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Historia, literatura e ideología de Ñuu Dzaui. El Códice Añute y su contexto histórico-cultural.

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Historia, literatura e ideología de Ñuu Dzaui. El Códice Añute y su contexto

histórico-cultural.

Jansen, M.E.R.G.N.; Pérez Jiménez, G.A.

Citation

Jansen, M. E. R. G. N., & Pérez Jiménez, G. A. (2007). Historia, literatura e ideología de Ñuu

Dzaui. El Códice Añute y su contexto histórico-cultural. Oaxaca: Instituto Estatal de Educación

Pública. Retrieved from https://hdl.handle.net/1887/16571

Version: Not Applicable (or Unknown)

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(2)

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I

^

Á --{

(3)

HISTORIA, LITERATURA

E IDEOLOGIA DE NUU DZAUI

¡!

cóDrcE

ar{urE

Y

su colrrExro HrsróRrco-currunar

MAARTEN IANSEN Y GABINA AUROM

PÉRXZ

]IMÉNEZ

a

Se¡ie Etnohistoria

(4)

HrslopJA, LtTEMruriAr rDEoLocl^ DENuu Dz LU, EL CoDri FA¡inrrT ysu coNTF.xTo I t 6 róruco-culTu¡Al, fue edir¡do por e I tondo nditori¿ld¿ lnnihrtoE,t¿t¿ld¿Edrc.iónPubft¿deode¿

IDiseño de l¿ caja del códi(e: Conzalo

I

M¿rtinez Velásque4

DR O 2007 I Ns r rruro ¡srAr' r DF EDUCACIóN Pu ur rcA DE O,Lx,A.x

km 5 5 s/¡ cárPter¡ cristób¡l Colón St¿ M¿ri¿ Ixcotel CP ó8100 Oaxac¡, O¿x

Iondo !diLori¿Ldel rrrpo Oficinas:AndrÉs Quint¿n¿ Roo 103, Oax¿c¿, O¿r. CP ó8000 TeL. (01 951)51ó 89 7I y 5 01 01 74

correos elecrrónicos: fondoeditori¿lieepo@yahoo.con / identid¿deso¿x@hotInail coIn 9710t4

l18H

tr'to.il.lixt¡t rtinü4iahÑ,rl)ra¡, Il Códi.e Aoute y e r 0üúxú hi\útna rúlL'$l / M¿¿t¡dr J¿nrn Auro P¿fq r¡.¡ Móxi.or [ondo Editornl del rr ¡rr., 2007

xvii.422p:il ¿0on .- (Cole.rióf Vo(er del rondo: sc rk Ltnoh ¡ton¡) 1.lndi(¡dc]\¡éxico O¡x¿G-Mixte.os FIirlo¡iJ

2 . Errilur¿ pjctó¡i.¡ mexi.¡r¡

I O¡x¡(.¡ - Hirori¡- [ucrlcr 4-I'fixl(or Antigue¿¿d6 t -N{¡nur¡itotnirte.oJ

ISBN 9ó8-5730 94-6 Impreso en O¿x¿ci, México

(5)

A la memoda de las maestros Cuda E. G. van Gtffen-Duyvk y Wigberta Jiménez Morena

(6)

INDICE

PRESBNIACIÓN

PREFACIO

CAPTTULO

I

EL LIBRO DE AÑUTE Y SU HISTORIA

CAflTTILO II

ELEMENTOS DE LA ESCRITUM PICTÓRICA

CAPTTULO

ilI

TORMAS Y TEMAS LITEMRIOS EN DZAHA DZAUI

El lengu¿je poético l¿ repres€n tación teatral El testimonio hirtórico EI relato sagndo

h

cornposición dnmática

c PlruLO ry

LA RESISTENCIA ENCABEZADA POR LOS NOBLES

cAPfn¡LO V

LECTURA DEL CÓDTCE

ANIiIE

Los fundadores

La d¡amáüc¿ historie de Ia señora ó Mono

Las generaciones sin fecha

75 76 81 84 96 107

163

t65

181 222 137

(7)

Tay Sami Nu,r, la relación con los nau¿s Los sucesivos gobernantes ha:la la época colonial

CAPÍTULO

VI

EL TEMPLO DE I,A MUF,RTE Y EI- ÁRBOL DE LA VIDA

BIBLIOCRAFÍA

233 257

337

399

(8)

PreJacio

*

p

I antiguo manuscrrfo pic[órico mexicano que ahora se conace como Cóúce Selden l-¿3135

(A)),

y que rebautizamo s como Cófuce Anute, es uno de los grandes libros de Ia Mixteca, o

Ñuu

Dzaui. Desde que

Herbert

Spinden (1935) y Alfonso Caso (19ó4) publicaron esrudios sobre su contenido ha fascinado alos Iectores por el valor

literario

y el dramatismo con que relata la vida de una de las mujeres más notables de la

histo¡ia

indígena de América, .la princesa ó

Mono.

Su biografía

complemenh

de manera ex- traordínaria

lainfo¡mación

sobre la vida del señor 8 Venado, rey de Tilantongo, aliado de los toltecas y gran conquistador (10ó3-I115 d. C.), y permite reconstruir la epopeya a la que se refería la gran

familia

de los reyes ñuudzaui (mixtecos) para explicar

y

legitimar su poder.

Por sus fascinanles escenas narrativas y el caráctervariado y representalivo de su

contenido,

elCódice Añute constítuye a lavez una excelenle

inlroducción almundo

de la pictografía ñuudzaui. Ahora se sabe que este documento proviene del señorío de Jaltepec (Añute), en la Mixteca

Alta

(estado de Oaxaca, México). Este

y

otros datos nuevos -especialmente en el campo de la cro nología ñuudzaui- hacen necesario

un

nue- vo cornentario.

El análisis que aqui se presenh ha recibido valiosos impulsos en dos hlleres (Oaxa- ca,1989 y 1990) enque,

junlo

con varios hablantes deldzaha dzaui, Ia lengua mixteca,

se lrató de realizar una lectura de las imágenes. Agradecemos al Centro de Investigacio- nes y Eshdios Superiores enAntropología Social en Oaxaca el haber organizado aque- llos talleres, aJí como a nueslros amigos

y

maestros de

Ñuu

Dz¿ui el

compartir

sus

(9)

HrsroRrA, r,lrÍ,¡¡rL¡r,, r,rDtoloclA Dr Ñuu D¿\ur

conocimientos con nosotros. En el mismo periodo tuvimos oportunidad de consu.ltar Ia obn inédita de Ma¡tínez Gracida en la Biblioteca Publica Cent¡al del Estado de Oaxaca.

Las visitas a Jaltepec fueron experiencias

valiosu

(una realizada con el gran etno-

historiador

mexicano Wigberto .[iménez

Moreno, y

otra, en compañía del maestro mixleco Ubaldo López, conocedor experto de su cultura).

Ferdinand Anders, inc¿nsable investigador americanista austriaco, ha tomado la iniciativa para la publicación de muchas ediciones facsimilares y nuevos libros

expli'

cativos de los códices mexicanos. Con el entusiasmo, la energía

y

el conocímiento

profurdo

que le caracterizan, ha a.lenlado también este estudio. En particular le agrade- cemos por habernos proporcionado los dibujos del códice. De hecho, este

libro expli'

cativo 5e concibiósegún los mismos principios que loslibros explicativos que escribimos sobre los códices llamados Vindobonensrs

y Nuttall.

Nancy

Troike

ha guiado nuestro ca¡nino en el

es dio

de los códices du¡ante los

últimos

20 anos, Fue

muy importante

la

oportunidad

que nos

brindó

para asistir a los talleres anu¿les

Mixtec

Gateway (Las Vegas, 1994-1998), donde pudimos

discutir

algunos problemas pendientes con ella misma y otros colegas.

A1 igual debemos importantes orientaciones e informaciones a

Mary

Elizabeth Smith, quien descifró el jeroglífico de Añute.

