasa

1 En este sentido, por ejemplo, los individuos miembros de países latinoamericanos necesitan cumplir con una

serie de regulaciones y demandas para poder migrar hacia los Países Bajos, que los otros miembros de la Unión Europea no necesitan cumplir, por más que la migración entre los países de la Unión Europea también sea catalogada como una migración internacional. Sin embargo, el hecho de que la migración se lleve adelante dentro de un espacio comunitario con acuerdos migratorios especiales, hace que ambas migraciones internacionales sean diferentes.

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el individuo a la hora de integrarse a la cultura foránea, lo cual muchas veces implica la necesidad de dejar atrás algunos hábitos o costumbres de su cultura original.

Finalmente, Salas López (2002) explica que la emergencia de la migración como una temática activa en la agenda de los Estados, comienza a ser visible recién en la década de los noventa en el continente europeo, debido a la cantidad de inmigrante que este continente había recibido las décadas anteriores y como estos comienzan a perfilarse como actores políticos activos en la escena estatal.

1.2 Principales teorías sobre la migración internacional

Existen una serie de modelos teóricos que han sido elaborados para intentar comprender y estudiar el fenómeno de la migración internacional. Massey et al. (1998) proponen realizar un recorrido a través de estos abordajes.

Un primer entramado teórico que busca dar cuenta del fenómeno de la migración está directamente relacionado a las teorías de economía neoclásicas de mediados de Siglo XX. Massey et al. (1998) explican que este tipo de abordajes tiene dos perspectivas. Por un lado, la perspectiva macro, que entiende a la migración internacional como un resultado de las diferencias de los mercados de trabajo. Es decir, que los trabajadores son vistos como capital humano que se desplaza desde zonas donde hay mucha oferta de recursos humanos, hacia zonas donde esta misma oferta es menor. Asimismo, la migración también es vista en este modelo como la consecuencia de las diferencias salariales. Las personas van hacia los lugares donde perciben un mayor ingreso salarial.

Por otro lado, la perspectiva micro de las teorías neoclásicas entienden que la migración es el resultado individual de un cálculo racional por medio del cual los individuos se desplazan a aquellos lugares donde pueden maximizar su renta (Massey et al. 1998). En este sentido, Malcota León (2005) explica que las teorías neoclásicas dieron como resultado otro grupo de teorías conocidas como push-pull. Según esta teoría, los individuos evalúan los motivos que los expulsan (push) del país de origen versus los que los atraen (pull) hacia el país de destino para tomar la decisión que les sea más ventajosa en términos económicos. En este sentido, Piore (en García Martínez 2006) insiste en la idea de que los factores pull, es decir los que atraen a los inmigrantes, influencian mucho más en la decisión de migrar que los factores de expulsión. Sin embargo, Malcota León (2005) propone tener en vista las desventajas de este modelo, las cuales se centran en su ahistoricidad e individualismo, siendo poco explicativo a la hora de querer entender las elecciones de los destinos migratorios y las migraciones sociales. Siguiendo esta misma línea de pensamiento, Sassen (2000) también plantea que es casi imposible hablar de una sola causa del proceso migratorio.

Por otra parte, Malcota León (2005) agrupa a las teorías del mercado de trabajo fragmentado, la marxista de la acumulación capitalista y la del sistema mundial, para explicar que las tres actúan bajo la lógica de entender a la migración como un fenómeno estructural que da cuenta del intercambio desigual en el sistema internacional. Estas teorías entienden que los flujos migratorios que se desarrollan entre los Estados que

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forman parte del centro y de la periferia son una característica que refleja la desigualdad del sistema internacional. Esta característica se encuentra definida por Wallerstein (1974) bajo el concepto de sistema mundo.

A la hora de analizar el proyecto migratorio individual, Malcota León (2005) divide a estas teorías en dos grandes grupos. Por un lado, aquellas que están íntimamente ligadas a la perdurabilidad del proyecto, como lo son las teorías estadounidenses que entienden el retorno como un fracaso, ya que la migración es fundamentalmente definitiva y, por otro lado, las teorías europeas que ven a la migración como algo transitorio en la vida de las personas y que, por ende, no consideran el retorno como un fracaso.

El segundo grupo de entramados teóricos, son aquellos que entienden el proyecto migratorio desde una perspectiva dinámica y flexible. En este sentido Malcota León (2005) da cuenta de tres principales corrientes teóricas. Por un lado, las teorías de las redes sociales, que expone que la capacidad de generar vínculos en la sociedad receptora es un factor determinante en la perpetuación del proyecto migratorio, ya que estas conexiones serán valoradas y comparadas con las que el individuo ha dejado atrás, a la hora de evaluar la posibilidad del retorno. Según Portes y Böröccz (1998), la durabilidad de las corrientes migratorias solo puede explicarse a partir de la relación entre los individuos y las redes sociales en las cuales interfieren durante su estadía en un país receptor. Por otra parte, la teoría institucional otorga un gran valor a las instituciones que apoyan a los inmigrantes. Destacan el trabajo de estas organizaciones en atender las necesidades y resguardar los derechos de los trabajadores migrantes, siendo que estas instituciones proliferan a medida que los flujos migratorios van creciendo (Massey et al. 1998). Finalmente, la teoría de la acumulación causativa, que entiende que la migración, al desarrollarse, modifica las experiencias y expectativas de los migrantes, generando nuevas aspiraciones que desarrollen el deseo individual de perpetuar el proyecto migratorio. En este sentido, Massey et al. (1993) definen a la causación acumulativa más bien como un proceso de migraciones subsecuentes que se llevan a cabo por un individuo cuyas experiencias migratorias lo incentivan a tomar la decisión de continuar migrando.

1.3 Migración cualificada versus fuga de cerebros. Evolución histórica

del concepto ‘brain drain’

Según Lozano y Gandini (2011), la migración cualificada es una de las principales características de la migración internacional en la actualidad, especialmente en América Latina y el Caribe.

Según Bermúdez Rico (2014), “los migrantes calificados se definen como aquellas personas que han alcanzado un nivel de educación de tercer o cuarto nivel (profesional y posgrado) y que residen en un país distinto al que nacieron” (p. 96). Si bien este tipo de desplazamientos son muy heterogéneos, Bermúdez Rico (2014) distingue cinco tipos de contextos en los que se pueden llevar adelante. Por un lado, los familiares, donde el desplazamiento está vinculado al reagrupamiento familiar. En segundo lugar, aquellos asociados a la precariedad del sistema laboral en los países de origen. En tercer lugar, los

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flujos que se desarrollan en el mundo empresarial, donde el traslado tiene que ver con políticas empresariales internas. En cuarto lugar, los exiliados o refugiados políticos, cuya causa de movilidad es la persecución política. Y finalmente, los estudiantes de tercer y cuarto nivel.

