El Largo viaje de Semprún, testimonio ficción e
historia
Memorias de un deportado
Masterscriptie Romaane letterkunde
Student: Karel Weima (1887327)
Begeleider: Prof. dr. H.L.M. Hermans
Groningen, 3-‐12-‐2013
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In deze scriptie demostreer ik dat El largo viaje van Jorge Semprún door middel van het
gebruik van litaire strategieen een Linux de memoire is geworden met betrekking tot de
geschiedenis van de Spaanse gedeporteerden tijdens de tweede wereldoorlog. In de scriptie
zet ik uiteen hoe de strategieen gebruikt worden en wat voor invloed ze op de lezer hebben.
De strategieen kunnen onderveeld worden in drie categorieen: het gebruik van fictie, het
gebruik van de herinnering, en het gebruik van het ‘zwijgen’.
Trefwoorden: Jorge Semprún, Guerra Civil, Segunda Guerra Mundial, Franco, Barthes,
Riccoeur, Todorov, testimonios, memoria, Halbwachs.
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AgradecimientosTengo sobre todo que agradecer a mi madre que con mucha paciencia me ha ayudado a corregir mi texto. También por prestarme sus libros, y cuando me faltaba uno no ha dudado en comprarlo.
A mi director de tesina, Hub Hermans, por las diferentes lecturas de mi trabajo, sus comentarios, correcciones y consejos y por lo mucho que me ha animado para investigar en mi trabajo.
A Anna, mi novia por ayudarme a dar formato a mi trabajo
A mi tío José María por las conversaciones mantenidas en las noches de verano sobre la guerra civil y sobre los años de la posguerra, con él he aprendido mucho
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A Norbert Ribard, prisionero en Compiègne, deportado a Neuengamme y desaparecido el 3 de mayo de 1945 en Lubeck en5
Los deportados españoles en Mauthausen saludan a su liberadores de la 11ª División Acorazada de los EE.UU el 6 de mayo de 1945.
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ClasificacionesHay tres clases de hombres: A) Los que cuentan su historia
B) Los que no la cuentan C) Los que no la tienen
Max Aub
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Índice 1. Introducción 72. Tipos de memoria 10
3. La política del silencio 12
3.1 Neutralidad, no beligerancia y complicidad del franquismo 14
3.2 Memoria y silencio en España 20
4. Primo Levi, ritualización de la memoria 25
5. Jorge Semprún 28
5.1 El largo viaje 29
6. Función de la ficción 32
7. Función de la memoria 36
7.1 Recuerdos sobre su infancia y su juventud hasta la entrada en 38 el maquis
7.2 Recuerdos sobre el maquis, su detención en Auxerre y su estancia 39 en Compiègne
7.3 Recuerdos de Buchenwald 40
7.4 Recuerdos acumulados tras la liberación del campo 41
8. Función del silencio 44
8.1 La tentación del silencio o la imposibilidad de contar 45
8.2 El silencio como figura retórica 48
8.3 El silencio aludido y el silencio visualizado 49
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1. IntroducciónCuando empecé a concebir mi trabajo de investigación me dije que sería muy importante concentrarme en el testimonio literario de españoles sobre los campos de exterminio nazi, ya que siempre me ha extrañado que se hable tan poco en España sobre este tema. Al contrario que en Europa no existe en España una ‘cultura sobre el holocausto’. Reyes Mate comenta en el artículo del País del 23 de abril de 1998, que en España no hay ni rastro de lo que se puede llamar la ‘cultura del Holocausto’, ya que España ha vivido de espaldas a lo que él considera el acontecimiento más significativo del siglo XX. Maarten Steenmeijer señala acertadamente que España no sufrió de una manera directa las consecuencias de la política antisemita impuesta por la dictadura nazi (2009:199), aunque Steenmeijer se olvida de la División Azul o el gran número de trabajadores enviados por Franco para ayudar a la industria nazi, o los miles de republicanos exterminados o muertos en los campos nazis. Muchos españoles vivieron durante decenios pensando que Franco los había salvado de la II Guerra Mundial. Lo que pocos sabían es que Franco había firmado ya en marzo del 36 un pacto secreto de amistad y de cooperación con el gobierno nazi (Di Febo & Santos Juliá 2005:43) y que solo en el 1944, cuando ya estaba muy claro quien iba a ganar la guerra, firmó un acuerdo con Gran Bretaña y con los Estados Unidos reduciendo los acuerdos con Alemania. El 15 de agosto Franco hace izar la bandera para celebrar con los aliados el final de la guerra (Ibíd.:47).
Los decenios siguientes Franco impondrá, tras el rechazo recibido por las ‘tres grandes’ potencias, el Reino Unido, la URSS, y EE.UU. para ingresar en la ONU (Tamames 1974:546), una política de aislamiento y procurará que la memoria histórica sobre la Guerra Civil y la II Guerra Mundial quede reducida a la impuesta por el régimen.1 La historia que será impartida en las escuelas será la de la España gloriosa, católica y franquista.