El estudio del proceso

inquisitorial

de Yanhuitlán se realizó en la Universidad de Tulane (NuevaOrleans) en colaboración con Richard Greenleaf, quien puso a nuestra disposición su transcripción paleográfica completa de las actas.

Agradecemos a

Antonella

Cammarota, Pippo

Martino y

los otros amigos en el sur de

Italia

quienes nos alentaron con su compromiso social y su solidaridad con los pueblos indigenas, y que a lavez nos

introdujeron almaravilloso

mundo

mediterrá-

neo

tradicional.

Llegar a conocer

el teatro

de títeres

siciliano, con

su expresión

xlv

(10)

Pttt¡¡cto

pictórica

correspondiente, significó para nosotros

un

encuentro emocionante con

olra forma

de

lileralura oral anligua,

aún

viva. De

manera

similar,

nuestra

hija

Itandehui,

dedicada a

la

cinematografía,

y

nuestro

hijo

Tashunka nos ayudaron durante estos anos a explorar y entender mejor los aspectos dramáticos de la narra-

tiva

mixleca.

Los códices mexicanos, asi como la lengua y cullura de

ñuu

Dzaui, forman parte de nuestra enseñanza en la Universidad de Leiden, Holanda, donde diversos estudian- tes y colegas con sus preguntas e inlerés han sido un apoyo intelectual conlinuo y una fuente de inspiración. La misma universidad hizo posible gran parte de nuestros viajes

y

estudios. Recibimos ademas subvenciones de la fundación neerlandesa para el fo- menlo de investigaciones cienúficas, Nwo (Nederlands Wetenschappeli.jk Onderzoek).

Este

lrabajo fue publicado originalmente en Holanda en

el

año

2000

por la

Research School of Asian, African and

Amerindian

Studies; Centre of Non-Western Studies

(cNw$

de nuestra

universidad,

con

el tírulo

La dinastja de Añute. Historia, literatura e idnlogiñ. da un yeinl wL\tero. Para la presente

edición

solamente

hicimos

las correcciones necesarias, sin afecta¡ l¿

lolalidad

del

texlo,

con

un ligero

cambio en el

lítulo;

nueslra

gratitud

para el Fondo

Editorial

del

Instituto

Estatal de Educa-

ción

Pública de Oaxaca por su esforzado trabaio para esta edición oaxaqueña.

Esla nueva edición viene acompañada por un facsimiLar delCódre Anute en tama- ño reducido. Agradecemos a Ia Biblioleca Bodleiana, Oxford, y en particular al doctor Bruce Barker-Benfield, por haber pueslo a nuesha disposición nuevas folos digitales del

original.

Los gastos fueron cubiertos por el Programa de investigación sobre las

anti-

guas ciuüdes-estado de

ñuu

Dzaui, financiado por la fundación Nwo.

Dedicamos este

libro

a la memoria de dos maestros que nos han orienlado en este camino, La insigne americanista holandesa Guda E. G. van Giffen-Duyvis -asistenie

(11)

Hrs toru-r, rr rr¡¡ru¡¡ ¡lotot oci^ DENuLl DihUr

y alumna del profesor alemán Walter Lehmann en los años

veinte

, guien nos apoyó con su experiencia y nos alentó con su amistad e interés; y al etnohistoriador mexica- no Wigberto liménez Moreno, autor del clá¡ico comentario al Cdlr ce de Yanhutü,án

y

de

ot¡¡

numerosas conlribuciones, quien nos erueñó cómo entender los doormentos de

Ñuu

Dzaui den[ro del marco cultural mesoamericano. La amplia

visión,

sin prejui- cios,

y

la erudición humanista de ambos, así como su sólido método de trabajo y su entusi¿smo, fueron y son un gran ejemplo.

Not¡s ¿c¡:nca ut r¿ ¡cENTuAclóN

Y DEI. EMPI-EO DE CURSIVAS

El empleo de las grafias procedentes del español para escribir las lenguas amerindias ha sido un proceso histórico complejo, y aun conflictivo, que ha dado lugar a confusiones, contradícciones

y

reafirmación de pronunciaciones erróneas.

Hoy

en dÍa, crea¡ una orlografía que sea totalmenle consecuente y consistente es muy

dificil.

En este

libro,

con múitiples referencías a términos en nauatl, dzaha dzaui (mixteco)

y

maya, se han adoptado -pensando en que es

un

texto

dirigido

a

un

gran público, esmdianle5

incluidos

los criterios siguientes:

Las palabras hispanizadas (que ya forman parte del vocabulario español de México)

y

Jos topónimos oficiales de la nación, se escriben

-y

se acertúan, según el uso actual (por ejemplo, se opta po¡ "Quetzalcóatl" en vez de "Quetzalcoatl'l "Teotitlán" en lugar de "Teotitlan'l etc.); los términos en lenguas mesoamericanas para los cuales exisla una propuesta orlográfica por parte de los hablantes nativos, se escribirán respetando las normas correspondientes (reglas que en los idiomas nativos mencionados

anterio¡,

mente no recomiendan el acento español). AsÍ, en el nauatl, seguimos a quienes

elimi,

*

xvr

(12)

Acro

nan

la "h"

pa:u la gtalia hu, salvo en palabras del

pdmer

caso (las ya hispanízadas) o fuer[emenle esrablecidas (como Huitzilopochtli o Cihuacóatl); por esto, el leclor encon-

hará

"Tlattizcalpantecultli",

"nauatl'l

"naual", "nauas", "coluas'l

En cuanto al uso de curs.ivas, hay que agregar que aun cuando su empleo es el indicado para las expresiones en lenguas extranjeras, en

la

presente obra, para no recargar de

itlicas

la lectura, se ha decidido conservar en redondas los topónimos y los nombres de regiones

(ñuu

Tnoo, Yuta Tnoho,

ñuu

Dzaui, etc.), los nombres de perso- najes (lya Nacuaa, Iya Qhcuaa,

lya

Cochi, elc.)

y

algunas palabras que merecerían ser incorporadas al espanol, como los genlilicios: ñuudzaü (mixteco), beni zaa (zapoleco).

(13)

CAPÍTULO

J

*

Er LrBRo D[ AñLITE Y su HrsroltlA

(14)

N

El libro de

AiLute

y

su

|ustona

*

uu

Dzaü,

'La tier¡a y el pueblo de la lluvia', o Ia Mixteca, como se conoce en la actualidad por su nombre en nau¿tl, se ubica en el sur de la República Mexica- na, en los estados de Oaxac¿, Puebla

y

Guenero. Geográficamenre está

dividida

en Mixteca

Alta, Mixteca

Baja

y Mixteca

de la

Cofa.

Antes de la conquista española (1521) la región eshrvo organizada en Io

politico

como un conjunto de reinos, llama-

dos yuvui

tayu,'esteray

trono', en la propia lengua (dzaha dzaui),

y

posteriormente designados por los españoles como "cacicazgos'l Hoy en día, muchos

topónimos

como el de la región

misma-

están en la lengua de los

azlec¡,

el nauatl; algunos de ellos coinciden en su significado con los nombres originales en dzaha dzaui.

La historia y la ideología de los antiguos reyes de Ñuu Dzaui se conocen en

primer

lugar por los grandes manuscritos pictóricos que ellos mismos mandaron hacer. Sin embargo, como consecuencia del proceso colonial, la mayor parte de estos documen- los se encuentra fuera de

Ñuu

Dzaui

y

se conocen

por

nornbres que

¡emiten

a sus primeros dueños extranjeros o a Ia biblioteca donde se conservan. Afortunad¿mente es

posible

identificar

su lugar de origen y, en algunos casos, incluso al dueño ñuudzaui

original.

Creemos que es preferible usar -hasta donde se¿ posible- nombres que ten- gan sentido para la culnrra

original.

Así, hablaremos del Rollo deYucuYusi (en vez de CódiceTuJane) y de Códice Ñuunaha (envez de Códice

Mrro).

