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La influencia del debilitamiento de las sibilantes sobre las vocales precedentes

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La influencia del debilitamiento de las

sibilantes sobre las vocales precedentes

Un estudio fonético sobre el vocalismo andaluz

Wiebe Koehoorn (s1914014)

Trabajo final del Máster en Enseñanza del Español

Tutores: Bob de Jonge & Dicky Gilbers (RUG)

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Abstract

In this paper we will investigate the influence of the weakening of a sibilant on the preceding vowel in the Andalusian dialect. Until now, there has been a lot of interest in the Andalusian vowels and the use of sibilants. However, there have not been a lot of studies about the influence the weakening can have on the formants and the duration of the vowels. In phonetic investigations, the results are often obtained by a subjective method, which results in a lack of scientific objectivity. For this reason, we have designed a method that can be used to distinguish between a sibilant that is retained, aspirated or eliminated. Besides that, we have investigated various factors that can alter the quality of the vowel: the relevance of the following sibilant, the phonetic context, the position and the accent.

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Prólogo

Hace casi dos años viví y estudié en Sevilla durante medio año, y a partir de ese momento me ha fascinado la variante del español que se suele hablar allí, que es el andaluz. Uno de los aspectos más interesantes de la lengua es, para mí, la lingüística. Por lo tanto, hice el trabajo fin de grado sobre el uso de las sibilantes, principalmente su debilitamiento. Para el presente trabajo, quise investigar algo parecido. Como había seguido una asignatura sobre el análisis fonético, supe que quería combinar todas estas cosas que me interesaban.

Las personas que me han ayudado muchísimo son los dos tutores, Bob de Jonge y Dicky Gilbers. Junto con Dicky, y gracias a la ayuda profesional de Paul Boersma y Vincent van Heuven, hemos podido diseñar un modelo que puede ayudar con la categorización de los sonidos. Siempre podía consultar a Bob para todas las preguntas y dudas que tenía. Muchísimas gracias por vuestra ayuda. Para el análisis de la percepción, Tjeerd Pols y Eugenia Ferrer Rodríguez estuvieron dispuestos a ayudarme: gracias a vosotros también. Además, quiero agradecerles a mi familia y mis amigos por su apoyo incondicional. Espero que leer este trabajo sea una experiencia agradable e informativa.

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Índice

0. Introducción p. 5

1. El marco teórico p. 6

1.1. La realización de las vocales en el andaluz p. 6

1.1.1. Los formantes p. 7

1.1.2. La duración p. 11

1.2. El debilitamiento de las sibilantes en el andaluz p. 12

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0. Introducción

En el presente trabajo se investigará la influencia que tiene el debilitamiento de una sibilante sobre la vocal precedente en el andaluz. El andaluz es una variante del español de España, hablado en el sur de España, en Andalucía. Es una de las variantes más complicadas que tiene el español, y el uso de las sibilantes es una de sus características más interesantes. Hasta ahora se ha escrito bastante sobre el vocalismo andaluz y el debilitamiento de la /s/ y /θ/, pero es difícil de encontrar estudios en los que se investigue la influencia del debilitamiento sobre la calidad de las vocales.

A la hora de investigar las palabras en las que se pueden encontrar aspiración y eliminación, los lingüistas frecuentemente se encuentran con un problema. Este problema consiste en hacer una distinción correcta y objetiva entre [s], [h] y [Ø]. Utilizan su oído para escuchar la diferencia entre los sonidos y categorizarlos. Este método es muy subjetivo, por lo cual errores son fáciles de cometer. En el presente estudio se pretende ofrecer un método objetivo que puede facilitar la categorización.

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1. El marco teórico

En esta parte se dará una síntesis de los estudios más relevantes sobre el uso de las sibilantes y las vocales en el andaluz. Primero, se hablará del vocalismo andaluz y el tema del debilitamiento de las sibilantes. Después, se ofrecerá información sobre la pre- y postaspiración, y finalmente se discutirá la subjetividad en las investigaciones fonéticas.

1.1. La realización de las vocales en el andaluz

Hasta ahora ha habido mucho interés por las vocales del andaluz, pero es difícil encontrar artículos en los que se investigue la influencia que tiene el debilitamiento de la sibilante sobre las vocales. Alarcos Llorach (1958: 193) dice que especialmente las vocales finales cambian en el andaluz, sobre todo por la aspiración y la pérdida de la /s/ final. El cambio resulta ser aún más grande cuando la /s/ desaparece totalmente en posición final absoluta, ante una pausa. Según él, la consecuencia es que las vocales finales se hacen más abiertas y más largas. Gracias a la abertura y al alargamiento, se puede distinguir el plural del singular, y las segundas de las terceras personas verbales. Si la /s/ no está en posición final absoluta, al perderse, puede modificar la consonante siguiente. La consecuencia puede ser la geminación de esa consonante ([mɔk:ɑ] “mosca”), pero también puede que obtenga el carácter sordo y espirante de la /h/ ([mɔhkɑ] “mosca”), cuando la sibilante se aspira. Además, el autor supone que la diferencia entre [pɔstɛ] y [pɔtɛ] no tiene que ver con la abertura de la vocal, sino con la modificación de la consonante siguiente (Alarcos Llorach, 1958: 200).

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hay diez vocales distintas para distinguirlas las unas de las otras, sino se considera que /á/ es igual a /a+’acento’/ (Alarcos Llorach, 1958: 201).

Martínez Melgar (1986: 200) critica el sistema de Alarcos Llorach, ya que dicho elemento ‘x’ resulta ser la aspiración. En el artículo de Martínez Melgar (1986), expone los resultados de una investigación de las vocales en áreas alrededor de Córdoba y Jaén. En estas zonas hay una total pérdida de aspiración, según ella, por lo cual es difícil sostener que las vocales abiertas y largas son una combinación de una vocal más la aspiración. Como en el habla de Córdoba y Jaen no parece haber aspiración, esto significaría que no existen vocales abiertas ni alargadas. Por lo tanto, a Martínez Melgar (1986: 200) le parece que no se puede considerar que el elemento funcional distintivo es la aspiración.

1.1.1. Los formantes

Aparte de las investigaciones teóricas, también se han hecho investigaciones prácticas sobre los formantes y la duración de las vocales andaluzas. En el artículo de Alonso, Zamora Vicente & Canelloa de Zamora (1950), se han analizado las vocales en distintas posiciones. Para el análisis, los autores no han utilizado programas para determinar los formantes, sino se han ayudado de quimogramas, palatogramas y radiografía. Refiriéndose a Navarro Tomás, que había señalado que el timbre de las vocales se transforma en el plural, cuando la /s/ final se pierde por aspiración, los autores pretenden observar este fenómeno en el habla de la zona de Granada. Hay que mencionar que solamente han investigado el habla de los hablantes cultos, sobre todo universitarios. En general, descubren que las vocales tónicas libres1 tienden a abrirse en plural y a cerrarse en singular (es decir, en plural tienen un F1 más alto y en singular un F1 más bajo). En cuanto a las vocales tónicas trabadas, no parece haber una clara uniformidad, ya que dicen que en la mayoría de los casos no presentan una tendencia a abrirse tan claramente en el plural como cuando es libre. Además, resulta que la /o/ tónica trabada por una consonante (menos las nasales) es abierta en singular (Alonso, Zamora Vicente & Canelloa de Zamora, 1950: 210-216).