Todos los españoles que se vieron forzados a huir de España habían ya dejado de ‘ser españoles’ desde que Franco asumió el poder, y con ellos se perdió parte de la memoria colectiva del genocidio nazi. No debemos olvidar que al igual que muchos judíos, gitanos, homosexuales, comunistas y miembros de la resistencia también los españoles que habían
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huido de España al instalarse Franco en el poder, tras tres años de guerra interna, fueron llevados a distintos campos de concentración. Muchos de ellos fueron trasladados más tarde a campos de exterminio, la mayoría de ellos a Mauthausen. Las cifras oscilan entre 15.000 citados por Wingate Pike (2006:36) y Paul Preston (2006:315) 10.000 por Steenmeijer (2009:199) y 7.000 por Céspedes (2012:24). En los últimos diez años gracias a la labor de la Amical de Deportados de Mauthausen2 y al continuo esfuerzo de muchos españoles por integrarse a Europa se empieza a hablar y a escribir cada vez más sobre el tema, aunque las informaciones todavía no forman parte de la cultura popular.
En Italia no ocurre lo mismo que en España ya que los italianos tomaron parte activa en la guerra al lado de Hitler. Es por esto que la obra de Primo Levi adquiere una capital importancia. Su libro Se questo e un uomo (1958) es lectura obligatoria en los liceos italianos. Su deseo de recordar y de no olvidar nunca, ha dado sus frutos. Primo Levi impulsado por el dolor y por el deber se comprometió toda su vida a dar testimonio en su literatura sobre los campos de exterminio. Nadie pone hoy en duda la verdad histórica de su testimonio literario. Ha habido también en España algunos autores que por su conciencia política y por su labor durante la Segunda Guerra Mundial sí se comprometieron con esta literatura de concentraciones.
Entre ellos ocupa Jorge Semprún un lugar prominente. Él igual que Levi, se comprometió con su literatura a pactar con la verdad histórica, dando testimonio sobre su experiencia vivida y las de otros. Es este pacto con la historia, en forma de literatura, el que va a ser el objetivo de mi trabajo: cómo compaginar ficción y testimonio histórico, sin que el testimonio pierda credibilidad, cómo se visualiza la historia en la literatura de Semprún, cómo integra la ficción de manera que no pierda la realidad histórica ningún valor y cómo puede la ficción incluso apoyar los hechos históricos haciéndolos más verosímiles. Al final de esta investigación quedará demostrado que la obra concentracionaria de Semprún es un documento testimonial con valor histórico y que al igual que la obra de Primo Levi se ha convertido en un lugar de memoria. En este trabajo de investigación nos centraremos en la novela autobiográfica, El largo viaje de Semprún. Hemos elegido esta obra de Semprún ya que está en la misma línea de ‘testimonio histórico’ de Primo Levi. Semprún, también deportado, sufrió como él internamientos en campos de concentración, y como él fue también testigo directo de lo que describe. Su testimonio es igualmente un testimonio literario, artístico y adscrito a la literatura. Lo que me interesa en este trabajo es investigar el lenguaje y las estrategias literarias que utiliza Semprún para contar sus experiencias. ¿Qué papel cumple la ficción y la imaginación literaria? ¿Cómo elabora su trabajo de memoria y cuáles son las técnicas narrativas que utiliza para dar testimonio? Siguiendo la pregunta de Roland Barthes: “¿Dónde, pues, buscar la estructura del
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relato?” (1977:4) vamos a tratar de acercarnos al texto y entender como los diversos aspectos de la narrativa influyen y refuerzan la comunicación con el lector, con el fin de motivar en él la emoción requerida para poder desplazarse en el tiempo. Y como dice Paul Ricoeur: “efectuar el transfer por analogía” (1988:185). Para ello vamos a estudiar el texto ayudándonos del análisis estructural que hace Barthes de los relatos. Para analizar la memoria y ver como esta configura el texto nos hemos basado en el estudio de los formalistas rusos, sobre todo en el estudio que Tzvetan Todorov hace del discurso en Genres in discourse3 y para la terminología emplearemos
las categorías que Gérard Genette desarrolló para el análisis de la voz.