Este cambio radical de la nomenclatura (Jansen

y

Pé¡ez

lim

énez, 2004), se ejemplifica a continuación con los libros más relevantes:

(15)

HtstoRr,r, t,lltRATu&\ r, rDtioro(]l^ DE Nuu Dz!\ur

Un imporlante

manuscrito precolonial de

Tilantongo (Ñuu Tnoo,

en dz¿ha dzaui) se conserva en la Biblioteca Nacional deAustria en Viena. Por el nombre en

latín

de

Viena, "Vindobona'l

se conoce

cono

Códice Vindobonensis Meyrca- nus

J

(Anders, )ansen

y

Pérez

Jiméne2,7992a).

El

documenlo contiene

en realidad dos manuscritos diferentes, uno en cada lado.

El anverso contiene

un

parangón sobre el origen de los senoríos de

ñuu

Dzaui, que nacieron del árbol sagado de Apoala (Yuta Tnoho). Lo llamaremos

Códice Y uta Tnoho, por el nombre de Santiago Apoala en dzaha

dzati.

El reverso es una adición posterior que quedó como un fragmento sin con-

cluir,

y contiene una lista de los miembros de la dinastía de

Ñuu

Tnoo. Po¡ el

topónimo

en dzaha dzaui se podría llamar a esta parte del manuscrito "Códice

Ñuu Tnoo'l

pero esto causaría

confusión

con eI Códtce Ñur.r Troo-Ndisi N¡iu (Bodley\.De ahi qte nos referimos a este documento simplemente como Códica Y utaTnoho reve¡so. Una forma alternativa se¡ía "Códice

HuahiAndevui'l porel

Templo del Cielo, el cent¡o ceremonial de Ñuu Tnoo, que desempeña un papel notable en este manuscrito.

Otro famoso manuscrito pictórico precolonialestá en Londresyse conoce como Cóúce Zouche, por su dueño inglés en el siglo

xx, o

como Códre Nunall, por Ia investigadora estadounidense que

lo

redescubrió y

publicó

(Anders, Jansen

y

Pérez Jiménez, 1992b).

Un

lado contiene la biografía del señor 8 Venado,

un

penonaje histórico de gran importancia (esta parte quedó incondusa), y el otro una compilación de historias de linajes de diferentes señoríos, que enfocan las rela- ciones entre Teozacu¿lco, enla Mixteca Alta, y el señorío beni zaa (zapoteco) de Zaachila, en el valle de Oaxaca. Por ser una compilación

lo

llamamos Códjc¿

Tonindeye. Lapalabra tontndeye está regSs trada en elvocabulario de fray Francis-

4

(16)

ELrrBRo DEAñurr rsuHJsrorrA

co de Alvarado como el

término

para 'ystoria de linajesl Su etimologia no está clara; posiblemente sea una contracción de tontire ndeye,'reyes

difunlosl

Otra versión de la biografía del señor 8 Venado (Iya Nacuaa, en dzaha dzaui) procede del reino de Tulutepec (Yucu Dzaa), en la costa. Se cree que

original

menle fue un documento complelo, pero hoy se conocen só.lo dos fragmentos:

uno en el Museo Nacional de Antropologia en México, conocido como "Códice

Colombino'l

y el

oho

en elMuseo Nacional de Ltnología en Viena, conocido como "Códice Becker

I'l

El nombre de Cód,ice Calaynbino-Berker se aceptó desde que la investigadora Nancy Troike (1974) demostró que se trataba de un mismo

libro.

Dos décadas después olro investigador, Miguel León

Portilla

(199ó), pro- puso

llamarlo

"Códice Caso" en

honor

al insigne arqueólogo e intérprete de estos códices,

Alfonso

Caso. Nosotros preferimos llamar.lo Códice

lyaNacuaa,

por el nombre en dzaha dzaui del protagonista. Como se trata de dos fragmen- tos, cada uno con su propia numeración de páginas, nos referimos al fragmento

Colombino

como C ód,ne

Iya

Nacwaal y al fragmenlo Becker

I

como Códlce

lyn

Nacuna IL

En la biblioteca Bodleiana de Oxford, Inglaterra, se conserva un libro pictográfico que refiere la hisloria genealógica de las dinastías de

Tilantongo (ñuu

Tnoo)

y

Tlaxiaco (Ndisi Nuu).

Su

titrlo,

Cód,ice Bodley )858 (Caso, 19ó0), se debe al nombre de su dueño inglés de principios del siglo

xlu.

Probablemente fue realí- zado

pormandalo

del reyque gobernaba Tilantongo en

eltienpo

de

lainvasión

española, el señor 4 Venado (Iya Qhcuaa, en dzaha dzaui). De acuerdo con

lo

anterior podríamos designarlo "Códice Qhcuaa'l pero preferimos

un

nombre que se refiere a las comunidades que desempeñan el papel cenlral en su

con[eni

do, y

por lanto

lo llamamos Códre Ñuu Tnoa-Ndui Nuu.

(17)

Hrs LoRrA, r rrEtu\Tutu\ E rDEoloc¡A DF Nuu DzlAul

En Viena se conserva

n

segndo CóAce Becher, quLe se disüng,te del primero (parte del Códice IyaNacuaa)

por elnumeral II

(lansen, 1994). No se ha identificado todavía con certeza el lugar de origen, que debe enco ntrarse en la Mixteca Baja; pero si está ciaro el nombre del

último miembro

de Ia dinastÍa relratada: el señor 3

Viento

(lya Cochi, en dzaha dzaui). Por eso lo rebautizamos como Códn Cochi.

El Códice Sánche< Solís recibió este nombre

por

su dueno mexicano en el siglo

xx.

Actualmenle pertenece al Museo Británíco, donde se conoce

cono

Cód,ice

Egefion 28,95. Conlíene la dinastía de

un

señorio represenlado en pictografia como 'Lugar del

jaguar:

Estamos convencidos de que se trata de Santa María Cuyolepeji. Por el nombre de esle pueblo en dzaha dzaui, designamos este

ma'

nuscrilo como Códice Ñuu

Ñaita.

Otro Iibro pictográfico, y objeto delpresente estudio, es elque ahora se conserva en la Biblioteca Bodleiana de Oxford, Inglaterra, conocido por los investigado-

res como Cód.ice Selden 3135 (A.2). Si tuviera que llevar el nombre de su

primer

dueño

debería

denominarse

Códjce Sicuane,

como

el señor 10

Hierba (lya

Sicuañe,

en

dzaha dzaui), el

úl¡imo

gobernante retralado en el documenlo.

Como nombre alternativo, Gordon Brolherston

(1995) ha propueslo

el

de

"Xallepec Annals'1 Efectivamenle viene de ialtepec (hoy

municipio

pertene- ciente al distríto de

Nochíxtlán),

en la Míx[eca

Alla,

y es de carácter histórico, aunque no se traLa precisamen[e de anales. Nosotros preferimos usar el nombre del lugar en dzaha dzaui: Añute, 'Lugar de arena', y llamamos Códice Anute aesle precioso manuscrito,

EICódice Añuls es

tn

manuscrito mesoamericano típico: consiste en una larga

tira

de

piel

de venado, doblada en forma de biombo, de modo que se

forman

páginas de

(18)

!r, LrBRo DfAñulrY su r lsrosrÁ

aproximadamente 27 .5 ,21 .5 cenlimetros. Ambos lados están cubiertos con una capa blanca de esluco.

El lado anverso liene 20 páginas con escenas figurativas

multicolores

pintadas

conforme

a las convenciones pictográficas del ar[e mesoamericano. Cada página

se divide por medio de lineas guía rojas en "renglones" horizontales, sobre los que se

sitúan las ímágenes. La lecfura procede en busüófedon, "como los surcos que trazan los bueyes aI

am",

de abajo hacia arriba. Los investigadores suelen referirse a tales reglones por medio de números romanos, pueslos atráJ del

número

de la página. El lado reverso está cubierto con una capa blanca pero no muestra pintutas.