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En cuanto a las vocales iniciales2, resulta que siguen la tendencia de las tónicas: se cierran en singular y se abren en plural. En los diptongos no se encuentran los mismos resultados, salvo cuando el diptongo forma parte de la última sílaba de una palabra. Cuando se trata de los artículos, los autores señalan que las vocales de las formas de plural (“los” y “las”) se abren frecuentemente, pero no tan regularmente como las vocales finales3 de los sustantivos que siguen después de los artículos.

Martínez Melgar (1986) quería comprobar si las vocales tienden a abrirse en plural y cerrarse en singular. Para la investigación, analizó el habla de la zona de Córdoba y Jaén, utilizando espectogramas. En la tabla 14 se pueden encontrar los resultados de su análisis (Martínez Melgar, 1986: 226-241). En todas las posiciones, vemos que las vocales en general tienen un F1 casi igual o más alto que en plural. Esto significa que las vocales en plural efectivamente tienden a abrirse más que en singular. Además, el F2 de la [ɑ, ɛ, i] siempre es más bajo en plural que en singular, cuando se trata de una vocal inicial o tónica, mientras que el F2 de la [ɔ, u] es más alto en plural. Para las vocales finales no parece haber una tendencia determinada. En mi punto de vista, los resultados de Martínez Melgar sí son cuestionables. En la tabla de la [ɔ], por ejemplo, 16 de los 24 primeros formantes analizados tienen un valor de exactamente 500 Hz.

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Las vocales iniciales son aquellas vocales que aparecen en la primera sílaba de una palabra, sea como primera letra (/enero/), sea precedida por una consonante (/febrero/). Además, no llevan el acento.

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Las vocales finales son aquellas vocales que aparecen en la última sílaba de una palabra, en este caso siempre son seguidas por una /s/.

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Tabla 1: Los formantes (en Hz) de las vocales que aparecen en sustantivos en singular y plural. F1 singular F2 singular F1 plural F2 plural [ɑ]1 569.5 1295.2 578.2 1250.0 [ɑ]2 579.9 1331.6 579.9 1319.5 [ɑ]3 549.0 1420.9 547.9 1434.4 [ɛ]1 509.4 1701.4 517.3 1570.0 [ɛ]2 498.3 1763.9 526.1 1583.4 [ɛ]3 510.4 1708.4 517.7 1680.2 [i]1 384.5 2047.4 383.0 1946.5 [i]2 374.2 2104.6 373.4 2055.8 [i]3 388.5 1996.6 390.4 2012.1 [ɔ]1 500.0 1049.5 520.8 1104.2 [ɔ]2 497.4 1035.2 510.4 1080.8 [ɔ]3 509.4 1173.9 513.0 1177.8 [u]1 366.7 910.8 366.1 937.5 [u]2 373.8 987.0 375.0 1023.0 [u]3 401.1 1044.3 395.9 1018.6

En Martínez Melgar (1992), la autora vuelve a estudiar las vocales del andaluz oriental. Señala que el espacio abarcado, en el que había recogido los datos para su otro artículo recién discutido, era demasiado occidental. Por lo tanto, decidió escoger pueblos en las áreas de Jaén, Granada y Almería. La autora ha analizado las vocales en cuatro distintas posiciones, en vez de tres. Otra vez se han puesto sus resultados en una tabla, para que haya más claridad. La tabla 25 otra vez demuestra la misma tendencia que hemos visto antes. El primer formante suele ser casi igual o más alto en plural, mientras que el segundo formante de [ɑ, ɛ, i] es más bajo en plural, pero el F2 de [ɔ, u] es más alto (Martínez Melgar, 1992: 38-42). En cuanto a los valores absolutos, se pueden encontrar diferencias bastante grandes entre los resultados de los dos artículos de Martínez Melgar. Sin embargo, esto puede tener varias explicaciones: puede, por ejemplo, que se deban al otro contexto utilizado en el que se han realizado las palabras analizadas, o a la diferencia entre las regiones elegidas.

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Tabla 2: Los formantes (en Hz) de las vocales que aparecen en sustantivos en singular y plural.

En el artículo no solamente se han investigado las vocales que aparecen en sílabas libres, sino también las que son trabadas por consonantes. Esto quiere decir que la sílaba tiene una coda, por lo cual la vocal no aparece al final de la sílaba, como es el caso en las sílabas libres. Unos ejemplos de palabras en las que se encuentran vocales trabadas por consonantes son “esto” y “banco”. Martínez Melgar (1992: 47) no hace una distinción entre las consonantes, por lo cual no tenemos datos de vocales trabadas por [s] o [h]. Tampoco indica en qué posiciones están las vocales trabadas. En la tabla 3 se pueden encontrar los primeros dos formantes para las cinco vocales, tanto en singular como en plural.

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Tabla 3: Los formantes (en Hz) de las vocales trabadas por una consonante.

Cuando comparamos estos resultados con los formantes de las vocales que aparecen en sílabas libres (tabla 2), resulta que en realidad no hay mucha diferencia. Veamos el ejemplo del fono [ɑ]. Como no hay información sobre la posición de las vocales trabadas, calcularemos la media de todos los valores de formantes de [ɑ], o sea, de A1, A2, A3 y A4. En cuanto al primer formante, se obtiene un formante medio de (650.9+685.6+650.1+623.1=) 652. De la misma manera, se puede calcular el F2 de una vocal en un sustantivo en singular, que sería 1487. Con respecto a los sustantivos en plural, se obtendrían un F1 de 656 y un F2 de 1442, utilizando el mismo método. Ahora, cuando se comparan estos cuatro formantes con los datos de [ɑ] en la tabla 3, la diferencia efectivamente es pequeña, principalmente en cuanto al primer formante.

1.1.2. La duración

En los dos artículos de Martínez Melgar (1986, 1992) también se analiza la duración vocálica en las distintas posiciones. La autora señala que en la teoría se afirma que las vocales tónicas y finales se alargan en plural. Sus resultados se han expuesto en la tabla 4. Se puede ver que la vocal inicial siempre es de menor duración en plural. Cuando la [ɑ], por ejemplo, está en posición inicial, tarda 51 milisegundos si se trata de un sustantivo en singular, mientras que tiene una duración de 44 milisegundos si es parte de un sustantivo en plural. Cuando está en posición tónica, fluctúa bastante, pero las diferencias son mínimas. La [ɑ], [i] y [u] tienen una duración menor en plural, mientras que la [ɛ] tarda más en plural, aunque la diferencia solamente es 1 milisegundo, a saber, 65 milisegundos en singular y 66 milisegundos en plural. El único fono que no cambia, con respecto a la duración, es la [ɔ]. Tanto en singular, como en plural, tiene una duración de 69 milisegundos. Las vocales finales efectivamente

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crecen un poco en plural, con la excepción de [ɑ], ya que tiene una duración de 51 milisegundos en singular, y tarda 47 milisegundos en plural (Martínez Melgar, 1986: 231). Cuando se trata de sustantivos en plural, estas vocales siempre se encuentran ante el morfema de plural, o sea, siempre son trabadas por una [s].