Los personajes de Semprún son reales aunque también los haya de ficción, y lo narrado es o pretende ser autobiográfico, su obra la podemos incluir en el género denominado acertadamente por Céspedes como “obras autobiográficas concentracionarias” (2012:31). Además, Semprún recorre el mismo itinerario que muchos de los españoles que tuvieron que huir de España: exilio, resistencia, deportación, exilio. Su testimonio aparte de atenerse a la verdad, por lo tanto histórico, es literario y se incluye en las obras universales. Es traducido a numerosas lenguas y ha ganado diferentes premios. Jorge Semprún es escritor, guionista, exministro de cultura, luchador por los derechos humanos y la defensa de la memoria, pero es además como él mismo dice, un deportado de Buchenwald. Y porque no ha dejado de serlo nunca simboliza a todos los demás republicanos que como él no dejaron jamás de definirse así. Para el análisis sobre la ficción me han ayudado mucho los libros de Hayden White, gran conocedor de la teoría de la historia, filosofía y antropología, así como diversos estudios de Paul Ricoeur. Sus estudios sobre la ficción en la historia y en el testimonio literario han sido la base de este estudio, así como las obras sobre la memoria del profesor Halbwachs y Pierre Nora. Los diversos estudios de Tzvetan Todorov sobre el testigo y el recuerdo, los estudios de Roland Barthes sobre ficción e historia me han servido también para analizar y comprender mejor la importancia de los recursos literarios en la obra de Semprún. Diversas entrevistas con Semprún, Reyes Mate y Paul Ricoeur han completado mis análisis. En los últimos diez años han aparecido diversos estudios sobre los republicanos españoles deportados a los campos de exterminio nazi que me han parecido importantes para mi investigación como el excelente libro del historiador británico David Wingeate Españoles en el holocausto (2006), Historia de los españoles en la II Guerra Mundial (2009) del documentalista y periodista Alfonso Domingo, The Spanish Holocaust (2012) de Paul Preston y el The Holocaust in Spanish Memory (2010) de López-‐Quiñones y Zepp que recoge artículos de diversos autores entre ellos Reyes Mate e Isabel Estrada y Sharon Marquart. Pero serán los libros que recogen diversos testimonios de deportados españoles Triángulo azul de Mariano Constante y Manuel Razola (2008), Republicanos Aragoneses en la Segunda Guerra Mundial de Diego Gaspar Celaya (2010) e Itinerarios e identidades de Calvo
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Gascón (2011) los que me han parecido más interesantes para investigar y comparar las memorias literarias de Jorge Semprún con los testimonios directos de antiguos deportados. Diversas obras sobre la literatura de la deportación y material histórico sobre la era franquista, todas ellas nombradas en la bibliografía han completado mi investigación.
2. Tipos de memoria
Antes de empezar a hablar sobre la actitud de España ante los acontecimientos de la II Guerra Mundial y como ésta ha repercutido en una memoria histórica diferente al resto de Europa, vamos a pasar a aclarar los diferentes pensamientos sobre los diferentes tipos de memoria. Para ello vamos a basarnos en Maurice Halbwachs (1991), Pierre Nora (1989) y Ricardo García Cárcel (2011).
Maurice Halbwachs publica en 1925 Les cadres sociaux de la mémoire en la revista sociológica Les Travaux de L’Année Sociologique utilizando por primera vez el término de ‘memoria colectiva’. Dos de sus hipótesis mas importantes son que la memoria colectiva retoma su fuerza y su valor duradero de la colectividad (1991:15) y que no podemos separar la memoria individual de la memoria histórica (Ibíd.:17). Todas las memorias individuales dependen de una memoria colectiva y es esta memoria colectiva la que da al grupo una identidad y coherencia social. Los hechos ocurridos en el pasado se convierten a veces en recuerdos. Cada miembro revive y enriquece su memoria con los recuerdos de los otros miembros. Cada grupo desarrolla de esta manera una memoria colectiva que mantendrá estos recuerdos vivos mientras el grupo viva o lo considere necesario. La memoria colectiva remite así a la memoria compartida de tales recuerdos por un determinado grupo de la colectividad. Esta memoria colectiva existe mientras viva este grupo. Cuando el grupo desaparece esta memoria colectiva se convierte entonces en histórica. Halbwachs (Ibíd.:30) considera que hay diferentes memorias colectivas pero solo una historia. La memoria colectiva (Ibíd.:45) alcanza hasta un determinado punto del pasado y es en este punto que la historia comienza. Esta retiene del pasado solo lo que está vivo en el recuerdo. Halbwachs no considera muy acertado el término de memoria histórica (Ibíd.:27), según él se mezclan dos conceptos: memoria e historia que son complementarios. La historia comienza donde termina la memoria colectiva.