La forma en la cual se ha abordado este fenómeno ha cambiado rotundamente. En el siglo pasado, hacia los años sesenta y setenta, era visto de forma negativa, rotulado bajo el concepto de brain drain, o fuga de cerebros. Lozano y Gandini (2010) explican que este concepto está inmediatamente relacionado a los abordajes teóricos clásicos, que suponen que las personas migran para conseguir ventajas salariales, es decir, que aquellos individuos originarios de los Estados más pobres se desplazarían hacia los Estados más ricos y, siguiendo esta línea de pensamiento, la migración de personas con alta cualificación implicaría una pérdida significativa para los países más pobres. Desde esta perspectiva, la migración cualificada tendría un impacto fundamentalmente negativo en el desarrollo de los países de origen. Esteban (2008) agrega que la preponderancia de entender el fenómeno desde esta perspectiva, en los años 60, estaba directamente relacionada con modelos económicos y políticos con una fuerte base nacional.

Sin embargo, según Lozano y Gandini (2010), a partir de los años 90 ha habido un cambio fundamental y se ha pasado de una visión negativa a una un poco más optimista, que busca comprender la migración de alta cualificación como un promotor del desarrollo. Estos autores sostienen que tanto el envío de remesas como el retorno tanto de los trabajadores como de sus habilidades, podrían tener un impacto positivo en el desarrollo de los Estados emisores.

Otro aporte fundamental de ambos autores es la necesidad de dejar atrás los modelos que entienden la migración y la migración cualificada como un ente homogéneo. En las migraciones intervienen una serie de nexos y relaciones complejas que evidencian que la unicausalidad es poco explicativa del fenómeno. En este sentido, Lozano y Gandini (2010) agregan que las universidades intervienen fundamentalmente en este fenómeno, ya que, como generadoras de conocimiento, están constantemente en busca de nuevas habilidades.

Retomando la perspectiva histórica a la hora de analizar la conceptualización y el estudio de las migraciones internacionales cualificadas en América Latina, Esteban (2011) propone ver esta variación tomando en cuenta tres períodos históricos. El primero lo centra entre 1950 y 1960, donde su volumen incrementó de manera significativa. Según Brandini (citado por Esteban, 2011), este incremento fue de 300 en 1950 a 3.000 migrantes hacia mediados de 1960, hacia los Estados Unidos. En este sentido, el autor menciona tres principales causas del fenómeno, de las cuales dos están asociadas al país de origen y tienen que ver con un cambio en la legislación migratoria y una fuerte demanda por parte de las industrias y empresas de mano de obra cualificada. La tercera causa tiene que ver con las políticas económicas relacionadas con los modelos de sustitución de importaciones en la región latinoamericana y la expansión de los sistemas educativos, que permitieron a los individuos ajustarse a las demandas del mercado laboral internacional. Sin embargo, Esteban (2011) afirma que es difícil analizar los

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impactos de esta migración en los países de origen, ya que se necesita de un análisis más que cuantitativo que permita comprender cómo ha afectado a la calidad del trabajo futuro. La segunda etapa que identifica Esteban (2011) respecto de la evolución del concepto, va desde la década del 70 y está caracterizada por los períodos de regímenes de facto en América Latina. En este sentido, si bien el autor considera que todos los países de la región han vivido este fenómeno de maneras distintas y no es el único factor que impulsó la migración, en la región del Cono Sur sí hubo un exilio masivo de profesionales pertenecientes a las áreas de ciencia y tecnología. Principalmente porque, según este autor, fueron las áreas que más se vieron afectadas por las políticas autoritarias de la época.

Finalmente, Esteban analiza el período posterior a la década de los 70 hasta la actualidad como una época de globalización, caracterizada por “un incremento absoluto de la migración a escala global” (2011: 116). En esta tendencia global se destaca a su vez un aumento de la migración cualificada y de la participación de las mujeres en este fenómeno. Algo interesante que destaca este autor es la movilidad de los estudiantes universitarios, que también ha aumentado significativamente.

Por otra parte, Pellegrino (2001) también sostiene que el concepto de brain drain ha cambiado hacia una perspectiva de brain exchange o brain circulation, y que dicho cambio está asociado a la posibilidad de los Estados de origen de revincularse con los cerebros que se les han fugado. Para este autor, si bien es cierto que no se puede comprender la migración internacional cualificada como un todo homogéneo, es difícil afirmar que en América Latina se dé una circulación de cerebros, ya que entiende que los Estados latinoamericanos no han hecho mucho para revincularse con sus diásporas.

En este sentido, Pizarro (2010) también sostiene que la denominada fuga de cerebros seguirá siendo una fuga en tanto y en cuando los países de origen no sean capaces de diseñar estrategias consistentes que los vinculen con las diásporas en el extranjero para estar en contacto y maximizar las habilidades que los emigrantes han adquirido.

Desde otro punto de vista, Bermúdez (2014) sostiene que la movilidad de estudiantes universitarios o de profesionales que se desplazan para continuar con sus estudios a escala global, es uno de los principales patrones que deja atrás al concepto de brain drain. En este sentido, ante un escenario económico global que incentiva el intercambio de conocimiento ‒sobre todo en el campo de la ciencia, tecnología y de la informática‒, la migración aparece como una oferta tentadora para los estudiantes y profesionales que buscan mejorar su competencia en el mercado laboral tanto de origen como extranjero.

1.4 Capital humano y capital social

Las conceptualizaciones respecto de los movimientos migratorios han ido cambiando a través del tiempo a medida que los científicos han tomado conciencia de la complejidad del mundo y de los impactos de la globalización, la cual “está basada en la difusión de las

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nuevas tecnologías de la comunicación y del transporte” (Solé y Cachón, 2006: 19). Estos cambios requieren a su vez de una sofisticación del conocimiento (Torre y Garmendia, en Martín-Hernández, 2007), la cual tiene a los seres humanos como principales protagonistas.