Tabla 4: La duración (en ms) de las vocales que aparecen en sustantivos en singular y plural.

inicial tónica final singular [ɑ] 51 76 51 plural [ɑ] 44 69 47 singular [ɛ] 44 65 49 plural [ɛ] 41 66 59 singular [i] 55 53 56 plural [i] 52 50 62 singular [ɔ] 47 69 52 plural [ɔ] 35 69 59 singular [u] 45 64 55 plural [u] 41 61 58

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Tabla 5: La duración (en ms) de las vocales que aparecen en sustantivos en singular y plural.

inicial tónica medial final

singular [ɑ] 51 65 51 43 plural [ɑ] 43 56 46 38 singular [ɛ] 46 58 52 39 plural [ɛ] 40 51 46 33 singular [i] 47 51 42 49 plural [i] 43 44 37 42 singular [ɔ] 46 64 49 41 plural [ɔ] 38 55 48 35 singular [u] 44 54 46 52 plural [u] 37 44 42 46

1.2. El debilitamiento de las sibilantes en el andaluz

En los artículos sobre el uso de las sibilantes, se pueden encontrar tres tipos de debilitamiento de los fonemas /s/ y /θ/, que son la aspiración, la asimilación (parcial o total) y la pérdida total. En el presente trabajo no se investigará la asimilación, sino solamente se estudiarán la retención de la sibilante, la aspiración y la pérdida total. Según los lingüistas, los sonidos sibilantes se debilitan frecuentemente cuando son trabados por /p/, /t/ o /k/. En cuanto a la posición de la sibilante debilitada, se suele encontrar dentro de una palabra (como en la palabra “este”), al final de una palabra ante una pausa (como en “son estos”) y al final de una palabra ante una consonante de la palabra siguiente (como en “estas casas”) (Alvar, 1996: 243; Penny, 2000: 122). Como se ha podido observar, la sibilante debilitada siempre se encuentra en la coda de una sílaba6 y después de una vocal.

La aspiración, que es el fenómeno más débil de los tres tipos de debilitamiento, se discutirá ampliamente en los párrafos 1.2.1 y 1.2.2. Se trata de asimilación cuando una sibilante aspirada adopta unas características de la consonante siguiente. Además, la asimilación puede ser parcial o total. En el caso de asimilación parcial, el sonido sibilante sigue conservando su aspiración, mientras que reduplica la consonante siguiente. Un ejemplo de este fenómeno es “los pies”: [lɔhp piɛs]. Cuando se trata de asimilación total, ya no se escucha el carácter espirante, sino solamente hay reduplicación de la consonante que

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viene después de la sibilante debilitada. De esta manera, “los pies” se pronunciaría como [lɔp piɛs]. El último tipo de asimilación es el menos frecuente y se dice que no está socialmente muy aceptado. Por esta razón, los hablantes educados intentan evitar el uso de este tipo de debilitamiento (Alvar, 1996: 243).

En cuanto a la pérdida de la /s/ o /θ/, se puede decir que es el debilitamiento más radical de los tres tipos, ya que se elimina el fonema completamente. Por eso, puede que a veces sea difícil distinguir las palabras en singular y plural (“estos”: [ɛstᴐØ], pero también “esto”: [ɛstᴐ]), o los verbos en segunda y tercera persona (“amas”: [ɑmɑØ], pero también “ama”: [ɑmɑ]). La eliminación suele encontrarse frecuentemente cuando se trata de una /s/ final absoluta, que no es trabada por la consonante inicial de la palabra siguiente. Según un estudio de Terrell (1979: 602-604), resulta que los hablantes del español cubano suelen evitar el uso de eliminación en las palabras monosilábicas. Esta pérdida de la sibilante se observa principalmente en el este de Andalucía, pero también en el oeste (Alarcos Llorach, 1958: 196; Penny, 2000: 122-123; Alvar, 1996: 243).

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1.2.1. La preaspiración

Siempre ha habido un gran interés por el fenómeno de la aspiración en varias variantes del español. La aspiración se encuentra en toda Andalucía, pero también en partes de Extremadura, Castilla la Mancha y Murcia. Los hablantes de varias regiones de Sudamérica también muestran este tipo de debilitamiento de las sibilantes. Canfield (1962: 60) postula que la aspiración vino a Sudamérica por los contactos comerciales entre los países sudamericanos y Sevilla. Además, dice que su uso es más frecuente en el español del Caribe, Veracruz, Panamá, Caracas y las costas de Colombia y Ecuador. La aspiración se encuentra en todas las clases sociales, tanto en Sudamérica como en España (Terrell, 1979: 599; Penny, 2000: 122).

En cuanto al proceso de la aspiración, se dice que en realidad es nada más que una continuación de la vocal precedente (Terrell, 1979: 602). Cuando habla de la aspiración, Alarcos Llorach (1958: 203) afirma que es un fonema que puede realizarse de diferentes maneras. Él también supone que es una simple prolongación de la vocal anterior, por lo menos cuando pierde su fuerza espiratoria y adopta la sonoridad de la vocal. Por esta razón, muchos lingüistas interpretan la aspiración como parte de la vocal precedente, por lo cual no hacen ninguna distinción entre la [h] y la vocal en sus estudios fonéticos.

El problema más grande con el que se confrontan los lingüistas en sus estudios sobre la aspiración, es la detección. Para ellos, esta es otra razón para considerar la [h] como parte de la vocal, para que sea más fácil medir la duración vocálica. Consiguientemente, los resultados de sus investigaciones no son nada sorprendentes: cuando se trata de aspiración, la ‘vocal’ suele ser más larga que en el caso de eliminación. Torreira (2006: 113; 2007: 68) critica algunos estudios lingüísticos (por ejemplo, los de Hammond (1978) y Figueroa (2000)) en los que ni siquiera se menciona si se ha considerado la aspiración como prolongación de la vocal precedente. En sus estudios, las vocales ante aspiración eran bastante más largas que las vocales en sílabas abiertas, pero no se sabe si estos resultados se deben a la interpretación de la aspiración como parte de la vocal o no.