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existe (Ibíd.:8). La memoria para Nora es absoluta y se alimenta de recuerdos concretos, mientras que la historia es relativa. Es el primero en hablar sobre Le lieux de memoires (Ibíd.:11), aunque Halbwachs ya lo había anticipado al ligar la memoria a los conceptos de espacio y tiempo (1950:55). Estos lugares de memoria siempre son ambiguos, naturales o artificiales. Para ser lugar de memoria tienen que tener un sentido material, simbólico y funcional (Nora 1989:18). Y lo que es más importante, éstos tienen que tener al principio una voluntad de memoria, para luchar contra el olvido. Nora añade (Ibíd.:19) que cuando falta esta intención de memoria no son lugares de memoria sino lugares de historia. A través del tiempo o por la voluntad de una colectividad pueden convertirse en patrimonio cultural de una colectividad (Hermans 2008:80). Pensemos en nuestros “dos minutos de silencio” en el 4 de mayo. Estos lugares de memoria van a ser muy importantes para nuestra investigación. Lo que nos parece más importante para nuestro trabajo es el pensamiento de Nora de que la memoria sólo conoce dos formas de legitimidad: la histórica y la literaria (1989:24). Estas se han ejercido paralelamente pero hasta ahora siempre de manera separada. Hoy en día estas dos disciplinas están integradas. Según Hermans (2008:80) es en la época del postmodernismo en la que estas dos disciplinas confluyen de nuevo para dar origen a nuevos géneros literarios como la novela histórica, memorias o la novela autobiográfica que será el núcleo de nuestro trabajo, y vamos a considerar también la memoria colectiva como una parte integrante del discurso histórico. Ricardo García Cárcel en La herencia del pasado (2011) nos dice también que se ha abusado del término memoria histórica, sobre todo en España y la llamada ‘memoria-‐rescate’, ya que el término memoria histórica está muy politizado.4 Es a causa de la política de Franco y de la poca atención que se prestó en la transición a las víctimas de la Guerra Civil que este término de ‘memoria histórica’ ha sido incluso asignado a un año. El año 2006 se declaró en España el año de la memoria histórica. Y en el año 2007 se aprobó la ley de Memoria Histórica: “ley por la que se reconocen y se amplían los derechos y se establecen medias a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura.”5
4 Ricardo García Cárcel: “En los últimos años se ha usado y abusado en nuestro país de un término, memoria histórica, para invocar la necesidad de rescatar del presunto silencio u olvido un hito trascendental de nuestra historia reciente: la Guerra Civil. (2011: 24)
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3. La política del silencio
La memoria colectiva remite a los recuerdos compartidos por un grupo de una colectividad. Estos recuerdos colectivos proporcionan al grupo una identidad o una cohesión social, influyendo en el patrimonio cultural de tal colectivo. Cuando Reyes Mate comenta en su artículo del El País del 23 de abril de 1998, que en España no hay ni rastro de lo que se puede llamar la cultura del holocausto porque España ha vivido de espaldas a este hecho, se limita en dicho artículo a hablar del exterminio de los judíos por la maquinaria nazi, pero no dedica ni una sola palabra a los republicanos españoles deportados, víctimas también del mismo régimen. Parece como si España y los españoles hubieran permanecido ajenos a esta barbarie.
En Europa y en los EE.UU. hay al final de los 40 y en la década de los 50 una reacción negativa de parte de la población en general a recordar todo lo ocurrido. La gente quiere olvidar y concentrarse a llevar ‘una vida normal’. Gillian Banner dice en Holocaust Literature sobre este silencio que mucha gente, incluso muchos judíos, no quería oír las historias sobre los campos de exterminio. Pero según él, solo con el paso del tiempo desapareció la rivalidad entre los diferentes grupos y se vio una voluntad más clara en la sociedad para salir de la oscuridad de los recuerdos (2000:22). La mayoría de los culpables ya habían sido juzgados en Nürnberg y se impone de una manera inconsciente el silencio para poder vivir, como dice Semprún.
Todavía en el año 1955, Primo Levi acusa en una conferencia dada en Torino a la sociedad de no querer oír nada sobre los campos de exterminio. Empieza su conferencia diciendo:
Pasados diez años la liberación de los Lager; resulta triste y significativo tener que constatar que, al menos en lo que concierne a Italia, el asunto de los campos de exterminio, lejos de haberse convertido en historia, se encamina al más completo olvido. (2009:29)
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resistencia heroica de los comunistas, pero sin reconocer lo específicamente antijudío de la dictadura nazi. Pero este silencio agobia cada vez más. Los que han sufrido se dan cuenta de que tienen que hablar, que tienen que contar para que la historia no se vuelva a repetir y poco a poco se va rompiendo este silencio impuesto como táctica de sobrevivencia6. No olvidemos que Primo Levi tiene que esperar hasta 1957 para ver editado su libro Si esto un hombre, que ya había sido escrito en el 1947, y que ya entonces había sido rechazado por distintos editores. Hay que esperar la década de los 60, una vez tomada una primera distancia temporal de los horrores de la guerra, para que se empiece a observar una reflexión sobre la importancia de la memoria histórica, qué es lo que se tiene que recordar y qué es lo que se quiere olvidar. Tanto la creación literaria como al afán científico de reproducir la historia empieza a formar parte de la cultura de estas décadas. Art Spiegelman comenta que sus padres nunca hablaban sobre lo que habían sufrido y que tuvo que esperar hasta los años 70 para oír por primera vez la palabra holocausto (2011:12). Es a raíz de este descubrimiento que empieza a trabajar en su famosa novela gráfica Maus, la historia que cuenta la deportación de sus padres. Es en la década de los 80 cuando empiezan a surgir, cada vez con más frecuencia, documentos históricos tanto en forma de películas o de novelas dando testimonio de una memoria colectiva. Podemos decir que la memoria se convierte así a veces en un objeto de consumo ayudado por la televisión y por los otros medios de divulgación. Cada país utiliza la memoria para resaltar a sus héroes. También se realizan en este tiempo muchas películas, documentales, entrevistas o exposiciones.
Hoy en día, quizás a causa de que la generación que participó en la II Guerra Mundial, está desapareciendo, existe un afán por conservar todo lo relacionado con aquellos hechos.