Ya anles de la segunda Guena

Mundial,

Thomas A. Joyce y Guda E. G. van Giffen-

Duyvis

descubrieron que en el reverso hay indicaciones de o[ras

pinturas,

en gran parte desvanecidas; es decir, el Cófuce Añute es

un

verdadero palímpsesto.l Esto fue confírmado por Alfonso Caso, el

primer

gran comentarista de este y olros códices de

Ñuu

Dzaui, cuando examinó el

original

en 1950. Asimismo durante una investiga-

ción

técnica posterior, unos especialistas ingleses

limpiaron

dos páginas del reverso (p. 11v y

p.

12v) con

lo

que

hicieron

más nolorias las huellas del

original, y alavez

establecieron que también hayvestigios de pinturas anteriores en el anverso. Aparen- lemente, el

pintor

del

úllimo

lexto

utilizó

como base otro códice ya existente, borró con e{icacia las pinturas y cubrió los vagos reslos con una capa nueva de esluco.

La extensión de aquel códice original era de

i5

páginas, sobre.las cuales se

pintaron

de la página uno a Ia 75 del Cód,re Ai,iute, a las que se añadieron dos tiras de

piel

que

formaron

l¿s páglnas 76 a 20. El carácler general de las imágenes en ese documento

primordial

parece habersido

similaralo

que se ve actualmente en el anverso: personas con sus nombres, situadas en escenas es[ructuradas por líneas, solamenle que la direc- ción de lecfura no era verlical, de abajo hacia arriba, como es ahor¿, sino horizontal,

(19)

HtíLINA, Lr'r ¡MTuR¡ E ru or ociÁ DE Nulr Dz¡u r

en

un formato

de cinco renglones horizonlales,

muy

semejante al Códtce Ñu,u Tnal- Ndisi N¡.rr,

otro importante

manuscrito pictórico ñuudzaui. Pero lo poco que queda, por ahora, frustra cualquier esfuezo

interpretativo

del códice cubierto.

Un

análkis

microquímico

ha demostrado que el estuco consiste

principalmente

en sulfato de cal mezclado con carbonato de cal y basado en

ula

pasta de origen ani- mal. El color negro es probable que haya sido hecho con carbón, y los demás colores son materiales orgánicos, cuya identificación precisa es

difícil.

Elamarillo-anaranjado ha de provenir de alguna planta, posiblemenlebursera o cuscuta; el color verde-oliva se generó al poneruna capa del mencionado amarillo encima de una capa negra; sobre el azul no se puede decir más, excepto que no es índigo. Más fácil es la identificación del carmesi: es probabie que sea grana o c ochtntlla, nocheztli, 'sangre del nopal', en nauarl, un producto muy

importante

del valle de Nochixtlán.'?

Se ha

podido

establecer que el

contenido

del Códice Añute, tal como

lo

conoce- mos ahora, es una crónica ñuudzaui que relata la

historia

dinástica de

un

señorio específico durante los siglos anleriores a la invasión española, el señorio de Magdalena Jaltepec -pueblo situado en el valle de

Nochixtlán,

Oaxaca-, llamado en dzaha dzaui:

Añute, 'Lugar de arena'.

Cómo salió de Añute y llegó a Inglarerra todavía no se sabe. Desde mediados del siglo xur, el manusc¡ito ha estado en la Bibliotec¿ Bodleiana de Oxford.

Anteriormente

había formado parte de la biblioteca privada del humanista inglés

john

Selden (1584- 1ó54), el primer dueno europeo conocido; de ahí el nomb re deCódice

Selden.EInime-

ro 87 escrito en la tapa o

frontispicio

refiere al catálogo de dicha colección.

No

se sabe cómo llegó a las manos deJohn Selden, pero consta que éste tenía un gran interés

por

diversas clases de manuscritos (griegos, hebreos, árabes, turcos, persas) y que los colec- cionaba: así

formó

una

importante

biblioteca, como resultado de compras

y

regalos

(20)

ELu¡Ro DrAñurEY rJ HIsloRlA

recibidos de muchas personas famosas de su tiempo.

Uno

de los contactos de Selden fue otro notable poseedor de un códice mexicano, el arzobispo de Canterbury,

William

Laud, quien lo describió como

"mi

doclisimo amigo" y "el hombre más ínstruido en toda clase de erudición, antes alumno de nuestra academía, ahora su joya'|1

John Seldense dedicaba a eshrdios filológicos e históricos, y ganó fama con su

libro

De Dirs Syns (16771. Investigaba principalmenle las lenguas y culúras de Ia anliguedad grecorromana y del

Orienle,

pero también cultivaba

un

inlerés por las civilizaciones indígenas de México. Hay que tener en mente que en aquella época los productos de las Indias occidentales con frecuencia se confundieron con los de las Indias orientales, y varios manuscritos pictóricos mexicanos fueron considerados

un

tiempo como

li

bros del Oriente. Pero el interés especifico de Selden por México está demostrado

por

algunas posesiones que no dejaban lugar a dudas acerca de su procedencia. Tenía, verbigracia, un ejemplar de Ia Doctrin a Crisüana en lengua CastelJana y Capoteca, escn- ta

por

Pedro González de Feria, e impresa en

México

en 15ó7 (Pedro Ocharte),

y

el original del famoso Códtce Mendoza, clave para la interpretación de la pictografía mexi- cana por sus extensas glosas en español.a

Otro

manuscrito mexicano de su biblioteca,

pintado

en Ia misma

tradición

que el Códice Anute que aquí estudiamos, es el que se

conoce como el Rollo Selden, el cual tiene e.lementos de contenido en común con los lienzos de la región de Coixtlahuaca, cercana al valle de

Yanhuitlán-Nochixrlán

en la Mixteca

Alta,

donde se ubica Jallepec.5

Al morir,

Selden dejó su colección de manuscritos y libros impresos (unos 8 000) ala biblioteca de

launiversiüdde oxford,

donde había eslado matriculado un

liempo

(de ahí el sello circular en el

frontispicio

de nueslro códice). Esta biblioteca había sido

flndada

por sir Thomas Bodley (1545-1ó13), y por eso se llama hasta hoy día

Bibliote'

ca Bodleiana (Bodleian Library),ó Es

importante

notar que entre las adquisiciones de

(21)

Hr5-roRA, r trERATul(A E tDEorüJADE NL¡u D/AII

Bodley mismo se encontraba otro

imporlante

manuscrito ñuudzaui, eI Códice Bodley 2528, que tiene gran semejanza con el manuscríto que aquí comen[amos (véase la edición de Alfonso Caso, 19ó0). Los lib¡os de Selden fueron colocados en una exten- sión nueva en el lado occidental de dicha biblioteca, en una sección que desde enton- ces tiene su

nombre.

Obviamente, en esta bibLioteca hay muchos "códices Selden'l pero en elcontexto de los estudios mesoamericanos haysolamente un documento con t,a[ nombre, de modo que en publicaciones americanistas se suele

omítir

el número

" 3135

lA.2)"

que Io identifica con exac[itud.

Deibod a la

ruplura

de la tradición pictográfica en la época colonial, y por la des- trucción, el saqueo y el alejamiento de muchos documenfos, se produjo

un

efecto de desvinculación

y

enajenamiento: ya nadie sabía que rales códices, conservados en bibliotecas y gabinetes de arte europeos, relataban la historia de algunos señoríos de

Ñuu

Dzaui. Du¡ante largo tiempo fueron considerados como ob.jetos curiosos y extra- ños, de

difícil

o

imposible interpretación. En

1831,

Edward King, Lord

Kingsbo- rough, financió laprimera edición de todo un conjunto de libros pictóricos mexicanos, reproducidos por el

pintor

italiano Aglío. En aquella

montmental

obra, Anúquit)es oJ M¿xico, también se publicó

por

primera vez el Códice Añr,rt¿ con

el

nombre de Códice Selden. Sín embargo, durante unos cien años después de esta publicación, sucontenido no recibió una atención detenida por parle de los investigadores.