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utilizar para determinar cuándo se trata de un sonido sonoro. Cuando hay una transición que se caracteriza por un descenso fuerte de la energía, se trata de un sonido sordo, que en este caso sería la [h]. Las ondas sonoras se usan para determinar el voice onset y el voice offset, que son respectivamente el inicio y el fin de la sonoridad. Gerfen ha localizado el inicio de la aspiración en el punto en el que termina la sonoridad de la vocal precedente. En su propio artículo, el autor ya menciona la dificultad de determinar cuándo la sonoridad empieza y acaba, ya que a menudo el período de aspiración no se caracteriza por una ausencia total de sonoridad, sino por una fonación con respiración. Como Gerfen no está seguro de qué interpretación debería usar, presenta dos resultados. Si se incluye la aspiración en la duración vocálica, las vocales ante aspiración del sonido sibilante son más largas que las vocales ante eliminación. En otras palabras, la primera vocal de [kɑhtɑ] es más larga que la de [kɑtɑ]. Si no se considera [h] como parte de la duración vocálica, las vocales ante aspiración son más cortas que las vocales ante la pérdida de /s/ o /θ/ (Gerfen, 2002: 251-256).

Torreira (2006: 115) solamente ha utilizado las ondas sonoras para medir el voice

onset time (VOT), ya que supone que se obtiene una resolución mejor. Para localizar el inicio

y el fin de la aspiración, utiliza la energía del segundo formante. Cuando hay un descenso de energía del F2, empieza la aspiración. En cuanto a la localización de su fin, el autor dice lo siguiente:

As for the ending point, a problem was raised by spurious energy spots that occasionally appeared during –and well into– the stop closure. Since comparable spots appeared in the medial closure of words without aspirated /s/ such as /pata/, they were considered as perturbations not attributable to glottal frication. For this reason, the ending point was marked with reference to high frequencies (4000-5000 Hz), where these spots were not perceived (Torreira, 2006: 115).

1.2.2. La postaspiración

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VOT negativo, y si empieza después, hay un VOT positivo. Luego, se puede dividir el VOT positivo en dos grupos: el retardo corto (cuando se trata de un valor de VOT menor de 35 milisegundos) y el retardo largo (cuando el valor de VOT es mayor de 35 milisegundos)7. Solo en el caso del retardo largo, se habla de postaspiración. Este fenómeno se produce con gran regularidad en el inglés, después de /p/, /t/ o /k/. En el castellano, por el contrario, estos tres fonemas suelen producirse con un retardo corto (Yavaş, 2008: 492-493; Rosner, 2000: 217). Hay que mencionar que en estos estudios se han analizado las consonantes plosivas iniciales.

En sus dos artículos, Torreira (2006; 2007) postula que ha encontrado que en el andaluz también hay postaspiración. En sus estudios, Torreira ha estudiado los valores de VOT y demuestra que hay diferencias significativas entre el español de Andalucía y el español porteño y puertorriqueño. Encuentra que las consonantes plosivas que son precedidas por una sibilante aspirada tienen un valor de VOT más alto en el andaluz que en las otras dos variantes. A base de estos resultados, el autor dice que hay postaspiración en el andaluz. En ningún momento habla de un retardo largo o de valores de VOT mayores de 35 milisegundos. A pesar de esto, en las figuras y las tablas sí se pueden encontrar valores de VOT que indican que efectivamente hay postaspiración. Por lo tanto, según Torreira (2006; 2007) sí existe el fenómeno de la postaspiración en el andaluz. Desafortunadamente, por una falta de tiempo y espacio, para el presente trabajo no hemos sido capaces de analizar este fenómeno en nuestro corpus.

1.3. La subjetividad

Uno de los grandes problemas en los estudios sobre aspiración, es la falta de objetividad. Se trata de la percepción de aspiración, o sea, de la [h] sorda8. Este sonido es difícil de percibir, por lo cual los lingüistas que no utilizan métodos objetivos tienen una alta probabilidad de cometer errores a la hora de la categorización de los sonidos. Como ya se ha mencionado, se puede hacer el análisis de la postaspiración utilizando el VOT y las ondas sonoras. En el caso de la preaspiración, resulta que los lingüistas no se pueden servir de estas dos herramientas.

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En general, los lingüistas suelen utilizar este punto de referencia de 35 milisegundos, pero hay que mencionar que también hay algunos que utilizan otras normas para definir el retardo corto y el retardo largo.

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Por lo tanto, se fían de su oído e intentan escuchar la diferencia entre la retención de la sibilante, la aspiración y la eliminación. Según Caravedo (2006: 113-114), un hablante siempre dispone de ciertos modelos referenciales preestablecidos que guían sus observaciones, especialmente cuando se trata de un hablante nativo. Como necesita datos de aspiración, Torreira (2006; 2007) les dice a sus informantes que hablen de una manera relajada y natural. Luego, él mismo (un hablante nativo del español) comprueba si se trata de la realización de una sibilante retenida o debilitada.

Los hablantes no nativos también pueden ser guiados por modelos lingüísticos preestablecidos, por lo cual pueden cometer errores a la hora de la percepción. Gerfen (2002), que dice que es un hablante casi nativo del andaluz oriental, pide la ayuda de un hablante nativo. Ambos escuchan todos los datos e intentan dividirlos en realizaciones de una /s/ y sibilantes debilitadas. Luego, comparan sus resultados para ver si hay algunas diferencias. Resulta que casi no había diferencias entre la percepción de las dos personas, ya que solamente había tres casos en los que no estaban de acuerdo, de un total de 600 palabras. Terrell (1978; 1979) utilizó el oído de sus cuatro ayudantes expertos para hacer una transcripción de las entrevistas que forman su corpus. Después, la transcripción fue revisada por otro ayudante y por la investigadora misma.

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2. Corpus y método

Para la composición del corpus se han utilizado once vídeos de YouTube. En general, se trata de entrevistas con artistas y autores. Se han analizado tanto el habla de los entrevistados como el de los entrevistadores. La edad de las once personas varía entre 30 y 60 años, y la mayor parte de ellas es hombre, aunque también hay dos mujeres. Además, son de la clase media. Hay informantes de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada y Sevilla, por lo cual se ha obtenido una mezcla de andaluces occidentales y orientales. En el apéndice 1 se podrán encontrar los diferentes enlaces a los fragmentos, información básica sobre los hablantes y las ciudades correspondientes.

Se han convertido los vídeos a archivos MP3 mediante el sitio web de ClipConverter.cc9. Luego, se ha utilizado Adobe Audition 3.0 para optimalizar todos los fragmentos. Primero, se ha reducido la intensidad del ruido de fondo con un 90%, ya que un nivel de reducción de 100% empeoraba la calidad de los fragmentos. Después, se han seleccionado todas las palabras en las que había una sílaba con una coda formada por una sibilante retenida o debilitada. Dicho de otra manera, se han utilizado palabras como “esto” y “alumnos”, pero palabras como “salvo” y “soy” han sido descartadas. En estas palabras no suele haber aspiración o eliminación del sonido sibilante10. Las palabras seleccionadas han sido guardadas como archivos WAV. Luego, se han normalizado todos los datos separadamente a un 100%. El audio digital permite una amplitud máxima, y cuando se normalizan archivos de audio a un 100%, se obtiene esta amplitud máxima. Con este método se puede analizar la intensidad de todos los datos de una manera más honesta, y además es más fácil ver las diferencias en las ondas sonoras.