A partir de la década de los 60 se rompe el silencio y se empiezan a buscar nuevos términos para describir la masacre efectuada por la dictadura nacionalsocialista de Hitler. ‘Holocausto’ ha sido la palabra más usada para referirse a los crímenes nazi. Muchos historiadores y autores la consideran errónea, aunque hay que reconocer que es el término más difundido y generalizado7. Corominas dice en El Diccionario Etimológico que aparece su uso hacia 1440, y deriva de la palabra griega: holócaustos y significa: “sacrificio en que se abraza el víctima por entero” (1980: 323). Gillian Banner ve en la palabra asociaciones cristianas, es a causa de esta connotación divina que muchos escritores se muestran reacios a utilizar este término (2000: 6). Primo Levi también se opuso al uso de esta palabra y dice:
6 Reyes Mate en su entrevista con Fedicaria cita el libro de Peter Novick Judíos, ¿vergüenza o victimismo? El Holocausto
en la vida americana y dice que incluso los responsables judíos en los EE.UU. dieron la orden de que no se hablara. El
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(…) nunca me ha gustado la palabra "Holocausto". No me parece un término apropiado, es retórico y, sobre todo, erróneo. Representó un punto de no retorno en términos de proporciones, sobre todo de recursos, porque por primera vez en tiempos recientes el antisemitismo se convirtió en un proyecto planificado, organizado a nivel de Estado”(Entrevista con Jack Fuchs, 'El poder de las palabras')8.
Jorge Semprún tampoco es amigo de la palabra y narra todo lo ocurrido en los campos sin nombrarla nunca. En su articulo El holocausto 60 años después dice Semprún que: “‘Holocausto’, por ejemplo, es un contrasentido casi obsceno. ‘Shoah’, que se ha impuesto de la ficción testimonial de Claude Lanzmann perdurará probablemente.” Gillian Banner (2000: 6) tras reflexionar sobre cuál es la palabra más adecuada decide utilizarla porque es el término más difundido, aunque ve el uso de ella problemático, por eso incluye también la palabra ‘Shoah’ (Ibíd. 7)
3.1 Neutralidad, no beligerancia y complicidad del franquismo
La memoria colectiva o histórica en España sobre los campos de exterminio es diferente de la que tiene el resto de Europa. Creo que la principal causa de esto es la relación entre los hechos acontecidos durante la II Guerra Mundial y la represión franquista. El régimen impuesto por Franco tras ganar la guerra fue un régimen tan fascista como el de Italia o el de Alemania e incluso mucho más largo, ya que la sociedad española vivió hasta el año 1948 bajo el estado de guerra formalmente declarado por la Junta de defensa nacional (Di Febo & Juliá, 2005:31). La Junta de defensa se inventó leyes jurídicas para ejecutar una ejemplarizante represión (Ibíd.:32). Lo más importante era infundir miedo a través del ejemplo. Según Di Febo & Juliá la represión no consistía en asegurar la victoria militar sino en extirpar todas las ideas ajenas al régimen. Esta represión llevó al exilio a medio millón de españoles, encarceló a unos 300.000 y fusiló a otros 50.000, tras el día de victoria el 1 de abril del 1939 (Ibíd.:43). Ricardo García Cárcel añade 214.000 muertos en la posguerra, a causa del hambre o de la represión (2011:496) Un episodio muy oscuro en la historia de España es la participación pasiva y activa del régimen en la política de los campos de exterminio tanto de personas ajenas al régimen como de judíos. Aunque sobre la salvación de los Judíos ha habido diferentes teorías y mitos.9
8 Antonio Muñoz Molina dice en el prólogo de la Trilogía de Auschwitz que “[Primo Levi] veía en ella una tentativa de encontrar un sentido de sacrificio sublime o de pasión religiosa a lo que no había sido más que un proyecto político de sometimiento y destrucción de los seres humanos” (2005: 12)
9 En su libro El Franquismo, cómplice del holocausto de Eduardo Martín Pozuelo investiga sobre la participación del régimen en la salvación de los judíos españoles y plantea la tesis que en la mayoría de los casos fue mito y
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Ya durante la Guerra Civil tanto Italia como Alemania ofrecieron apoyo militar a Franco. Recordemos el bombardeo de Guernica por los cazas alemanes el 26 de abril de 1937 y los regimientos italianos ofrecidos por Mussolini. En el año 1939 tras la victoria de Franco, Hitler y Mussolini le pasaron la factura. Franco, bajo una falsa neutralidad se tuvo que poner al lado del eje. Inmediatamente terminada la Guerra Civil, España anunció, el 27 de marzo, su adhesión al pacto Anti-‐Komintern y el abandono de la Sociedad de naciones (Di Febo & Julia, 2005:43). Tamames dice que ya días antes del fin de la Guerra Civil, Franco estableció “vínculos formales entre el Nuevo Estado y Alemania e Italia, e incluso con el Japón, es decir con las tres potencias que en 1940 firmarían el famoso Pacto Tripartito” (1974 534).
En el año 1938 Himmler toma contacto con el ministerio del orden público, exactamente con el general Martínez Anido, para firmar un contrato de cooperación. La Gestapo le reclama la repatriación de los comunistas y socialistas que habían luchado en las Brigadas Internacionales y que habían sido capturados (Preston, 2013:490) por las tropas sublevadas. Este contrato firmado el 31 de julio permitió el intercambio de prisioneros entre los dos regímenes.10 Los alemanes arrestaron a figuras prominentes incluidas en la lista de Lequerica, como Lluis Companys Jover, el presidente de la Generalitat de Cataluña. También fue arrestado el cuñado de Azaña Cipriano Rivas Cherif, con dos íntimos amigos del presidente en exilio: Carlos Montilla Escudero y Miguel Salvador Carreras (Preston, 2005:492).