En este sentido, el capital humano se puede relacionar directamente con la capacidad de aprendizaje y con las experiencias de cada individuo (Martín-Hernández et al., 2007). En otras palabras, se podría decir que los individuos acumulan conocimientos a partir de sus estudios y de sus experiencias personales, que pueden capitalizar para ser valorados ya sea como integrantes de una empresa u organización o como nuevos miembros de una sociedad. Este último punto, refiere entonces a una dimensión social del capital humano, es decir al capital social, él se relaciona a los valores con los que los inmigrantes son capaces de contribuir en una sociedad distinta a la de origen (Martín-Hernández et al., 2007).

Este concepto está íntimamente ligado al debate de la sección anterior entre las teorías de fuga de fuga de cerebros y de circulación de cerebros, ya que los primeros ven la salida de personas mejor capacitadas como una pérdida de capital humano para el país de origen, mientras que los segundos ven la emigración del personal cualificado como una oportunidad para acumular capital humano. De esta forma, a la hora de retornar, estos individuos se convierten en acreedores de valiosa información, experiencias, vivencias (capital humano) que puede convertirse en un elemento valioso para el desarrollo de sus países de origen (Nieto, 2012).

En este sentido, el capital humano tiene una fuerte impronta individual que se relaciona con las habilidades que las personas van adquiriendo a lo largo de su vida, como el nivel de educación, experiencia laboral, los idiomas que hablen, el conocimiento técnico que posean, etc. Sin embargo, el fenómeno migratorio se da en un contexto social en el que intervienen un sinfín de actores. Es así que los inmigrantes están en constante relación con la sociedad receptora donde, además de insertarse, muchas veces “crean ‒en mayor o menor medida‒ nuevas redes en la sociedad de destino” (Roll y Leal-Castro, 2010: 91). Estas redes pueden a su vez capitalizarse como un recurso que puede ser utilizado por los inmigrantes. Este recurso es denominado como capital social y proviene principalmente de los vínculos entre las personas. Estas relaciones personales pueden convertirse en herramientas muy productivas que ayuden a las personas a alcanzar ciertos objetivos. En el caso de los migrantes, el capital social tiene, de alguna forma, diferentes locaciones, ya que los individuos cuentan con redes sociales tanto en el país de origen como en el de destino y si el inmigrante ya ha formado parte de una mayor cantidad de movimientos migratorios, entonces también es probable que cuente con un mayor número de redes sociales en diferentes partes del mundo, lo que podría “permitir la conclusión de objetivos individuales y comunes” (Roll y Leal-Castro 2010: 99).

Por otra parte, Cornetius et al. entienden que el “capital social se basa en género, etnicidad, y otro grupo de afiliaciones (…) que pueden afectar significativamente el nivel salarial y económico de la incorporación de los inmigrantes” (2003: 6).

Resumiendo, podría decirse entonces que mientras que el capital humano pertenece a la esfera individual de los migrantes y se relaciona con las habilidades

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específicas que han adquirido y que pueden aportar a la nueva sociedad receptora y al mercado laboral en el que quieran insertarse, el capital social pertenece a la esfera más bien comunitaria de los inmigrantes y se refiere a todos aquellos recursos que provienen de sus redes o vínculos sociales que pueden utilizar a su favor o, en otras palabras, capitalizar para adaptarse a la sociedad y al mercado laboral del país que los recibe.

1.5 Proyecto migratorio individual y el proceso de adaptación a una

cultura extranjera

1.5.1 El proyecto migratorio

Dentro del estudio de los conceptos y teorías asociadas al fenómeno de la migración internacional, existe un concepto que ha sido poco desarrollado, pero que puede ser una herramienta muy útil para la comprensión de todas las etapas que abarca el proceso migratorio a nivel individual: el proyecto migratorio, que como concepto “constituye la expresión más completa del proceso migratorio. Vincula origen, trayecto y destino y engloba experiencias y vivencias, informaciones y subjetividad” (Izquierdo Escribano, 2000: 44). Es decir, que el proyecto migratorio comienza mucho antes que el acto en sí de migrar y tiene que ver, por un lado, con el planeamiento y el imaginario asociado a la migración y, por otra parte, con las experiencias vividas durante el acto migratorio que retroalimentan el imaginario migratorio.

Un aporte muy interesante de Izquierdo Escribano (2000) tiene que ver con los actores de la migración. Este autor sostiene que, si bien en el acto migratorio es un individuo el que se desplaza, intervienen una serie de actores diversos durante toda la duración del proyecto migratorio. En otras palabras, las personas se desplazan hacia aquellos lugares a los que pueden o tienen permitido desplazarse. Resumiendo, se podría decir que la migración es un fenómeno social, que en su expresión individual (proyecto migratorio) se encuentra intervenida y mediada por un sinfín de actores, expectativas, realidades, fantasías e información. Esto genera cierta tensión y caracteriza la migración y el proyecto migratorio como elementos complejos de análisis.

Por otra parte, esta tensión o complejidad es conceptualizada por Izquierdo Escribano (2000) a partir de tres pilares, sobre los cuales se sustenta el proyecto migratorio. El primero está relacionado con los motivos de la salida del país de origen, que pueden ser muy variados si se tiene en cuenta el estrato social, las expectativas, necesidades y urgencias de cada individuo. El segundo pilar se resuelve en la lucha entre las expectativas que tienen los migrantes sobre el destino y sus experiencias o su realidad una vez llegados. Es así que, si lo que han conseguido o experimentan en el país de destino es mejor que el recuerdo que tienen de su país de origen, entonces preferirán mantener el status de migrantes. En último lugar se identifica el retorno o la posibilidad de retorno como el pilar final del proyecto. Este pudo haber sido pensado desde el país de origen, puede ser planeado durante la migración o bien, puede ser una opción completamente descartada.

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Si bien el proyecto migratorio se constituye en una primera etapa como una idea, la conceptualización de Izquierdo Escribano permite, por un lado, unir esa expectativa con su desarrollo real y, por otro, con la posibilidad o el acto de retorno. Esto le otorga al concepto un carácter permeable y flexible ante los cambios que pudiesen llegar a ocurrir, ya que, como se ha indicado previamente, la migración es en sí un fenómeno complejo y atravesado por una gran variedad de actores.