El análisis fonético se ha hecho con Praat (Boersma & Weenink, 2013). Primero, se han localizado el inicio y el fin de la palabra, la sibilante (debilitada o no) y la vocal antes de la sibilante. Esta localización se ha hecho mediante el espectrograma y el oscilograma. A menudo resultó ser una tarea bastante difícil determinar si se trataba de una [s] o [h], ya que las fronteras no siempre eran muy claras. Después de la segmentación, se han anotado la duración y los valores del primer y segundo formante de las vocales ante sibilante,

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Se puede encontrar este sitio web en http://www.clipconverter.cc/

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aspiración o eliminación. En cuanto a la determinación de los formantes, se ha utilizado el punto en el que la intensidad de la vocal era más alta. En algunos casos, Praat no podía analizar bien los formantes, por lo que en esos casos se ha intentado determinar el formante medio de la vocal. Desafortunadamente, este método tampoco servía, por lo que se han tenido que quitar estos datos. En la figura 1 se puede ver un ejemplo de la anotación de la palabra “artistas”, realizada como [ɑrtiØtɑs].

Figura 1: La anotación de la palabra “artistas”: [ɑrtiØtɑs].

Se han puesto todos los datos en Excel. Para la normalización de la duración vocálica, se ha dividido la duración de la vocal en cuestión por la duración de la palabra entera y el resultado se ha multiplicado por cien. De esta manera se obtiene un porcentaje, que indica la proporción de la vocal con respecto a la palabra. Tomemos la [ɑ] de la última sílaba de la palabra “artistas” en la figura 1 como ejemplo: la vocal dura 100 milisegundos y la palabra entera tiene una duración de 619 milisegundos. Luego, mediante la fórmula (100/619)*100 se obtiene un porcentaje de 16.2%. Hay que mencionar que en este estudio no se ha añadido la [h] a la duración total de la vocal. Esto es algo que muchos lingüistas sí suelen hacer, por la dificultad que tienen a la hora de la segmentación.

Como también había datos de dos mujeres, se han tenido que normalizar los formantes de las vocales realizadas por ellas. En general, los formantes de las mujeres son

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más altos que los de los hombres, ya que las cavidades del tracto vocal femenino suelen ser menos grandes (Martínez Celdrán, 1995: 216). Por lo tanto, Martínez Celdrán (1996: 68) dice que se pueden dividir los formantes femeninos por un coeficiente fijo de 1.22. Este coeficiente también se ha utilizado para normalizar los datos femeninos del presente estudio. Si la palabra “artistas” de la figura 1 hubiera sido realizada por una mujer, se hubieran tenido que convertir los formantes de la última [ɑ] de la siguiente manera: el F1 habría sido (611/1.22=) 501 Hz y el F2 (1571/1.22=) 1288 Hz.

2.1. La objetividad

Anteriormente ya se ha mencionado que para los lingüistas es una tarea difícil hacer una distinción entre una sibilante retenida, aspirada o eliminada. Muchos de ellos se basan en métodos que son bastante subjetivos. Como se ha señalado, la percepción puede ser influenciada por varios factores. Para el presente estudio, se ha hecho una investigación breve sobre la percepción de palabras con sibilante retenida o debilitada11. Resultó que una hablante nativa del andaluz tenía más dificultad a la hora de diferenciar entre [s], [h] y [Ø] que un hablante del holandés que no sabe hablar español. En el 18.6% de los casos había una diferencia entre la percepción del hablante holandés y los resultados obtenidos por un método objetivo, que se explicará con más detalle en este apartado. En el caso de la hablante nativa, la diferencia era aún más grande, ya que el porcentaje de diferencias subió a un 41.1%.

Mediante el espectrograma y el escilograma se puede ver que se trata de eliminación, cuando simplemente no hay ninguna realización de la sibilante. En cuanto a los otros dos fonos, que sí son perceptibles, ya es más difícil categorizarlos. Por lo tanto, sería útil disponer de un método objetivo que pueda distinguir la [h] de la [s]. Sí se sabe que las sibilantes tienen más energía en la área de frecuencia alta, es decir, en la región de 4 kHz a 6 kHz (Yu, 1999: 1). La [h], por el contrario, no muestra tanta energía en esta área, sino que su energía está dividida por el espectrograma (Rothenberg, 1974: 2; Stevens, 2007: 429).

11

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Para facilitar la categorización de las sibilantas retenidas y aspiradas, se ha intentado diseñar un modelo. Primero, se ha seleccionado y extraído el fono en cuestión con Praat (Boersma & Weenink, 2013). Luego, se ha medido la intensidad media del sonido. Como se ha mencionado, la [s] tiene más energía en la área de frecuencia alta, por lo cual se ha optado por aplicar un filtro de 5 kHz a 6 kHz, mediante la opción pass Hann band en Praat. El filtro elimina la energía de la región debajo de 5 kHz y la energía encima de 6 kHz. Lo que queda, entonces, es la área entre 5 kHz y 6 kHz. De esta manera, solamente la energía en esta área es filtrada, para que se pueda hacer análisis en esta parte del sonido12. Se espera que, después de filtrar, la intensidad media de [s] en la área de 5 kHz a 6 kHz seguirá siendo alta, ya que la [s] debería tener una intensidad alta en esta zona. La [h], por el contrario, suele tener más energía debajo de 5 kHz. Por lo tanto, después de la aplicación del filtro, la intensidad de [h] tendría que ser relativamente mucho más baja en la área filtrada.

Se ha medido la reducción de la intensidad en porcentajes, mediante la siguiente fórmula: ((y-x)/x)*100%. Véase el siguiente ejemplo: un sonido, percibido como una [h], tiene una intensidad media de 78 Db. Después de aplicar el filtro, la intensidad ha bajado hasta 47 Db. Estos dos valores de intensidad llamamos ‘x’ y ‘y’ respectivamente. Utilizando la fórmula, se obtiene el siguiente resultado: ((47-78)/78)*100% = -39.7%. Esto quiere decir que la intensidad media del sonido ha bajado con un 39.7%. De esta manera, se ha calculado la reducción de intensidad de todos los sonidos. Durante los análisis, pareció que la reducción era más alta cuando se trataba de una [h] que sonaba más fuerte. Cuando se trataba de una [s] fuerte, por el contrario, pareció que la reducción era más baja. Por esta razón, en la figura 2 se han puesto los resultados de la reducción de intensidad en función de la intensidad del sonido no filtrado.

12

Para más información sobre este tipo de filtro, véase

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Figura 2: La reducción de intensidad en función de la intensidad del sonido no filtrado.

Las dos líneas en la figura 2 indican la tendencia general. Como se puede ver, la línea de los datos de [s] es decreciente, mientras que la de los datos de [h] crece. Esto quiere decir que una [s] o [h] con una mayor intensidad efectivamente hace que la reducción de intensidad sea menor o mayor, respectivamente. A base de estos resultados, se puede decir que una [s] con mayor intensidad tiene más energía en la área de 5 kHz a 6 kHz que una [s] más débil. Por eso, la intensidad no se reduce tanto después de aplicar un filtro en dicha área. Si se trata de una [h] más fuerte, por el contrario, la energía se acumula en la región debajo de 5 kHz, que hace que la intensidad se reduzca más con el filtro utilizado.