Entre los años 1939 – 1942 Franco se sitúa claramente al lado de Hitler, aunque oficialmente hace todo lo posible por declararse neutral. Esta ‘neutralidad’ estaba causada por el miedo que Franco le tenía a Gran Bretaña y a Francia, ya que estas potencias hubieran impedido la entrada de alimentos y combustibles si España hubiera entrado de manera activa en la guerra. Hay que decir que España por una parte, no compartía totalmente la ideología antisemita cada vez más clara y extrema de Europa. Dice Eduardo Martín de Pozuelo que Nicolás Franco, hermano del dictador, abogó por la suerte de los judíos, por lo que Ramón Serrano Suñer entonces ministro de asuntos exteriores, lo envió de embajador a Lisboa (2012:21). El ministerio de asuntos exteriores lo encabezaba Suñer, falangista y pronazi, y José Félix de Lequerica, monárquico y franquista que se caracterizó durante la II Guerra Mundial “por ser el martillo contra la resistencia española formada por exiliados” (2012:44) era el embajador español en Francia. Franco y la Falange se alegraban a medida que Alemania ganaba batallas y ocupaba territorios en Europa, ya que esto confirmaba la posición de Franco en
personas puestas en sus manos por los nazis y lo fueron por el patético hecho de apoderarse de los bienes de los deportados a los que sólo consideraron españoles a la hora de reclamar sus dineros y haciendas.” (2012:20) 10 Preston: “Serrano Suñer was particularly interested in the whereabouts of several prominent captured
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España y en el resto de Europa. El 22 de junio de 1940 Hitler obligó a Francia a firmar el segundo armisticio en Compiègne (Preston, 2013:490)11. Este armisticio le permitía a Alemania ocupar las dos terceras partes de Francia, la parte no ocupada pasaría a ser controlada por el gobierno de Vichy, presidido por el mariscal Pétain. José Félix de Lequerica sirvió de mediador para la firma de este armisticio. Esto le permitió a España ocupar Tánger, que a partir del 4 de noviembre quedó bajo control español (Di Febo & Julía 2005:44, Tamames 535:1974). Di Febo & Julía opinan que esta fue la primera vez que Franco pensó entrar de manera activa en la guerra12 y Tamames ve en el discurso que Franco pronunció el 17 de julio de 1940 el deseo claro del régimen para entrar en la guerra al lado de Hitler cuando habla de un orden nuevo en Europa:
(…) la España que tejió y dio vida a un Continente, se encuentra ya con pulso y virilidad. Tienes dos millones de guerreros dispuestos a enfrentarse en defensa de sus derechos (1974:536-‐537).
En abril de 1940 Mussolini decide entrar en la guerra al lado de los alemanes, por lo que Franco decide cambiar el estatus de neutralidad por el de no beligerancia (Beevor, 2006:424), lo que le permitía un lugar privilegiado al lado del eje sin ganarse la enemistad de los aliados. La entrada de España en la guerra se volvió a cuestionar en septiembre de 194013, planeándose la operación ‘Felix’, que planeaba ocupar Gibraltar y utilizar el sur de España como base de ataque y vía de tránsito para las acciones en los territorios situados en el norte de África (Tamames: 1974:536). Pero Serrano Suñer dudaba de las garantías dadas por Ribbentrop y Hitler sobre las aspiraciones de España en el norte de África y sobre los propósitos italianos sobre la internacionalización de Gibraltar (Ibíd.1974:538). Franco y Hitler se reunieron de nuevo, el 23 de octubre y el 19 de noviembre en la estación de tren de Hendaya, donde se redactará el ‘Protocolo de Hendaya’ “en el cual se establecía que España entraría en la guerra al lado de las potencias del Eje, si bien se agregaba que oportunamente se fijarán los detalles” (Ibíd. 539). Pero a partir de este momento, Hitler se concentró en la preparación del ataque a la unión Soviética, mientras tanto el ejército italiano era derrotado en el norte de África. A partir de ahora todo se concentraba en la invasión de la unión Soviética. Franco y Suñer conscientes del curso de la guerra consiguieron escapar de la exigencias de Hitler presentando como excusa la situación económica por la que estaba pasando España. No obstante, Franco, presionado por
11 Eduardo Martín de Pozuelo dice que Hitler obligó a Francia a firmar este armisticio en el mismo lugar y en el mismo vagón donde se había firmado la derrota de 1918.