1.5.2 Integración versus asimilación

Una etapa o aspecto fundamental del proyecto migratorio tienen que ver con las experiencias de los inmigrantes en una sociedad que les es ajena. Una vez llegados a destino, los inmigrantes deben pasar por un proceso de adaptación a la cultura local. Este proceso puede ser entendido como integración, donde tanto inmigrante como sociedad receptora y Estado tienen un rol que jugar. Por su parte, el último de estos actores es quien dirime de manera legal el modo en que los inmigrantes se integrarán a la sociedad receptora. Este aspecto sobre el proceso de adaptación es fundamental, ya que le agrega un componente jurídico al fenómeno y categoriza las diferentes maneras que existen de estar integrado a la sociedad receptora. Es decir, el Estado es quien decide a partir de sus normas quiénes son ciudadanos y quiénes no lo son, cuáles son los requisitos que los no ciudadanos deben cumplir para regularizar su estatus migratorio, y las diferentes etapas del carácter legal de su situación migratoria. Por ejemplo, si pueden únicamente estudiar, o trabajar, cuántas horas de trabajo, etc.

En este sentido, Lube Guizardi (2014) enfatiza que la concepción de ciudadanía es fundamental para entender la forma en la cual los inmigrantes se van a insertar en la sociedad receptora, y explica que a partir de la constitución del Estado-nación se delimita un campo geográfico que separa un nosotros de un ellos. En este sentido la autora explica que los países europeos han demarcado esta delimitación a partir del concepto de jus solis, es decir, todos aquellos que nacieron en un determinado territorio serán nacionales del respectivo Estado, o bien del concepto de jus sanguinis que refiere a que la nacionalidad se hereda de forma biológica mediante la consanguinidad legal. En este sentido, los s nacionales que pertenecen, ya sea por el lugar en el que nacieron o por consanguinidad legal, a una misma nación compartirán el status de connacionales del respectivo Estado. En el proceso de migración, los Estados y sus normas conforman un rol fundamental a la hora de dirimir de qué manera y bajo qué categorías los otros se incorporarán a la nacionalidad ‒y consecuencialmente, a la ciudadanía‒ de la sociedad receptora.

Por otra parte, el Estado-nación también tiene un rol fundamental a la hora de construir y delimitar una identidad nacional que abarca sus límites geográficos. En este sentido Hobsbawm (2012) insiste en el concepto de tradiciones inventadas para referirse a aquellos símbolos y ritos que los Estados-nación han construido y repiten constantemente para crear y mantener viva la idea de un pasado común. Este pasado común que a su vez incluye una lengua, una historia, costumbres, ritos y símbolos nacionales como la bandera, y que es capaz de crear una identidad y cultura nacional que convive con los connacionales.

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El fenómeno de la migración internacional enfrenta a sujetos con identidades y culturas diferentes y los obliga a convivir en un mismo espacio geográfico donde la cultura e identidad nacional y autóctona es la que rige. En este sentido, este proceso de integración tiene, además de su faceta legal, una faceta social e ideológica disciplinadora, que tiene que ver con la forma en la cual los inmigrantes se adaptan a la sociedad receptora. En este sentido, existe un debate entre las diferentes maneras en las cuales la integración puede ser vista. Una de ellas es la postura de asimilación, que entiende que el inmigrante pasa por un proceso de adaptación por medio del cual adopta completamente a la cultura receptora. En otras palabras, se podría decir que, para la teoría de la asimilación, la integración es completa cuando el inmigrante ha desistido de todos sus aspectos culturales individuales previos y ha tomado los ajenos. En este sentido Giménez (1996) rechaza el modelo asimilacionista, debido a que supone el dominio de una cultura sobre otra y propone entender el proceso de adaptación social, cultural y laboral de los inmigrantes como un proceso de integración. Por otra parte, los modelos de adaptación mutua consideran que tanto inmigrante como sociedad receptora desarrollan una especie de negociación en la cual ambos se adaptan e integran mutuamente. Este modelo hace un fuerte hincapié en la igualdad entre inmigrantes y autóctonos (Medina Audelo, 2016).

Esta distinción entre las diferentes formas en las cuales las comunidades inmigrantes pueden adaptarse a la sociedad receptora, deja a la vista dos modelos diferentes a partir de los cuales se pueden concebir las sociedades, a partir de la forma en la cual los Estados estipulan como se va a llevar adelante la adaptación de los foráneos a lo local. Esto es muy importante, porque es el Estado el que tiene el monopolio de las representaciones del mundo y decide que es lo que define a la cultura local (Araújo et al. 2018). En este sentido podemos encontrar dos modelos, el pluriculturalismo y por otro el multiculturalismo.

FLACSO (2007: 275), define al multiculturalismo como una “sociedad plural en la cual las diferentes preferencias culturales son garantizadas por el Estado”. Es decir, que el multiculturalismo proyecta una imagen de una sociedad en la cual existe una sola comunidad política pero que en su interior se pueden encontrar una serie de grupos y segmentos cuyas prácticas, valores, religiones y modos de relacionarse son completamente diferentes entre sí. En otras palabras, el modelo multicultural, entiende que existe un modelo cultural dominante, que es el del Estado, y al que los inmigrantes se tienen que adaptar2, pero al mismo tiempo acepta, tolera y respeta la diversidad de

cultural al interior de la sociedad. Es decir que, si bien admite la existencia de otras culturas, hay una que es la hegemónica y que se define como la cultura nacional.

Por otra parte, se puede definir a la pluriculturalidad como “una forma de estado que rompe con el viejo modelo monocultural hegemónico y se expresa como una realidad concreta en vigor en algunos países de los cinco continentes” (Araújo et al., 2018:40). En palabras de Yrigoyen:

2 Un ejemplo de esto, son los exámenes de integración a la cultura exigidos por algunos países como Suiza o los

Países Bajos, que le demandan a los inmigrantes cierto nivel de conocimiento del idioma, la cultura, la historia y la política local para poder acceder a un permiso de residencia y trabajo.

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13 La existencia simultánea – dentro del mismo espacio de un Estado-de diversos sistemas de regulación social y resolución de conflictos, basados en cuestiones culturales, étnicas, raciales, ocupacionales, históricas, económicas, ideológicas, geográficas, políticas, o por la diversa ubicación en la conformación de la estructura social que ocupan los actores sociales (2003: 80).

Dicho de otra manera, un modelo de sociedad pluricultural, deja atrás la concepción del predominio de una cultura sobre el resto, y no busca someter a las minorías al modelo dominante, si no intenta que todas converjan en la figura del Estado.