Aparte de este análisis, se ha calculado la reducción media de la intensidad de los dos fonos para ver cuáles son las diferencias entre [s] y [h]. Con respecto a la [s], la media es 22.5%, que quiere decir que la intensidad se reduce con este porcentaje después de la aplicación del filtro. La de [h] es casi dos veces más alta, a saber, 43.6%. Por lo tanto, vemos que hay una diferencia grande entre la reducción de intensidad de los dos fonos, y esto es algo que se puede utilizar. Sin embargo, se necesita un punto de referencia para determinar cuándo un fono es [s] o [h]. En el 83.1% de los casos de [s], la reducción de intensidad es menor del 34%13. En cuanto a la [h], la reducción es mayor del 34% en el 85.5% de los casos. Por ejemplo, cuando la reducción de intensidad de un fono despúes de aplicar el filtro de 5 kHz a 6 kHz es 20%, hay una alta probabilidad de que se trate de una [s]. Sin embargo,

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Se ha utilizado este porcentaje como punto de referencia, ya que con este porcentaje se obtenían resultados más favorables. 0 10 20 30 40 50 60 70 50 60 70 80 90 redu cció n in te n sid ad (% )

intensidad sin filtro (Db)

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3. Los resultados

En esta parte del trabajo se expondrán los resultados de los diferentes análisis. Primero, se investigará la influencia que tiene la relevancia morfológica de las sibilantes sobre su uso. Luego, se verá si el contexto fonológico juega un papel importante en la retención o el debilitamiento de la /s/ o la /θ/. Después, se analizará la influencia que tiene la posición de dichos fonemas y las vocales precedentes sobre su uso. Finalmente, se investigará si el acento tiene alguna importancia en cuanto al tema de este estudio.

3.1. La relevancia morfológica

Según Terrell (1979: 600), la /s/ que está al final de una palabra, puede tener tres funciones principales. Puede ser una parte integral de una palabra, que no tiene ninguna función morfológica, como las palabras “antes” y “después”. La /s/ final también puede ser (una parte de) un morfema verbal, que indica de qué persona gramatical se trata. En “hablamos”, la /s/ solamente es una parte del morfema “-mos”, mientras que en “tienes” la /s/ en sí ya indica que se trata de la segunda persona del singular. La tercera función es distinguir los nombres en singular de los que están en plural. En otras palabras, mediante la /s/ final se puede hacer una diferencia entre “niño” y “niños”, o entre “ello” y “ellos”.

Para el presente estudio, se han agrupado las funciones de todas las /s/ y /θ/ (tanto implosivas como finales) en dos categorías: /s/ morfema y /s/ no morfema14. Con /s/

morfema se quiere decir que se trata de una /s/ que tiene cierta relevancia, por lo cual la

eliminación de este fonema podría causar problemas a la hora de la comprensión. En esta categoría están, entre otras, palabras en plural, como el ejemplo de “niños”. Cuando se elimina la /s/ final de esta palabra, suena igual a la misma palabra en singular. También están palabras en segunda persona del singular, como “tienes”, ya que sin la /s/ sería igual al mismo verbo en tercera persona del singular. Además, se han incluido palabras que tienen una /s/ semi morfemática. Después de la eliminación de este tipo de sibilantes, a lo mejor todavía se podría entender bien lo que quiere decir un hablante, pero la palabra sonaría igual a otra palabra. Tomemos el ejemplo de la palabra “nos”: la /s/ forma parte del

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morfema que se usa para la primera persona del plural. Sin este fonema, se supone que todavía estaría claro qué quiere decir el hablante. Aún así, la realización de esta palabra como [nɔØ] suena igual a la palabra “no”: [nɔ]15.

En la categoría /s/ no morfema se encuentran palabras con una /s/ que no es importante para un buen entendimiento. Principalmente, se trata de palabras de la primera categoría de Terrell, que tienen una /s/ que no tiene ninguna función morfológica, como “antes” y “después”. También se han incluido palabras como “vamos”. Aquí, la sibilante sí forma parte del morfema “-mos”, pero sin realizarla, los oyentes no tendrían ninguna dificultad a la hora de la comprensión, ya que no existe la palabra “vamo”. Véase la tabla 6 para la distribución de las sibilantes según nuestra categorización.

Tabla 6: Distribución de las sibilantes en dos grupos: /s/ no morfema y /s/ morfema.

X2=13.1; p<0.001 /s/ no morfema /s/ morfema

sibilante 47 / 32% 24 / 27%

aspiración 31 / 21% 38 / 43%

eliminación 69 / 47% 27 / 30%

La tabla tiene un valor p que es menor de 0.001, por lo cual los resultados son muy significativos. Ahora, se pueden hacer dos diferencias distintas: por un lado hay la diferencia entre la retención de la sibilante y la variante debilitada, y por otro lado la diferencia entre una variante perceptible (o sea, [s] o [h]) e imperceptible (la eliminación total). Lo que se espera es, que en los casos de /s/ no morfema se utilizarán formas más relajadas de la sibilante, mientras que en los casos de /s/ morfema, la eliminación será desfavorecida. En las tablas 7 y 8 se han organizado los datos de las dos diferencias distintas.

Tabla 7: La diferencia entre la retención de la sibilante y la variante debilitada.

X2=0.7; p<0.5 /s/ no morfema /s/ morfema sibilante 47 / 32% 24 / 27% aspiración + eliminación 100 / 68% 65 / 73% 15

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Tabla 8: La diferencia entre una variante perceptible y una variante imperceptible.

X2=6.3; p<0.05 /s/ no morfema /s/ morfema sibilante +

aspiración 78 / 53% 62 / 70%

eliminación 69 / 47% 27 / 30%

Como indica el valor p, la probabilidad de que los resultados se deban al azar es 50% en tabla 7, mientras que solamente es 5% en la tabla 8. Esto quiere decir que solamente los datos de la última tabla son significativos. En cuanto a las hipótesis, la tabla 8 es la que mejor representa nuestras expectativas y también la hipótesis de Terrell (1979: 602), que supone que se eliminará la sibilante más frecuentemente cuando esta es redundante, o según nuestra categorización, cuando se trata de una /s/ no morfema. Según la tabla, este efectivamente es el caso, ya que en el 47% de los casos hay una pérdida de la sibilante cuando no es morfemática. Cuando sí lo es, se elimina en el 30% de los casos. Por otro lado, se conservará la sibilante, sea retenida enteramente o aspirada, principalmente cuando es una /s/ morfema. Como se puede ver, en el 70% de los casos de /s/ morfema se puede escuchar una [s] o [h], pero cuando se trata de una /s/ no morfema, se escucha uno de dichos fonos en el 53% de los casos. Como la tabla 8 representa mejor las expectativas, la tabla 7 no hace falta. La división entre una variante perceptible de la sibilante por un lado, y la pérdida total por otro lado, representada en la tabla 8, es la que se utilizará en los análisis del contexto, la posición y el acento.