Mientras, en México mismo también se había producido una especie de desvincu- lación con la literatura antigua: la mayoria de los manuscritos se habían perdido, en parte por el desprecio colonial y la persecución religiosa, en parte simplemente

pot

haber caído en desuso.

Fueron los historiadores locales de Oaxaca quienes a fines del siglo xrx comenza- ron a retoma¡ e.l

hilo

de la historiografía ñuudzaui (mixteca) y beni zaa (zapoteca), a

t0

(22)

lL LtsRo DrAñurEy su HrstDhtA

reenconhar el

vínculo,

a salvar documentos

y

a

identificar

algunos elementos de.la pictografía antigua. El más sobresaliente de ellos fue Manuel Martinez Gracida (1847- 1923), quren [ampoco se

ocrpó

del Códace An,{r, -que no habia sido identificado aún como un documento ñuudzaui- pero de otros manuscri[os similares, y

enparticular

de las antiguedades

delvalle

de

Nochixtlán,

lugar de donde era

oriundo

su colabora- dor, el maesfro y poela ñuudzaui Mariano

lópez

Ruiz (7872-793I).1

En la

monumental

obra

inédi[a

de

Martínez Gracída

que se conserva como

un

tesoro en.la Biblioteca del Estado de Oa,{aca- encontramos un dibujo del sitío arqueo- lógico deJallepec, con una descripción que aquí transcribimos

porlo

interesante de su contenido y porque es un ejemplo representatívo de la fina calidad de aquel trabajo:

Fo¡tificación de Jaltepec

El Ce¡¡o fo¡tificado se situa ¿l O E. del pueblo y como a 400 meLros de distancia Está cubierto de árboles y arbuslos y de pLantas medicinales. Enlre los primeros abunda el cazahuatl, la suelda con suelda

y

varias clases de espinos,

y

entre los segundos, la planta

¡rculachuni

cuya raiz produce una cor[eza, la cual molida

y

tomada en agua hervida, se emplea por los mütecos como febrÍfugo y también en casos de cólico.

En su cima se ven a

lo

lejos los Cerros de Zapotitlan, TilanLongo, el Peñasco, Tidaa, Tillepec, Yucunchi, San Bartolo, Checahua, Ixtaltepec, Huauclilla, San Juan del Est¿do

y

San

lelipe

del

Agua

También se ven al N. los pueblos de Yanhui¡lan, Coyolepec, Chachoapan, Yucuita, Amada¡, Tillo, Yucucuij, Tiunú, Sinaxtla, Nochixdan

y

Sahuallan; al N.E. los de Quilitongo, San Miguel Adeques, San Pedro Cántaros

y

Sanl¿ Catarina Adeques; al N.O. los de Jaltepec, Tecomatlan y Etlatongo, y al S. el de Tamazola.

Es nolable la forlaleza de esle cerro por constar de tres

murall¡,

destruidas en su

mayor parte. La primera muralla queda á 250 metros de la base: está cortada por

(23)

Hls toI¡A. I lrF.F,\TuM r tDrolociA Dr Nuu DzÁul

barancos y en complela ruina. La segunda se síiua á 400 mehos: tiene 1 400 meüos de exLensíón,3 de grueso y 75 cenlíme[ros de alto: en la antigúedad conslaba de 5 mel¡os.

La lercera está en la cuspide y queda á ó00 melros de La base: liene 1 melro de alh.Lra

y

una sola enr¡ada por el lado orienral del pueblo.

La plataforma de esta forlaleza es de figura cuadrangular: mide 254 metros de N. á

S y 78 de

E

á O. y existen varios vestigios de anliguos edificios. En el exfemo septen- trional de esLa plalaforma y á dislancia de 17 mehos de la lrinchera del mismo lado, existe un edificio arminado conslruido de adobe, de piedra calcárea y barro, que fué el teocalli de la fortificación. Su forma es un paralelograma reclangular de 9 melros de largo

y

ó metros 30 cenlímetros de ancho.

Un

pedazo de pared del lado del Sur tiene de allo 2 metros y 92 cenlímelros de espesor La puerla del Poniente mide 1 metro 10

cenlímetros de ancho. El piso de este lemplo es de aplanadura de píedra blanca.

Sótano.'

Al

pie de dicho edificio y al S, se encuenlra un sótaro artificíal de fo¡ma cuadranguLar que Liene 2 met¡os de largo, 1 melro 50 centímetros de ancho y 2 melros 30 centimetros de profundidad. Sus paredes son de piedra arenisca labrada y recabada con barro blanco finísimo, más fuer[e que Ia mezda de cal y arena. Su pueda mira al N.

y tiene ó8 cenlímelros de ancho. El techo está cubier[o por cuatro planchas de piedra que tienen el mísmo largo del sótano. El piso eslá enlosado con píedras labradas muy bien avenidas y pegadas sus junturas con ba¡ro blanco- Para penetrar á es[e só[ano se

bajan ó escalones de piedras labradas que lienen de largo 38 cenlimelros por 24 d,e

ancho y 2ó de a1to.

Al

Sur del leocalli exislen hes montículos arrifíciales de 5 metros de elevación, unos tras olros, en la misma linea del remplo, ocupando el lado oríental de La platafor-

ma

En el monticulo de en medio se eleva una cruz de made¡a labrad¿ baslanle grande, que domina la címa del cerro.

En esle mismo lugar aparecen ti¡ados los pedazos de columnas labradas de can- lera cenicienle. El primer fragmento liene de longitud 1 melro 93 centímetros

y

el

12

(24)

ELI]BRo DEAñLt'll,y sLu llsloFL¡

segundo 1 metro 20 centímetros, teniendo ambos 1 metro 11 centímelros de ci¡cun- ferencia.

Los mixlecos de.Jalfepec conservan aún una tr¿dición muy antigua de sus ante- pasados. Cuenlan que

por

el 15 de mayo de cada año verifican la fiesta del Dios Tlaloc en el leocalli ubicado en la cima del ce¡ro con ofrendas de incienso, flores y viandes, precediendo á esto una meditacíón rigurosa llena de

llanto

en la que im- ploraban con humildad

y

respeluosamente á la Deidad proteclora para que se con- dolie¡¿ de ellos

y

les enviara lluvias abundantes en caso de escasez.

En época poslerior no falló sacerdote católico que celoso de su culto cambió esta fiesla idólatra por la de San Isidro Labrador, que se celebra en el mismo mes, conser- vando ias mismas ceremonias

y

añadiendo o[ras, como la de

llevar

al sanlo en procesión con músicas

y

luces hasta llegar al sítio del teocalli, Es tan interesante para los míxtecos de ese rumbo el objeto de esa función, que no solamen[e concu-

¡¡en á ella los moradores de esle pueblo, sino hast¿ los de otros pueblos lejanos de misma

familia

mixteca.s

Actualmente casi ya no se habla dzaha dzaui en Jaltepec, pero se sigue atribuyendo

un valor

religioso al sitio arqueológico encima del cerro, referiéndose al

montículo

como

un altar

o

lugar

del ndodo (Alvarado: ndod<o),

término

que designa la fuerza divina de los reyes antiguos.

La revalorización de

laliterahrray

tradición cultural indigenas fue también el tema

dominante

de los escrilos del maeslro nuudzaui Abraham Caslellanos

(Nochixtlán

18ó8'Pachuca 1918), quien

junlo

con

Manuel Martínez

Gracida

y Mariano

López Rü2,

formó

parte de un grupo intelectual que se preocupaba por la historia

culural y

trataba de rescatar documentos antiguos y tradiciones orales. En sus obras -a menudo presentadas como "leyendas"- frecuentemente complebban los datos fragmentarios

(25)

ll r! r¡l¡A. TFi\TLr!,1 r' rLrrr) .rn^ Dr Nuu Dr\lrl

de las fuentes con su imaginación poélíca para evocar un glorioso pasado como base de identidad

éhica.

Castellanos mismo describe cómo, al llegar a la ciudad de Oaxaca (después de haberse educado en el estado de Veracruz) a fines

del i891, "ávido

de

leyendas y desoso de visitar los restos de la anligua culrura de los indios'lse integró alas actividades del grupo, que

incluían

trabajos arqueológicos en

Danni

Dipáa, 'Cerro

fortilicadol

es decir,

Monte

AIbán.