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CAPÍTULO 2

LA MIGRACIÓN CUALIFICADA DESDE AMÉRICA

LATINA HACIA LOS PAÍSES BAJOS: UNA

APROXIMACIÓN CONTEXTUAL

2.1 Migración latinoamericana en los Países Bajos: una breve

evolución histórica del fenómeno

Hacia el año 2000, la región latinoamericana tenía la tasa más alta de emigración en el mundo (Clarck, Hantton y Williamson. 2004) y según los datos de la CEPAL (2014) en 2010 se contaban aproximadamente unos 30 millones de latinoamericanos residiendo en otras regiones del mundo diferentes a la latinoamericana, lo cual equivale a decir que en ese momento un 4% de su población total residía en un país distinto al continente de origen. En este sentido, si bien Estados Unidos ha sido el principal destino al cual deciden emigrar la mayoría de los latinoamericanos, Ruiz Sandoval (2006) explica que la rigidez de las políticas migratorias estadounidenses, sobre todo después de los sucesos del 11/S, ha permitido el redireccionamiento de los flujos migratorios hacia Europa, la cual también es una región desarrollada y que, además, comparte una serie de vínculos culturales y lingüísticos con América Latina, lo cual ha facilitado que muchos latinoamericanos se asienten principalmente en España, Portugal e Italia.

Desde los tiempos de la Colonia la relación migratoria entre América Latina y el continente europeo ha sido una constante. Hasta mediados del siglo XX esta relación se caracterizaba por una gran inmigración europea hacia el continente latinoamericano, pero luego, la misma se ha invertido, y hacia el 2010 Latinoamérica se destacaba por ser un continente principalmente de emigración (CEPAL, 2010). Es decir, que el flujo migratorio entre América Latina y Europa es fundamentalmente dinámico. En este sentido, la OIM (2015) ilustra este dinamismo a partir de dos etapas históricas fundamentales: la primera comienza en el año 1997 hasta el año 2007, período en el cual la tasa de emigrantes de América Latina hacia Europa se sextuplicó. Este crecimiento se detuvo con la crisis del año 2008, que provocó una tendencia caracterizada por la disminución del flujo migratorio hasta el año 2012, año en el que se registraron mayores salidas desde Europa hacia Latinoamérica. Es importante destacar que, si bien la tasa de inmigración desde Latinoamérica hacia Europa ha disminuido en términos generales durante el período 2008-2012, España es el único país de la Unión Europea que ha presentado una disminución en su stock de inmigrantes latinoamericanos desde el 2008. Por otra parte, algunas consideraciones generales que caracterizan la emigración latinoamericana en Europa es que las diásporas del año están constituidas por grupos de mayor edad que las del 2000 y que cuentan con la proporción más grande de mujeres si

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se la compara con otras regiones del mundo. A su vez, la proporción de mujeres altamente educadas es más alta que la de los hombres (OECD, 2015).

Para ilustrar el dinamismo migratorio descrito en los párrafos anteriores, en el siguiente cuadro se puede observar el porcentaje de inmigración desde América Latina hacia diferentes destinos del mundo.

Porcentaje de inmigración desde América Latina hacia diferentes destinos en los períodos 2005–2007 y 2008-2010

Fuente: OIM (2015).

En este sentido es posible observar que los Países Bajos no conforman el principal destino de la emigración latinoamericana; es más, estos últimos son una minoría muy pequeña, con baja visibilidad en el espectro general de la inmigración en los Países Bajos. En términos de FLACSO (2007):

Actualmente la población extranjera, 3.147.615 personas, constituye el 20% del total de los habitantes de los Países Bajos. De estos, los 70.662 latinoamericanos residentes en el país actualmente son apenas el 2,2% del total de extranjeros, el 4% de la población clasificada como no occidental y el 0,4% de la población total de Holanda. Con estas cifras la población latinoamericana residente en los Países Bajos no presenta visibilidad si se compara con la presencia de otros grupos considerados minorías étnicas, tales como los turcos (364.333) o los marroquíes (323.239) (p. 117).

La dinámica migratoria entre la región y los Países Bajos ha variado a lo largo del tiempo, y su relación, al igual que la relación entre el continente europeo y Latinoamérica, se ha invertido, ya que aproximadamente hacia la década de 1960 los Países Bajos se convirtieron en un destino receptor de inmigración (Zorlu y Hartog, 2001), y en este sentido, Surinam y las Antillas Neerlandesas han conformado primordialmente los

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orígenes de los inmigrantes latinoamericanos y caribeños. En otras palabras, la OIM sostiene lo siguiente:

En el caso de los Países Bajos, los flujos datan de la década de los sesenta y provienen en su mayoría de territorios que fueron colonias neerlandesas siglos atrás, es decir, de países caribeños, particularmente Surinam y las Antillas Neerlandesas. Sin embargo, desde 2007, en los flujos de inmigración hacia los Países Bajos también se han registrado personas procedentes de Suramérica, aunque en mucha menor medida (OCDE, 2011). En 2009, el 45% de la inmigración desde ALC (17.000 personas) tuvo como fin la reunificación familiar, mientras que únicamente el 13% (5.000 personas) fue por motivos laborales (Loc. cit.) (2015: 60).

Hacia el año 2000 los Países Bajos eran el tercer destino de la emigración latinoamericana hacia Europa después del Reino Unido y España (Clark, Hatton y Williamson, 2004); el año siguiente se caracterizó por un incremento en la población latinoamericana de un 47% respecto a años anteriores (Sandoval, 2008). Hacia el 2005 los Países Bajos concentraban un 3,4% del flujo migratorio latinoamericano en Europa (Padilla y Peixoto, 2007). A partir de este momento este número ha aumentado, alcanzando hacia 2013 un 6%, convirtiéndose en el quinto destino de preferencia del continente (OIM, 2015). Por otra parte, según artículo publicado por el organismo neerlandés de estadísticas, Centraal Bureau voor de Statistiek (CBS), en el año 2018, la inmigración proveniente de las Américas ha aumentado entre el 2017 y el 2018. Resumiendo, según el CBS (2018) la tendencia migratoria general en los Países Bajos se encuentra caracterizada por una preponderancia de la inmigración europea, una disminución de la inmigración asiática, un aumento de la inmigración americana y una disminución de la emigración neerlandesa. Si bien es posible distinguir que hacia la década de 1960 los Países Bajos dejaron de ser un país de emigración para convertirse en uno de inmigración, principalmente debido a las políticas públicas destinadas al llamado de trabajadores foráneos (Van Meeteren, Van de Pol, Dekker, Engbersen y Snel, 2011) y la independencia de la excolonia holandesa de Surinam, lo que produjo una gran emigración desde esta excolonia hacia el país europeo y por este motivo, la mayoría de los inmigrantes de América Latina y el Caribe son surinameses, la inmigración de latinoamericanos no surinameses ha aumentado igualmente desde el año 2005.