3.2. El contexto fonológico

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“me gusta”, ya que sin este sonido todavía estaría claro el significado del enunciado y no habría confusión.

Como se ha mencionado en la parte sobre el debilitamiento de las sibilantes en el andaluz, estas tendencias también se encuentran en varios artículos. En Terrell (1979: 607), se ha demostrado que se suele retener la sibilante más frecuentemente ante una pausa, menos ante una vocal y aún menos ante una consonante. Silva-Corvalán (2001: 23) afirma que la retención de la /s/ es rarísima en posición preconsonántica, por lo menos en todas las variantes en las que hay aspiración y eliminación. Una excepción es el artículo de Terrell (1978), que no estudia el español de Cuba, como en su publicación de un año después, sino el de Puerto Rico. En este artículo, las tablas demuestran resultados que son totalmente al revés. Se mantiene la sibilante más ante una consonante, menos ante una vocal y aún menos ante una pausa (Terrell, 1978: 29).

En los estudios sobre el debilitamiento de las sibilantes, se demuestra que se debilitan las /s/ y /θ/ principalmente cuando son trabadas por /p/, /t/ o /k/ (Alvar, 1996: 243). Por lo tanto, en este estudio se ha optado por investigar cuatro contextos fonológicos en vez de tres. Se ha dividido el grupo de las sibilantes ante consonante en dos grupos distintos. En uno de los grupos están las sibilantes ante /p/, /t/ o /k/, y en el otro grupo las que se encuentran ante otra consonante. Hay que mencionar que para este análisis no solamente se ha estudiado el contexto fonológico dentro de las palabras, sino también se ha tenido en cuenta la palabra siguiente. Dicho de otra manera, si una palabra terminaba en una sibilante, se ha analizado el primer fonema de la palabra que venía después. En la tabla 9 se puede encontrar la distribución de las variantes perceptibles e imperceptibles de la sibilante según los cuatro contextos.

Tabla 9: Distribución de sibilante/aspiración versus eliminación según el contexto fonológico16. X2=60.7; p<0.001 SV SP SC Sptk sibilante + aspiración 73 / 94% 17 / 59% 9 / 43% 41 / 38% eliminación 5 / 6% 12 / 41% 12 / 57% 67 / 62% 16

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Resulta que los hablantes andaluces efectivamente suelen utilizar una variante perceptible de la /s/ o /θ/ en un contexto prevocálico o prepausal. Cuando estos fonemas se encuentran ante una consonante, es más frecuente la eliminación. Aún así, la retención de la sibilante no es rarísima en posición preconsonántica, como dice Silva-Corvalán, ya que los porcentajes de sibilante y aspiración todavía son bastante altos en dicho contexto.

Las diferencias entre los porcentajes de una variante perceptible y los de la pérdida total son más grandes en el contexto prevocálico. En el 94% de los casos todavía se puede escuchar un sonido que representa la sibilante. Una explicación de este resultado se puede encontrar en la Teoría de la Optimalidad, que también dispone de una teoría sobre la estructura de las sílabas. En esta teoría, se supone que existe una sílaba universal que tiene la estructura CV, es decir, consonante-vocal. Todas las lenguas permiten esta estructura silábica, y en algunas incluso es la única estructura que se puede encontrar, como en el hawaiano. Sílabas de este tipo tienen un ataque sílabico, que es la consonante, pero no tienen una coda (Prince & Smolensky, 2004: 105-106; Maddieson, 2011). Mediante esta teoría, se podría explicar que un hablante del andaluz prefiere realizar la /s/ subrayada en “las alas” como una [s] o [h], para que se obtenga la estructura CVCVCVC. Si se eliminara la sibilante en cuestión, se obtendría la estructura CVVCVC. Además, como se ha mencionado en la hipótesis, las /s/ morfema frecuentemente están en un contexto prevocálico. Entonces, la relevancia de la sibilante es otra razón para utilizar la variante perceptible. En cuanto al contexto prepausal, la diferencia ya es menos grande, pero aún hay una preferencia por retener o aspirar la sibilante, como indica el porcentaje de 59%. Según Terrell (1979: 607), este también es uno de los contextos fonológicos en los que hay más retención o aspiración del sonido sibilante.

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importante. Ni se trata de una /s/ morfema, ni es necesaria para una buena comprensión, por lo cual se puede omitir fácilmente.

3.3. La posición

Cuando una sibilante se encuentra ante /p/, /t/ o /k/, los hablantes del andaluz prefieren eliminarla en vez de retenerla. Como se ha mencionado anteriormente, no solamente se ha analizado el contexto fonológico dentro de una palabra, sino también entre palabras. Entonces, si una /s/ se encuentra ante una /t/, puede que se trate de un ejemplo como “esto” o uno como “las tapas”. En el primer ejemplo, hay un caso de una /s/ implosiva, mientras que en el segundo caso está en posición final. Por lo tanto, sería interesante investigar la posición de la sibilante y ver si este factor tiene alguna influencia en el uso de las /s/ y /θ/. En este trabajo solamente se analizarán la posición inicial17 y final, ya que en nuestro corpus había muy pocos datos de sibilantes en otras posiciones.

Como ya indican los dos ejemplos mencionados, parece que la /s/ implosiva frecuentemente es una /s/ no morfema. Si se realizara “esto” como [εØtɔ], todavía estaría claro el significado. Por otro lado, la /s/ final muchas veces tiene una función morfemática, como en “las tapas”, por lo cual podría haber confusión al eliminarla. Por estas razones, se espera que se eliminará la sibilante más frecuentemente en sílaba inicial, cuando en general no es morfemática. La otra expectativa es que habrá una preferencia por retener o aspirarla en sílaba final, cuando sí suele tener esa función morfemática. En la tabla 10 se puede ver en qué medida las sibilantes son (im)perceptibles en sílaba inicial y final. Se han incluido todas las palabras del corpus.

Tabla 10: Distribución de sibilante/aspiración versus eliminación según la posición.

X2=23.5, p<0.001 /s/ en sílaba inicial /s/ en sílaba final sibilante + aspiración 28 / 37% 112 / 70% eliminación 48 / 63% 48 / 30% 17

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De la tabla, que muestra resultados muy significativos, se puede deducir que se suele utilizar una variante perceptible de la sibilante, cuando se encuentra en posición inicial, a saber, en el 70% de los casos. Hay una preferencia por eliminarla, cuando está en posición inicial, como indica el porcentaje de 63%. Por lo tanto, se puede decir que ambas hipótesis se ven confirmadas.