Pronlo, acompañado de los ¿mantes de la ciencia antigua, el Lic. Irancisco Belmar, como laborioso

lingüista

de los idiomas indigenas

del

estado, el

Dr.

Fern¿ndo Sologuren, coleccionador no[able, que aclualmente posee uno de Los más inte¡e- santes museos arqueológicos de La República

y

del

Sr

Manuel Marlínez Cracida, aplicado historiógrafo de las razas autóclonas, se organizaron frecuenles excu¡sio- nes dominicales, comenzando por ampliar y seguir adelante las excavaciones en el

punto denominado "Danza de Moclezuma", cuyos primeros dibujos tomó Dupaix, enlre olros excursioníslas. En esle est¿do de cosas, llegó el disúnguido arqueólogo alemán, Sr Edua¡do Seler, organizándose con este

molivo

una complela excursión el 30 de Diciemb¡e de 1895. (Castellanos, 1989, p.7 .)

Abraham Castellanos con el tiempo ganó fama en el campo de la educación. Es inleresante leer cómo él mismo explicó su

molivación

de manera elocuenle, precisa- mente en sus discursos sobre la educación nacional:

Nunca los ideales exóticos pueden dirigir la vida de un pueblo, y aunque gran parte de los mexicanos han formado un grupo étnico distinro a[ aborigen, esla raza mezclada ha conservado sus caracteres psíquicos inclinándose más a las razas indigenas que a

la raza hispana con sus ideales latinos. Y ha sido lan fuerte la influencia de

la

raza

14

(26)

El I tBRoDriAñLlrrr su

l

sro¡rA

americana sobre la raza blanca, que los meslizos han fo¡mado una va¡íedad hasla en sus caracleres físícos, y, esLa variedad, es india, es mexicana, No ES LArrNA.

AsÍ se explica que muchas de ias personalidades de las que nos

visiiaron

con

motivo

de las fieslas del [cuarto] centenario, se hubieren asombrado, que la gran masa del pueblo no se presentar¿ desbordante de alegrÍa en las fiest¿s públicas,

y

aun hubo quien dijera: "es un pueblo

frio,

parece que no es ün pueblo

latino'l y

en efecto, el pueblo es mexjtana, No ES t^1tNo.

Si la casualidad nos ha hecho hablar en lengua latina, no es prueba que la lengua sea la de[erminante etnológica, sino en nuestro c¿so,

un

mero accidente.

Es por lo mismo indispensable buscar la fase en que debe apoyarse la literatura nacional. Esla base es la literatu¡a índia. Regislrar las fuenles de su hisloria verdade- ra, es decir estudiar los idiomas hablados, seguir el desenvolvimiento del idíoma escrito, e

inlerprelar

sus ideologías

y

sus simbolismos, estudiar sus sistemas teo- gónicos en ¡elación con su sistema matemático, en una palabra, desenterra¡ su ciencia, que rodo esto incumbe al literato,

y

abandonar los métodos helénicos que baslante en ridículo nos han pueslo, y nos han atrasado en el progreso de nueslras bellas a¡les, es nueslro objeto. (Castellanos, 1990, pp. 108-109.)

La

ahósfera

de este grupo intelectual fue esbozada

por

el biólogo Hans Gadow (1908) al describir su paso por Oaxaca. En aquel dempo Castellanos era díreclor de la Escuela

Normal

para Profesores, establecida en el lugar donde había nacido el

presi

dente, general

Porfírio

Díaz:

La enseñanza estaba en plena marcha; cada uno de los profesores era indígena y las clases consislían de niños indígenas

-

eslos futuros maestros lucían camisas

y

pan-

lalones blancos sin mancha alguna

y

estaban descalzos

[...]

Estos jóvenes profesores

(27)

HtsroRi^, r tTE&aruk¡ F.tDEorocfA D[ Nuu D7-AUr

ahora son enviados a casí todos los pueblos Iejanos para enseñar el español 1,.,] El

director

de esla escuela, el señor Abraham Castellanos, quien es

un

mixteco de s¿ngre pura, obtuvo licencia de sus obligaciones para guiarnos durante todo el tiem- po de nuestra estancia en la ciudad. Como él mismo estaba muy interes¿do en la hisloria natural, y, sobrelodo, era

un

investigador alerta del pasado de su nación, así como auto¡ de varias obras pedagógicas, fue muy agradable e instructivo hacer excu¡- siones con él

y

su linda hermana.

En nuestro honor

se organizó

un gran

banquete,

lo

que a Ia vez era muy agradable

y

embarazoso. Nuesrra "rop.a de sociedad" se había quedado en la Ciu- dad de México

y

nuestro vestuario, que estaba gastado

y

roto, no era exactamente lo ¿decuado para una función del Estado, en que se iba a encontrar el Gobernador

y

su hermano, el Sec¡eta¡io del Estado, el

di¡eclo¡

del

instilu¡o,

el di¡ector de la escuela, varios cónsules

y

las damas de aquellos caballeros

[...]

Pero la reunión, que se compuio de represententes de la mejor sociedad, no había venido a critica¡

nuestra ropa de víajeros, y la conversación durante la larga y exquisita cena era lan animada como interesante. Era poliglota: uno podria hablar, o al menos escuchar, español, inglés, alemán, francés, noruego, misteco

y

z¿po¡eco, mientras que el señor Belmar, el lingüista, tenía conocimiento de media docena de otras lenguas indígenas.

Hasla latÍn se probó como broma...

El señor Castellanos, mientras, ha sido transladado a México, donde rambién tuvimos el placer de verle con f¡ecuencia. Como mixteco, que habla su idioma nati- vo, está en mejores condiciones para perseguír su inte¡és de coleccionar las lradicio' nes

y

cantos de su antigua raza que el esludioso extranjero, cuyo conocimiento nunca podrá aspirar a comprender el genio, el alma verdadera de estas lenguas, tan fundamentalmente distintas en su5 conceptos

[...].

(Cadow, 1908, pp.264-267.1'

76

(28)

Et r rBRo DF. AñLITI r su Hrsro¡J^

Como en aquel úempo aún no se habia determinado el origen de los manuscrilos pictóricos más imporlantes (enlre ello s el Cófuce Añute),rna gran parte de la

literalura

precolonial era poco conocida

y

de

difícil

acceso. Es

irónico

que aquellos primeros invesligadores oaxaqueños, lan enlusiasmados por evocar el pasado que con frecuen- ciarecurrian

asuinruición culturaly

a su imaginación poética, aún no podían conocer

ni

descifrar el conlenido de los grandes libros antiguos de

Ñuu Dzaui,

como el Cód¿ce

Anute.

Ahon,

siguiendo el camino indicado

por

eslos maes[ros pioneros, podemos

afirmar

que en realidad el contenido emocionante

y

dramático de la hGtoriografía antigua s¡per¿

"^¡

m:cho

su

fanl¡l¿.

El

camino del redescubrimiento

y

de la

inlerpretación

progresiva de la antigua

literatura

ñuudzaui fue largo

y

tiene su

propia historia.

Para nueslro propósito, en cuanto a la

in[erpretaciln

de] Cód¿ce Anutr, el

primer

paso concreto se debe al

invesli-

gador norteamericano Herbert Spínden (1935), quien descubrió que las escen¿s de las páginas 5-8 se pueden leer como una se¡ie de aconlecimientos históricos asociados con

un

personaje

importante,

la señora ó

Mono,

Quechquémitl de Serpiente. Con esta leclura histórica del códice, Spinden siguió el método indicado

por

Zelia

Nuttall y

James Cooper Clark, que habían estudiado manuscrilos piclóricos semejantes (el Cód-

ce Towndeye y eI Códlce IyaNacuaa, respeclivamente) y habían observado las conven- ciones básicas de esta

forna

de pictografía.