Para graficar la evolución del stock de migración latinoamericana en Holanda se han realizado las siguientes tablas con la información del departamento de asuntos económicos y sociales de la organización de las Naciones Unidas, tomando como referencia los años 2000, 2005, 2010 y 2017:

Año 2000 Año 2005

País de origen

Cantidad de habitantes

en los Países Bajos País de origen

Cantidad de habitantes en los Países Bajos

Surinam 183.613 Surinam 189.945

Colombia 8.883 Colombia 11.688

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17

República Dominicana 5.593 República Dominicana 7.037

Chile 2.787 Chile 3.031 Argentina 2.020 Venezuela 2898 Perú 1.884 Perú 2.732 México 1.312 Argentina 2.716 Ecuador 876 México 2.086 Cuba 624 Ecuador 1.433 Uruguay 565 Cuba 1.002 Haití 541 Haití 972

Costa Rica 413 Uruguay 608

Guatemala 328 Costa Rica 560

El Salvador 267 Guatemala 547 Nicaragua 265 Nicaragua 337 Honduras 250 Honduras 326 Venezuela 213 El Salvador 317 Panamá 201 Panamá 243 Paraguay 156 Paraguay 169 Total 218.561 Total 238.834

Total sin Surinam 34.948 Total sin Surinam 48.889

Año 2010 Año 2017

País de origen

Cantidad de habitantes

en los Países Bajos País de origen

Cantidad de habitantes en los Países Bajos

Surinam 187.312 Surinam 191.986

Brasil 13.429 Brasil 18.714

Colombia 12.975 Colombia 15.455

República Dominicana 7.792 República Dominicana 9.383

Perú 3.453 México 4.577 Venezuela 3.333 Perú 4.349 Chile 3.050 Venezuela 4.148 México 2.882 Argentina 3.656 Argentina 2.844 Chile 3.599 Ecuador 1.798 Ecuador 2.530 Haití 1.245 Haití 1.518 Cuba 1.179 Cuba 1.415

Guatemala 632 Costa Rica 846

Costa Rica 625 Guatemala 817

Uruguay 619 Uruguay 703 Nicaragua 402 Nicaragua 549 Honduras 393 Honduras 520 El Salvador 347 El Salvador 437 Panamá 262 Panamá 343 Paraguay 177 Paraguay 223 Total 244.749 Total 265.768

Total sin Surinam 57.437 Total sin Surinam 73.782

Fuente: Elaboración propia con los datos publicados por el departamento de asuntos económicos y sociales de Naciones Unidas de los años 2000, 2005, 2010 y 2017.

Se puede observar que ‒con excepción de Surinam‒ Colombia, Brasil y República Dominicana, dependiendo del período histórico que se analice, son los países que lideran la lista de nacionalidades de inmigrantes latinoamericanos. Por otra parte, se espera que en los próximos años la tasa de inmigración latinoamericana en los Países Bajos

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incremente aproximadamente su número a 4.000 personas más por años, lo que alcanzaría al número de 250.000 latinoamericanos residentes en los Países Bajos hacia el año 2050, sin contar las personas provenientes de Surinam (FLACSO, 2007).

En líneas generales se podría resumir que el vínculo migratorio entre América Latina y los Países Bajos ha sido muy variado. Estos últimos han seguido el mismo patrón de migración de la región europea y se transformaron en la década de 1960 en un país de inmigración. En este sentido, si bien nunca conformaron el principal destino de los latinoamericanos en Europa, este vínculo ha sido bien dinámico ya que en el año 2000 fue el tercer destino elegido. Luego, hacia el 2005, la cantidad de latinoamericanos en los Países Bajos disminuyó en proporción a los que se encontraban en el resto de Europa y luego volvió a aumentar de manera constante. Tal es así, que hacia el año 2010 los Países Bajos ocupaban el cuarto puesto en la lista de los principales destinos de Europa (OECD, 2015). No obstante, este dinamismo, la cantidad de latinoamericanos en los Países Bajos ha aumentado de manera constante desde el año 2000, siendo los nacionales de Brasil, Colombia y República Dominicana los más numerosos (con excepción de Surinam).

Por otra parte, en relación con la población latinoamericana, un estudio exploratorio de Sandoval (2008) se dedicó a estudiar las características de la población latinoamericana residente en los Países Bajos durante el año 2002. En este sentido se detectó que las tres principales 3 causas de la emigración latinoamericana hacia dicho país se debían, en primer lugar, a los regímenes dictatoriales de la década de 1970, que causaron la expulsión de muchos latinoamericanos que llegaron como refugiados. En segundo lugar, a las condiciones socioeconómicas que afectaron la región bajo los gobiernos y medidas neoliberales que se llevaron a cabo entre 1980 y los 2000. En tercer lugar, debido al atentado a las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre del año 2001, que provocó un endurecimiento de las regulaciones migratorias de Estados Unidos y que afectó directamente a la cantidad de ingresos de latinoamericanos.

Otras consideraciones generales respecto de las características de esta población, según menciona Sandoval (2008), es que es una población mayormente femenina, cuyo promedio de edad son los 38 años, siendo el 40% mayor de 18 años. Por otra parte, se caracterizan por residir principalmente en las ciudades de Ámsterdam y Róterdam. Asimismo, en cuanto su nivel de educación, el 47% de ellos cuenta con niveles altos de estudios y el 27%, con títulos de posgrado. Finalmente, en relación con sus condiciones laborales, es una población laboralmente activa, ya que el 84% de ellos ocupa un puesto laboral formal en el mercado holandés.

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2.2 Migración cualificada desde América Latina

Un aspecto central de la migración es que los migrantes traen consigo habilidades valiosas (OCDE, 2015). En este sentido, la OCDE (2015) reportó que entre el año 2000 y el 2010 el número de los migrantes con alto nivel de cualificación subió drásticamente. Sin embargo, si bien este número ha crecido a través del tiempo, representa una proporción bastante pequeña de la migración total.