12 Aunque Beevor dice que Franco ya el 31 de octubre de 1939 comunicó a la junta de defensa nacional su plan de armar a dos millones de hombres, situarlos en la costa y bloquear el estrecho de Gibraltar. (2006: 424)
13 Según Beevor: el mismo día que ordenó invadir Tánger le envió a través del embajador Von Stohrer un mensaje a Hitler con el deseo de entrar en la guerra si el ‘Fuhrer’ lo necesitara y en el incluía sus condiciones. Estos le
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Hitler y obligado un poco por Suñer14 y los falangistas, envía 18.000 voluntarios a luchar contra Stalin, lo que se llamaría “la división azul”, que estuvo bajo mando militar alemán. Franco, para congeniarse con los aliados, le explicó al gobierno británico, que solamente quería luchar contra el comunismo, ya por entonces enemigo europeo, con lo que seguía manteniendo su neutralidad frente a Gran Bretaña y los Estados Unidos.15 En mayo de 1944, tras la total derrota del ejército alemán en Stalingrad, inició la división azul su retorno a España. Franco tuvo que aceptar que Alemania nunca ganaría la guerra y firmó con los Estados Unidos y Gran Bretaña un acuerdo en el que se comprometía a reducir los intercambios con Alemania (aprovisionamiento de wolframio) y cerrar los consulados alemanes (Di Febo & Juliá, 2005: 46).
Cerca de 500.000 refugiados cruzaron la frontera francesa al final de la Guerra Civil.
Muchos de los republicanos que huyeron a Francia se unieron a diferentes regimientos o grupos de la resistencia para luchar contra Hitler, ya que para muchos de ellos la II Guerra Mundial representó una manera de luchar contra el fascismo y también contra Franco16. Semprún reafirma esto y cuenta en el documental Nauwgezet en wanhopig (2009: II 31’00”) que en el año 1943 se une a la célula de la resistencia Jean-Marie Action en la región de Borgoña que proveía de armas a los distintos grupos de la resistencia (Céspedes, 2012:21). Muchos otros formaron parte de una gran red de información que estaba en contacto con los aliados. Pero muchos de ellos no tuvieron tanta suerte. Una vez llegados a Francia fueron enseguida encerrados en campos de concentración. Los refugiados que cruzaron la frontera en el año 1939 fueron separados en diferentes grupos, mujeres, viejos y niños por un lado, y los hombres en edad de luchar por otro. El primer grupo, unos 170.000 fueron repartidos entre diferentes campos de refugiados. El grupo de hombres fue retenido en otros campos mayormente situados en el suroeste de Francia. El primer campo de concentración fue Argelès-‐sur-‐Mer (Beevor, 2006:36)17 creado el 1 de febrero de 1939 (Gaspar 2010:58). Le siguieron otros, Saint-‐Cyprien que concentró a 90.000 prisioneros, el campo de Gurs que concentró a vascos, pilotos y miembros de las Brigadas Internacionales. Uno de los peores fue el campo de Le Vernet d’Ariège, considerado, campo de castigo completamente aislado del mundo exterior, lo mismo que el castillo de Collioure (Ibíd.:63). En estos campos se concentró a los republicanos considerados
14 Tamames: “El 24 [junio 1941] Serrano Suñer pidió ante la Junta Política de FET y de las JONS ‘el exterminio de Rusia’ culpable de la muerte de José Antonio, nuestro Fundador. (…) El exterminio de Rusia es exigencia de la Historia del porvenir de Europa.” (1974: 540).
15 Di Febo & Juliá: “Por lo tanto, los aliados no debían temer nada de ella; todo lo contrario: España era una adelantada en la lucha contra el comunismo de la que los aliados podrían recibir alguna enseñanza.
16 Uno de los regimientos que comprendía un numero mayor de republicanos fue la 13e media brigada de la legión extranjera francesa y una compañía de republicanos españoles al mando del coronel Robert Laycock, luchó en la última fase por a liberación de Kreta. Tampoco se puede olvidar a todos los soldados que lucharon en el ejército Soviético, entre ellos el hijo de la Pasionaria, Ruben Luis Ibarruri, muerto en la batalla de Stalingrad.
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por las autoridades francesas como un peligro para la seguridad.18 Solo el campo de Bàcares fue considerado ‘campo modelo’ por las autoridades francesas, que fue reservado primeramente para los refugiados que estaban en camino de volver a España (Ibíd.:61).
Francia no estaba preparada para un número tan grande de refugiados y les animaba a volver a España y rendirse a las autoridades. Muchos se habían integrado a las compañías de trabajadores extranjeros, unos 50000 pudieron liberarse así de los campos de concentración (Calvo Gascón 2011:63). Solo los que tenían contactos en Francia eran liberados de los campos tras firmar un formulario en el que declaraban que nunca pedirían ayuda del estado. La alternativa era emigrar a América o a otros países que los aceptara. Las otras posibilidades eran integrarse a la legión extranjera y ser destinado a Argelia o al norte de África (Ibíd.:64), o intregarse a los batallones de trabajo (Beevor 2006:422, Domingo 2011:14). Los refugiados españoles en Francía fueron unas de las primeras víctimas del nazismo tras la firma del armisticio de junio de 1940. Cuando los alemanes entran en París en la primavera de 1940 se dispersan las CTE (compañías de trabajadores extranjeros) y miles fueron hechos prisioneros por los alemanes. Ni el gobierno de Vichy ni Franco intentó hacer nada para protegerlos según los acuerdos internacionales sobre prisioneros de guerra (Wingeate 2006:39). Muchos trabajadores integrados en esta compañías prefirieron pasar a formar parte de las luchas clandestinas, teniendo así la ilusión que luchaban no sólo contra el nazismo sino también contra Franco.