Revísemos de manera sinlética las convenciones más relevantes:

.

Los protagonistas de estos códices son hombres y mujeres, reconocibles por su aspecto y veslido: los hombres por su pelo corto y su raaxtlatl (ceñidor, taparra- bo) o

xrolli

(trinica corta), ias mujeres por su cabello fenzado, su

huipily

quech-

quémitl.

(29)

HBTot{A, Í rrER¡'tURA

I

]tiolocr^ DENuu D'L^L|

Los individuos se identifican por medio de nombres calendáricos basados en el día en que nacieron según el calendario mesoamericano, es decir, Lrn día del ciclo de 2ó0 días (llamado tonoJpodli en nauatl), formado

por

la combinación de números del uno al 13 con 20 signos en una secuencia fija.

Además, los individuos retratados en los códices suelen lleva¡ un nomb¡e más poético (compuesto con elementos como jaguar, águila, sol, lluvia, etc., para los hombres, y joya,

flor,

abanico, etc., para

lai

mujeres), designado por los inves- tigadores como "sobrenomb¡e" o

"nombre

dado'i Así se conocen personalida- des

como'teñora

ó Mono, Quechquémitlde Serpiente'l

'ieñor8

Venado,

Gara

deJagtar", etc. Con f¡ecuencia, en los signos onomásticos se usan hornónimos para expresar palabras que de olro modo son difíciles depintar. E.lquechquémitl,

por ejemplo,

se Iee dico

en

dzaha dzaui, y,

como tal,

sirve para

esc¡ibir

el

homónimo

dziro,

'virtud, poderl Ll

nombre completo de la señora ó

Mono

se

puede

reconslruir

entonces como Iyadzehe

l'senon'l ñuñuu l'6

mono'1, Dtico

('virtud')

Coa ('serpiente') Ndodzo ('quetzal'). La

última

parte significa 'Poder de la serpiente emplumada'.

los

diferenles actos de los prolagonisras de aquellos libros se conectan con fe, chas en el calendario mesoamericano, que es ciclico: cada fecha se repile una vez en 52 anos.

La escena en que un hombre yuna mujer se sientan sobre un petate significa que 5e c¿Jan.

Un

individuo

suelto, que sigue a la pareja, a veces conectado con ella por medio de pisadas o r.rn cordón

umbilical,

significa un nacimiento.

Escenas de guerra son aquellas en las que diferentes

individuos

se atacan con armas. El vencedor domina a su contrincanle agarrándole Ia cabellera.

18

(30)

!LLIBRo DF Añu Lli Y su FtlsroRt,\

Los topónimos están constituidos por elementos básicos que indican la categoría yucu ('monte') , yuta ('río'), yorteo l'Ilano', representado

pomn

lapete de plumas), ñrr.l (pueblo, representado por

un

lablero con grecas), entre otras, en combina- ción con signos que especifican el nombre del lugar. Por ejemplo, 'Tablero con grecas negras'se lee

Ñuu

('pueblo')

Tnoo

('negro'), es decir

Tilantongo.

Los gobernantes del lugar son representados como personas sentadas encima del

jeroglífico

toponímico.

Hay diferentes actos rifuales que se realizan anle templos. El sacrificio humano se reconoce

por

el corazón que es arrancado. Los sacerdotes generalmente se

pintan

de

color

negro

por

ser tiznados con una

unción

alucinógena. Suelen ofrecer copal con

un "cucharón"

(tlewaitl en nau¿tl)

y lírar

piciete

(variante

alucinógena del tabaco)

molido

al aire.

Elfallecimiento

se registra por medio

deunfardo mortuorio,

con el nombre del

difunto.

Una primerasistematización de las convenciones pictóricas permitió a Zelia

Nuttall,

James Cooper Clark y Herbert Spinden descifrar las biografías de los personajes

hbtó-

ricos más importantes de estos códices.

Ninguno

de aquellos

invefigadores,

sin em- bargo, sabÍa con cerleza qué pueblo

dentro

de

México

había creado esta clase de documentos. Esto lo logró eslablecer el arqueólogo y etnohistoriador mexicano

Alfon-

so Caso, a quien el fascinante desciftamiento que Spinden hizo de las escenas dramá- ticas de Ia vida de aquella joven princesa había motivado a estudiar a fondo esla maleria.

Wigberlo Jiménez Moreno, quien obfuvo su mayor fama como etnohisloriador en el campo de los estudios del centro de México, había publicado también un comentario

importantísimo

acerca del Códre de Yanhutüán (19a01,

y llamó

la atención de Caso

(31)

HrslolLrA, rÉR^TLTRA F I)Foloci^ DE Nuu DZAUr

sobre un documento pictórico que resulló ser un mapa de Teozacualco en la Mixteca Alta, que además dejeroglíficos toponímicos contenía tambiénun registro genealógico de sus gobernantes.

Luego, en un brillante análisis de este Mapa de Teozacualco (1949), Caso demostró que existía un grupo coherente de códices, mapas y lienzos que regislraban Ia

historia

de diferentes señoríos en

Ñuu

Dzaui, la Mixteca. Los códices más relevantes del grupo son:

el

Tonindeye (NuttalJ),

el Iya

Nacuaa lColornbino-Becher),

el

Yuta Tnoho (Vin- dobonensisl anverso y reverso, eI Códice Ñuu Tnoo'Ndisi Nuu (BodJey\

y

el Cóüce

Aiute

lseldenl. Los señoríos más importantes a que se refieren, Caso los

identificó

como Tilantongo (llamado

ÑuuTnoo,

'Ciudadnegral en dzaha dzaui)yTeozacualco (Chiyo Cahnu,

Altar

grande'), situados en la Mixteca

Alta.

Con elMapa deTeozacualn como unave rdadera Piedra de Rosetta,

C¡o

fundó una nueva subdisciplina dentro de los esludios mesoamericanos. A su vez, con base en las escasas fuenles etnohistóricas sobre esta región, Barbro Dahlgren escríbió la

primera

monografia

sobre la antigua

culbra

ñuudzaui (7954),

ala

que

han

seguido varios estudios etnohistóricos, arqueológicos, lingüísticos y antropológicos.r0

A partir

de los avances logrados

por

Caso,

Philip Dark

11958, 1959) se dedicó al estudio de los códices de Ñuu

Dzauiypromovió

un importante análisis

rnicroquimico

del Códice Anute. El método analítico que elaboró para in terpre tar las genealogías de los gobernantes contenidas en los códices

Ñ¡u

Tnoo-Ndjsi Nuu

y

Anüle, fue criticado severamente por C aso 179591y relegado al

olvido

cuando el maestro

meicano

dio a conocer sus propias

y

detalladas

interpretaciones

de|

Códn

Ñl,rr,l Tnoo-Ndisi

Nuu

o Bodley (1960)

y

del Códbe Aiule o Selden (19641,

ivto

con ediciones facsimilares de Ios mismos (publicadas por Ia Sociedad Mexicana de Antropología) como fundamen- to imprescindible para todos los estudios posteriores.

20

(32)

Et LlsRo DEAñU t[ Ysu H¡stoRtA

En el mismo año de l9ó4, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sacó a la luz varios tomos de diversos códices con folos a color para conmemorar la obra de

Lo¡d

Kingsborough. En el tomo

II

se incluyó la reproduccíón del Códice Aitute en tamano reducido. El comentario, escrito por tosé Corona Núñez, se

limrtó

a reproducir las interprelaciones logradas por Alfonso Caso.

A partir de estas y otras ediciones se desarrolló una verdadera especialización cien- tifica sobre los códices de

Ñuu

Dzaui. Después del fallecimiento del doctor Caso, en 1970, otros

continua¡on

su obra. Estudios claves son los de

Mary

Elizabeth Smith 11973a,1973b)

y Nancy Troike

11974, 1979,7984.r1

Por todos ellos, ahora ya se pueden entender l¿s convenciones principales de la pictografía ñuudzaui y es posible una interpretación sistemática de las imágenes.