Como se ha mencionado en el primer capítulo de esta tesis, la emigración de personas con un alto nivel de cualificación es un rasgo que caracteriza a América Latina y el Caribe junto con otras regiones como África y Asia, ya que tienen el stock más grande de migrantes cualificados residentes en un país catalogado como desarrollado (Pellegrino, 2013). En este sentido, un 8% de las personas que alcanzan altos niveles de educación en América Latina deciden emigrar, lo que la convierte en la segunda región del mundo con tasas más altas de emigración de la población altamente educada (OECD, 2015), siendo Ecuador, Colombia y Uruguay los países con las tasas más altas de emigración de población altamente cualificada en la región.

Migrantes con alto nivel de cualificación por región de origen, 2000/1 y 2010/11

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Tasa de migración de personas con educación terciaria (% del total de la población con estudios terciarios)

Fuente: PNUD (2009).

Esta característica se ve acompañada de un patrón que ha distinguido al flujo migratorio latinoamericano entre los años 2000 y 2005/2006: La disminución en la proporción de los migrantes con bajo nivel de educación formal y un aumento de la emigración de personas con altos niveles de escolaridad. En ambos casos, con la excepción del Estado Plurinacional de Bolivia (CEPAL, 2014).

América Latina (países seleccionados3): Población de 15 años y más residente en países de la OCDE,

según nivel educativo, 2000 y 2005-2006

Fuente: OECD (2012). *Cifras aproximadas en torno a miles.

3 Esta tabla ha tomado como referencia los mismos países que formaron parte del proyecto IMILA del organismo

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Sin embargo, en términos absolutos, la migración de personas altamente cualificada representó solamente un 5% del total de la migración latinoamericana en Europa en el período 2008–2013, incluyendo los permisos para realizar actividades de investigación. En este sentido, la migración de alta cualificación disminuyó de forma constante durante todo el período mencionado, hasta el último año, en que aumentó respecto de los años anteriores. A pesar de esta disminución, el aumento del otorgamiento de permisos para realizar actividades de investigación ha crecido constantemente, casi un 100% (OIM, 2015).

2.2.1Migración cualificada desde América Latina hacia los Países Bajos

Aunque, como se ha dicho, los Países Bajos no conforman uno de los principales destinos de la emigración latinoamericana, es posible notar algunas peculiaridades que lo distingue de otros destinos europeos, sobre todo en su relación con los inmigrantes latinoamericanos con alto nivel de cualificación. En este sentido, los Países Bajos han otorgado un 19% de los permisos y autorizaciones para investigadores, lo que los convierte en el segundo país, después de Francia en otorgarlos a latinoamericanos en Europa. Esto es interesante, ya que a medida que España año a año ha disminuido el número de autorizaciones emitidas, “los Países Bajos registraron una subida constante desde 88 en 2008 a 379 en 2013” (OIM, 2015: 95). Asimismo, también fue el segundo país europeo en entregar la mayor cantidad de permisos a latinoamericanos para realizar actividades catalogadas como de alto nivel de cualificación entre 2008 y 2013:

España figura como el principal país emisor de permisos para realizar actividades de alta calificación para los ciudadanos de países de ALC; en el periodo aludido, el 35% de los profesionales provenientes de ALC recibieron su primer permiso de este país. A este le siguen los Países Bajos (14%), el Reino Unido (11%), Portugal y Francia (8% cada uno) (OIM, 2015: 95).

Permisos para profesionales altamente cualificados por país receptor y emisor, 2008-2013

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Es decir, que el vínculo migratorio entre Europa y la región latinoamericana no se caracteriza principalmente por la migración altamente cualificada, si no que esta representa una proporción muy pequeña respecto del volumen migratorio total. Sin embargo, sí es posible destacar algunas particularidades y tendencias, como un aumento del vínculo entre los años 2000 y 2006, seguido por una disminución en el período 2008– 2013, lo cual puede ser comprendido por un encarecimiento de los mercados laborales de Estados Unidos y España (OECD, 2015), y, además, caracterizado por un constante crecimiento del volumen de inmigrantes latinoamericanos radicados en Europa para realizar actividades relacionadas a la investigación. En este contexto, los Países Bajos juegan un rol importante, ubicándose segundos en la lista como proveedores de permisos para realizar actividades laborales altamente cualificadas y de investigación.

2.3 Regulación respecto de la recepción y tratamiento de la

inmigración cualificada

A la hora de hablar de las políticas holandesas respecto del tratamiento de la inmigración, es necesario tener en cuenta en primer lugar cuál es la regulación general de la Unión Europea respecto de esta temática y cuál es su vínculo con América Latina. En este sentido esta sección presenta una primera parte de análisis centrado en las políticas europeas sobre la inmigración y la inmigración cualificada, y luego una segunda parte sobre la legislación holandesa para comprender qué relación guarda esta legislación con la historia de la inmigración en los Países Bajos y cómo esta legislación afecta la inmigración cualificada.

2.3.1 Tratamiento de la inmigración cualificada en el marco de la Unión Europea

Si bien la decisión de emigrar es un acto profundamente individual, está condicionado por muchos factores macro como, por ejemplo, el marco legal que regula la residencia y el empleo en un país distinto al que nacieron. En términos de López Sala (2000: 88), “el fenómeno migratorio ha modificado considerablemente las relaciones entre Estados, convirtiéndose en un elemento fundamental de la agenda europea y de los contactos bilaterales”. Esta autora insiste en la idea de que la inmigración es un hecho social que indiscutiblemente afecta a la política estatal porque afecta “algunos de los conceptos articuladores del proceso de construcción nacional, como la ciudadanía, la identidad nacional o los derechos liberales” (López Sala, 2008: 87).

En este sentido, atendiendo la cuestión migratoria, la Unión Europea ha decidido en el año 2009 entregar la denominada ‘tarjeta azul’ a aquellos ciudadanos de terceros países que cumplan con una serie de criterios, como alcanzar un mínimo salarial y tener un grado de cualificación alto. Esta tarjeta les poder residir y trabajar allí de forma legal. Con esta iniciativa el organismo supranacional buscaba enfrentar la escasez de mano de obra en determinadas áreas (UE, 2009).