Una página bastante oscura y poco conocida en la historia de España es el exterminio de miles de republicanos por los nazis con la colaboración pasiva y activa del régimen franquista.19 El 27 de septiembre de 1940 el gobierno de Vichy impuso la ley: “por la cual todos los extranjeros varones de entre 19 y 54 años de edad que fueran una carga para la economía francesa y a los que no fuera posible devolver a sus países de origen podrían ser reclutados para los Groupes de Travailleurs Étrangers” (Domingo, 2011:14). Miles de exiliados españoles se encontraron obligados a realizar trabajos forzados. Entre ellos, 15.000 españoles fueron obligados a trabajar en la construcción de la Muralla del Atlántico entre 1940-‐41. 4000 fueron deportados a las Islas del Canal, ocupadas por los alemanes, solo sobrevivieron 59 (Preston, 2006: 314, Domingo, 2011:14).
18 “Con el pretexto de aislar a criminales y delincuentes, se crearon –paralelamente a los campos de concentración-‐ varios establecimientos de castigo, aunque en realidad la mayoría de sus huéspedes fueron españoles del común, fuertemente significados políticamente, que habían sido catalogados por la administración francesa como ‘elementos peligrosos y conflictivos’” (Gaspar 2010:63)
19 Molina ‘Max Aub: una mirada española y judía sobre las ruinas de Europa’: “Al declararse la guerra entre Francia y Alemania, en septiembre de 1939, la medida más inmediata del gobierno francés fue detener y encerrar en campos de concentración a todos los extranjeros, que por el hecho de serlo ya era sospechosos: republicanos españoles,
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Más de 30.000 refugiados fueron deportados desde Francia a Alemania, y 15.000 fueron ingresados en campos de exterminio nazi.20 Los prisioneros españoles fueron vistos como antifascistas y enemigos de Alemania, y se les negó el estatuto de prisioneros de guerra. Además, como no tenían pasaporte fueron considerados apátridas. En una circular a oficiales nazis de Ebensee el 27 de junio de 1941 se declaraba que cuando Petain les entregó 6000 refugiados dijo: “no los necesito y no los quiero”. Los ofrecieron entonces a Franco y este los rechazó diciendo: “nunca repatriaría a quienes habían combatido por una España soviética” (Wingeate 2006:42,43).21 Así que el 50% terminó en Mauthausen y el resto en Auschwitz, Buchenwald (donde estuvo Jorge Semprún junto con otros 200 españoles (Céspedes, 2012:25)), Dachau, Gusun, Bergen-‐Belsen, Sachsenhausen-‐Oranienburg. Beevor habla de 7200 prisioneros en Mauthausen de los cuales murieron 5000 (2006: 429) sin contar los que murieron durante el transporte o los que fueron asesinados en la carretera o llevados directamente al crematorio sin recibir número y tampoco los que murieron después de la liberación. En Mauthausen los españoles constituían el 60% de los prisioneros (Wingeate 2006: 45) El 60% de los españoles republicanos que no sobrevivió la deportación pereció en Mauthausen (Preston 2006: 516). Preston afirma que el régimen de Franco, no solo no hizo nada por salvarlos sino que animó a los alemanes a detenerlos y a deportarlos (2006:315). Uno de los sobrevivientes José Ramón Cruz Mundet, subdirector General de los Archivos Estatales declara en su testimonio:
Recordemos como un símbolo de esa lucha a aquellos primeros vehículos blindados de la División Leclerc que entraron en París para liberal la Capital y que iban pilotados por republicanos españoles. El tributo pagado a esta búsqueda de la liberta fue muy costoso para buen número de nuestros compañeros. Todo había empezado en realidad mucho antes de los combates en Europa, todavía en nuestro propio suelo. Ya entonces habíamos sido víctimas del nazismo y de otros regímenes fascistas que imperaban en Europa en aquellos tiempo y que en 1936 habían convertido a nuestro país, que había sido una joven República democrática, en un auténtico banco de pruebas de lo que se avecinaba.
Cuando estábamos ya en el exilio y había empezado la guerra europea, el nazismo se encontró con algunos de nosotros en suelo francés y nos consideró como un colectivo peligroso, molesto para sus fines. Así que no es casualidad que ya en 1940 fuimos más de siete mil los republicanos españoles deportados a campos de concentración nazis. El nazismo reconocía en nosotros a enemigos, pero en Madrid había un Gobierno que flirteaba con Hitler. En aquel momento, se nos marcó con un triángulo azul, el reservado para los apátridas. Franco no se dignó reconocernos como ciudadanos españoles. El primer día en que llegaron presos españoles a Mauthausen, el 6 de agosto de ese año, yo me encontraba entre ellos; tenía entonces diecisiete años y entraban también en aquel campo conmigo mi padre y mi hermano mayor.
Bermejo B. & Checa S. (2006) Prefacio de: Libro memorial, españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)
20 Ver Wingeate (2006: 39), Preston (2013: 315)