El estudio de las fuenles, particularmente de las glosas (notas expiicativas) escrilas en algunos documentos en el siglo xlr

,

asi como del Vocabt ario en Lengua Mixteca de fray Francisco de Alvarado (1593,

reeditaü

en 1963)

y

deI Ane enLengua Mateca de

kay

Antonio

de los Rey es \1593,).97 6\, permitió una búsqueda de los términos registrados en la pictografía.

Hay que señalar que esta parte de la investigación está aún en una fase

inicial.

El dicciona¡io de Alvarado es solamente español-dzaha dzaui. Apenas en 2003 logramos publicar or,r lina una versión dzaha dzaui-españo.l (página rvaü de la Facullad de Arqueo- logia, Leiden

University).

Arana y Swadesh (1965) hicieron un

primer

esfuerzo para deriva¡ de esta ob¡aun diccionario dzaha dzaui-español, pero su trabajo pionero, por Lo

demás digno de encomio, padece de muchos malentendidos y defectos.

Un

problema grave para los investigadores es el carácte¡

tonal

del dzaha dzaui, conocido pero no registrado por los dominicos, de modo que se produce una

gan

cantidad de palabraj que parecen ser homónimos y que confunden al estudiante, seduciéndolo a proponer

(33)

HrsrotuA, r r TERATuM t roforocrA DE Nuu Dzrlul

las etimologías m¿s sensacionales. En la

literafura

científica moderna abundan,

por

esta razón, interpretaciones erróneas y fantasiosas de los términos anliguos del dzaha dzaui. Cabe

insistir:

el diccionario de Alvarado solamente es accesible para quien ha hecho un estudio profundo deldzaha dzaui, tanto de su varianle antigua como de las variantes modernas.

Un fundamento serio para el estudio sistemático de los jeroglíficos toponímicos se debe a

Mary

Elizabeth

Smith,

quien examinó con cuidado las identificaciones pro- puestas por Caso, corroboró algunas, corrigió otras y agregó gran cantídad de nuevas identificacíones. En elproceso Iogró leer más elemenlos pictográficos, como Ia banda de cheurones por 4 ecu,'enemigo, g,rcrral Con algunos signos se descubrieron

impor'

tantes conceptos religiosos, que tienen vigencia hasta hoy día. Laserpiente de fuego, el

yahui,

rcpresenla una bola de

lumbre

que vuela

por

el aire

y

se consídera el nauai (animal compañero)de unapersona depoder. Un pequeño ser depiedra, asexuado, de color rojo, con dienles grandes y ojos redondos, representa elvocablo i,uhw,'deídadi

y

viene asociado con los envoltorios sagrados.12

Spinden y Caso habían demostrado qu e elCódics Añute erala hisloria de Ia dinastía de los gobernantes de un lugar específico, representado por el

jeroglífico 'Monte

que escupe'. Caso observó que estadinastía era cercanaa lade Tilantongo, que fue el

señoío

ñuudzaui más importante de aquella época, y que su historia tenía un papel central en el lado anverso del Códice Ñuu Tnoo'N disi

Nuu.

En una ponencía presentada al

XLI

Congreso lnternacional de Americanislas en la Ciudad de México (1974, pero no publicada hasta 1983),

Mary

Elizabeth Smith logró delerminar cuál era el lugar que representaba el

"Monte

que escupe": el pueblo acrual de MagdalenaJaltepec (sihrado en elvalle de Nochixtlán, en

laMixtecaAlta),

vecino de

Tilantongo.

EI nombre Jaltepec viene de Xal-tepe-t, que es nauatl

y

significa

'En

el

22

(34)

Er r.rBRo DrAñLt1E y sLlHtstoRlA

monte

de arena'; su nombre en dzaha dzaui es

Añule,

que tiene

un

significado

muy

similar:

'Lugar de arena' (a- es un prefijo locativo, representado en la pictograffa ñuu- dzaui

por medio

de una boca abierta,

y

iLute s\gn\fica'arena', palabra representada icónicamente como puntos negros sobre un fondo blanco, creando así en conjunto Ia imagen de una boca que escupe).

En el monte de Añute se situa un asentamienlo, calificado como pueblo o ciudad (ñuu) rodeada por nubes. Pensamos que esta corona de nubes es un elemento emble- mático o heráldico,

similar

al águila sobre el nopal en el

jeroglífico

de Tenochtítlan Probablemente se trata de una referencia a la neblina

distintiva

que a veces se

forma

alrededor del monte de Jaltepec lcompárese CófuceYutaTnoho,

p

1\.

Ensu descripción deJaltepec, el cronista oaxaqueño delsiglo xvrr, fray Francisco de Burgoa (1934,

I,

cap.

xxxiv),

destacó la posición subordinada al poderoso vecino

Ti-

lantongo, y la relacionó con [a situación geopolítica:

A los términos de las cortes de los reyes y grandes señores [Tilantongo], siguen corlijos y aldeas de plebeyos, que al vaho de Ia familia de un poderoso sólo el carrizo humilde se sufre que se incline para que pase por él el viento desembocado de la aldva anogan- cia de que se embiste.

Está este pueblo de Xalrepeque al Orienre de Tilanrongo, y con la pensión nativa de ext¡emadas y fértiles úerras, asi para el lemporal como regadíos, que la cercan por todas partes, con que de gracia, o de fuerza, las semillas que cogian y sembraban, llevaban en el co¡azón reconocido el feudo o

lributo

al que con mano superior lo pedía,

y

más no leniendo cabeza que Io defendiese,

ni

los natu¡ales fuerzas con qué resislirlo.

Y de uno

y olro

asegurados, los de

Tilantongo

se aprovechaban casi siempre, porque su paraje era más castillo inexpugnable para las guerras, una academia

milihr

(35)

HtstoRt^, Llr eRATuM I tDEoLoclA DE Nuu Dz^ul

de esfor¿¿dos héroes, que labor de pan llevar,

ni

campos de cultivo para labradores, y la necesided de sustentar la vida les fozaba a salir en busca del mantenimienro donde sabían que lo había, y habían de hallar menos resitenci¿, asÍ porque este valle no la tiene en sus lomas peladas,

ni

en un cerrillo empinado, que resale, como por haber sido desde su gentilidad los de este pueblo [Jaltepec] no de los muy prácticos en cosas

militares,

ni

políticos con sus señores

-

siempre si agrestes, loscos,

y

campesinos, sembraban para sustentarse,

vivian

rústicos a las tinieblas de sus ídolos, sin otra ocupación,

ni

ejercicio que ios hiciese de cuenta. (Burgoa,

lor

cit.)

Aparte de las sementer¿s para su suitento, Jaltepec tenía una limitada producción de oro:

Era lierra esta de Xallepeque de minerales de oro, no con la abundancia que algu- nos encarecen

[...]. Ninguno

de los vasallos usaba del

oro

para moneda de é1,

porque sólo usaron del trato n¿tural, fe¡iando las cosas de su menester unas con otras,

ni

los plebeyos desnudos

y

desabrigados no usaban joyas

ni

sabían del arle de minería, sólo los señores gas[aban en idolos

y

alhajas de su servicio, el

oro y

las piedras. Y uno y otro hallaban los vasallos en dive¡sos arroyos y quebradas, que con Ias avenid¿s de las aguas traian la tierra y polvo de las partes donde se c¡iaba. Y lanta

multitud

de gente todo lo lra.jinaba buscando animales y yerbas qué comer, y el que hallaba enlre arenas o polvo el que más bermejeaba con lust¡e a los rayos del sol, recogíalo y dábalo a los capitanes, tribunos o centuriones que los gobernaban, para que los llevasen a sus señores. Y éstos no Io enviaban a otros reinos,

ni

lo enajenaban, sino que lo mandaba¡ fundir y labrar para si

[...].

{Burgoa, loc. cit.)

Burgoa también describe la fortaleza en el

cero

de ialtepec, explicando el carácter de

lx

guenas y mencionando de paso la existenciade códices que relalaban la historia de este pueblo:

24

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