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La última modificación que sufrió la tarjeta azul fue realizada en el año 2017, después de que los Estados miembros notaran que no era muy efectiva. En 2012 se entregaron 23.419 tarjetas azules, en 2013 fueron 34.904 y en el 2014 se otorgaron 38.774, cifras que son insuficientes en comparación con las necesidades del bloque (UE, 2016). En este contexto, la nueva regulación incluye la disminución del monto mínimo salarial, una admisión más rápida y también permite la posibilidad de realizar otras actividades laborales paralelas.

En otras palabras, se podría decir que, a nivel regional, la inmigración cualificada busca ser promovida, ya que se entiende que el mercado laboral europeo no cuenta con el capital humano necesario para desarrollar ciertas actividades económicas que son ponderadas a nivel regional y que requieren de un nivel alto de educación formal. Sin embargo, el otorgamiento de la tarjeta azul no es muy frecuente y tiene un uso muy desproporcional en el continente europeo, ya que Alemania concentra alrededor del 85% del otorgamiento de dicho documento. En este contexto, los Países Bajos han otorgado 20 tarjetas azules en el año 2015, 42 en el 2016 y 58 en el 2017, concentrando un 0.2% del total de tarjetas azules entregadas en la Unión Europea.

2.3.2 Política neerlandesa respecto del tratamiento de la migración cualificada

Cibrián et al. (2012) sostienen que mientras que algunos organismos supranacionales buscan gestionar la migración, los gobiernos tienen un rol que involucra mayormente los esfuerzos por integrar a los inmigrantes. En el caso de los Países Bajos, como se pudo observar, las regulaciones y prácticas de la Unión Europea como el otorgamiento de la tarjeta azul no son muy populares; algunas razones de esta impopularidad recaen en que la tarjeta azul fue introducida en los Países Bajos recién en el año 2011 y que el mínimo salarial exigido para ésta es aproximadamente un 17% más alto que el exigido por el programa de migración cualificada holandés (OECD, 2016). En este sentido, en esta sección se analiza la forma en la cual los Países Bajos han regulado la situación de la migración cualificada y cuáles son las medidas tomadas para integrarlos a la sociedad holandesa.

Como se ha mencionado, los Países Bajos han sido principalmente un país de emigración hasta 1960, donde la tasa de inmigración superaba ampliamente la de emigración. Ersanilli (2014) distingue esta evolución de la siguiente manera: entre 1590 y 1800 la tasa de inmigración no era menor al 5%, sin embargo, este número disminuyó a un 2% en 1880 y luego de la Primera Guerra Mundial los Países Bajos experimentaron una tasa migratoria negativa; es decir, que el número de emigrantes era mayor al de inmigrantes. Esto se debió a que el gobierno holandés promovió la emigración. Sin embargo, un poco más tarde, hacia 1960, los Países Bajos experimentaron un aumento notable de la tasa de inmigración debido principalmente a los siguientes factores: la independencia de Surinam e Indonesia, el reclutamiento de trabajadores extranjeros (gastarbeiders), los flujos de personas solicitantes de entrada al país a partir del status de refugiados (Zorlu y Hartog, 2014) y la reunificación familiar, que tuvo un mayor peso en 1980, cuando las familias de los trabajadores que habían sido reclutados por los Países

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Bajos desde la década de 1960, decidieron emigrar allí para reunirse con sus familiares (Ersanilli, 2014). “Entre 1995 y 2002, el total de población de los Países Bajos de origen no occidental aumentó en un 38%, mientras que los inmigrantes de origen occidental sólo aumentaron en un 7%” (Doomernik y Mak 2003: 97). Esto es interesante, porque si bien el análisis histórico da cuenta de que los Países Bajos se han transformado en un país receptor de inmigración desde la década de 1960, no es sino hasta 1998 que el gobierno comenzó a generar programas en vistas a regular la situación migratoria y fortalecer la integración de los inmigrantes en la sociedad holandesa (Zorlu y Hartog, 2001).

En este contexto, en los años 2000 y 2013 la legislación holandesa respecto del tratamiento de la inmigración tuvo cambios significativos. En 2000, bajo el denominado Aliens Act, se buscaba disminuir el número de inmigrantes que llegaban a los Países Bajos por motivos de reunificación familiar. De esta forma, según el Aliens Act, los trabajadores permanentes deberían cumplir con algunos requisitos para que sus esposas o esposos pudieran obtener visa holandesa: ganar un salario determinado, cuya suma mínima aumentó un 100% en relación con el año anterior; tener al menos 21 años de edad; tener un contrato laboral de por lo menos un año; los esposos o esposas deberían también tener al menos 21 años de edad. Por otra parte, el caso de la inmigración con altos niveles de cualificación fue distinto, ya que el gobierno introdujo medidas que facilitaban la entrada de estas personas. Por ejemplo, los profesionales cualificados no estaban obligados a completar los requisitos de la integración cívica que el gobierno holandés sí exigía para inmigrantes con un status diferente y podían postular a una admisión rápida con el Immigratie- en Naturalisatiedienst, IND (el servicio de inmigración y naturalización holandés). Además, algunos rubros como la medicina y la investigación no necesitaban contar con un salario mínimo para trabajar y residir en los Países Bajos y en 2004 los trabajadores del conocimiento (knowledge workers) también fueron reconocidos como migrantes con alta cualificación y pudieron acceder a los mismos beneficios (Ersanilli, 2014).

Por otra parte, en el año 2013 se introdujeron las últimas modificaciones a la legislación holandesa a partir de las MMPA (actas de políticas migratorias modernas), las cuales establecían, entre otras cosas, la figura del sponsor y refiere a que todos los inmigrantes, incluidos aquellos con alta cualificación, deben tener un sponsor (patrocinador), es decir, una compañía o una institución con sede en los Países Bajos que les provea de un contrato de trabajo, pero que, además, estén inscritos en el IND bajo esta figura legal y que cumplan con los requisitos legales necesarios para poder contratar personal extranjero de alta cualificación (Zeldin, 2013). En este sentido, son los sponsors los encargados de llevar adelante los trámites necesarios para regularizar la situación migratoria en nombre de los trabajadores que desean contratar y, en caso de no cumplir con las normativas correspondientes, pagar una serie de multas que la norma prevé.

En este sentido, la última modificación del año 2013 intenta simplificar el proceso de admisión de inmigrantes, haciendo que las compañías para las cuales trabajan se responsabilicen de regularizar su situación migratoria. Sin embargo, las políticas de sponsorship no favorecen a las pequeñas empresas, para quienes los costos y riesgos de contratar personal capacitado desde el exterior son comparativamente mucho más altos

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