En los estudios sobre la influencia que tiene el debilitamiento de las sibilantes sobre las vocales, se dice que la vocal se hace más larga y más abierta. Otra consecuencia es que hay una modificación de la consonante siguiente (Alarcos Llorach, 1958: 196). En la investigación de Martínez Melgar (1986: 231), se ha analizado la duración vocálica en distintas posiciones, y se ha encontrado que las vocales iniciales suelen ser más largas que las finales18. Luego, en otro artículo, publicado más tarde, la autora descubre que la duración vocálica de pronto es mayor cuando está en posición inicial, en comparación con las vocales en posición final (Martínez Melgar, 1992: 43-44).

Para nuestro trabajo, sería interesante combinar los dos factores mencionados: la influencia del debilitamiento sobre las vocales y la posición en la que están. La expectativa es que las vocales en posición final serán más largas que en posición inicial. Además, se espera que las vocales que se encuentran ante la pérdida de una sibilante serán más largas en comparación con las que están ante [s] o [h]. Véase la tabla 11 para los resultados de este análisis. Como se ha mencionado en el párrafo 2, los porcentajes representan la proporción de la vocal con respecto a la palabra. Para obtener estos porcentajes, se ha dividido la duración de la vocal en cuestión por la duración de la palabra entera, y el resultado se ha multiplicado por cien.

Tabla 11: La duración vocálica en posición inicial, posición final y palabras monosilábicas.

posición inicial posición final mono-silábica ante sibilante + aspiración 18.5% 22.5% 42.2% ante eliminación 21.2% 26.6% 63.6% 18

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Ante todo, hay que darse cuenta de que no se ha añadido la [h] a la duración total de la vocal, aunque es algo que se hace mucho en los estudios fonéticos. Además, se ha añadido una tercera columna con las palabras monosilábicas, ya que en estas palabras hay relativamente mucho más retención y aspiración. Terrell (1979: 604) afirma esta observación, diciendo que la división de palabras en monosilábicas y polisilábicas controla la eliminación de la /s/. Para el análisis del presente trabajo se utilizan porcentajes para que se puedan comparar los resultados objetivamente. Como las vocales forman gran parte de una palabra monosilábica, los resultados hubieran cambiado mucho si se hubiera añadido la duración de las vocales en este tipo de palabras.

En primer lugar, se puede ver que tanto las vocales ante [s] o [h], como las que están ante una sibilante eliminada, son más largas en posición final que en posición inicial, como se había esperado. Aunque las diferencias no sean muy grandes, la tendencia sí es visible. En segundo lugar, también vemos diferencias entre las vocales ante una variante perceptible de la sibilante y las que están ante [Ø]. En todos los casos, las vocales ante eliminación tienen una duración mayor en comparación con las vocales que están en el otro contexto fonético. Esta tendencia es aún más fuerte en la columna con las vocales en palabras monosilábicas, que indica que se alarga la duración con un tercio. Se puede decir, entonces, que la mayor duración vocálica compensa la pérdida total de la sibilante.

Según los lingüistas no solamente cambia la duración de las vocales por el debilitamiento de las sibilantes, sino también el modo de articulación. Por eso, se ha hecho un análisis de los primeros dos formantes de las vocales. El primer formante (F1) representa el grado de abertura de la boca, mientras que el segundo formante (F2) indica dónde está posicionada la lengua. Cuando el F1 tiene una frecuencia más alta, la vocal es más abierta. Cuando el F2 es mayor, la lengua está situada más hacia delante, que quiere decir que la vocal es más anterior. Hasta ahora no se ha investigado intensamente el F2, pero en cuanto al F1 se supone que suele ser mayor cuando se encuentra ante una sibilante debilitada. Por lo tanto, para el análisis del presente trabajo se espera que la vocal será más abierta ante eliminación. Se han puesto los resultados en la tabla 1219, que presenta porcentajes que indican el cambio de las vocales ante eliminación con respecto a las vocales ante sibilante y

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aspiración. En otras palabras, si la [ɔ] ante [s] o [h] tiene un F1 de 577 Hz, pero ante la pérdida total tiene un F1 de 478 Hz, el cambio porcentual es ((478-577)/577)*100%= -17%.

Tabla 12: Cambios porcentuales de los formantes de las vocales ante eliminación con respecto a los formantes de las vocales ante sibilante y aspiración20.

posición inicial posición final

[ɑ] [ɛ] [ɔ] [i] [u] [ɑ] [ɛ] [ɔ] [i] [u]

F1 * -2% -17% * -16% -6% -7% -4% +11% /

F2 * +5% -18% * +18% -7% -16% -4% +4% /

En cuanto al primer formante, se puede ver que en general es más bajo cuando la vocal se encuentra ante eliminación, salvo en el caso de la [i] en posición final. Dicho de otra manera, las vocales ante la pérdida de una sibilante suelen ser más cerradas que ante una variante perceptible. Por lo tanto, la hipótesis no se ve confirmada. Sí hay que mencionar que nuestra hipótesis estaba basada en observaciones hechas por lingüistas que comparaban las vocales ante [s] con las vocales ante una sibilante debilitada. En el análisis del presente trabajo, por el contrario, se han comparado las vocales ante [s] o [h] con las que se encuentran ante eliminación.

Una posible explicación de los resultados del F1 puede ser que las vocales ante [Ø] tienden a centralizarse, es decir, se mueven hacia un punto central alrededor de 400 Hz (véanse las tablas 18 y 19 en el apéndice 3 para los datos absolutos). Este punto se podría comparar con la schwa, que es una vocal neutra inacentuada con un F1 de 500 Hz y un F2 de 1500 Hz (Johnson, 2012: 31). Esta explicación significaría que las vocales con un F1 menor de 400 Hz, que suelen ser la [i] y la [u], tienen un F1 más alto cuando se encuentran ante la pérdida de una sibilante. Por otro lado, las vocales con un F1 mayor de 400 Hz, como la [ɑ], [ɛ] y [ɔ], tendrían que tener un F1 más bajo cuando están ante eliminación. Esta posible explicación no necesariamente es la verdadera, por lo cual es algo que podríamos investigar profundamente en un futuro trabajo.

Otra explicación tiene que ver con la relevancia de la sibilante. Como se ha demostrado anteriormente, las sibilantes eliminadas suelen ser /s/ no morfema, por lo cual son comunicativamente menos importantes. Por esta razón, la vocal que está ante

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eliminación puede ser más cerrada sin que haya una falta de comprensión. En otras palabras, no hace falta abrir la boca tanto cuando se quiere realizar una palabra como “más”, ya que en cualquier caso el oyente entenderá lo que se quiere decir. Esta explicación se puede relacionar con el principio de economía, que es el deseo de invertir el mínimo esfuerzo para obtener el máximo claridad. Por lo tanto, si un hablante puede obtener el mismo efecto comunicativo con menor esfuerzo, optará por el esfuerzo mínimo (De Jonge, 2000: 9). Si lo relacionamos con el tema del presente estudio, se puede decir que un hablante andaluz se esforzará menos al pronunciar una palabra con una /s/ no morfema. Por eso, se puede permitir la eliminación de la sibilante y una duración vocálica menor, cuando se trata de una palabra como “más”.

En cuanto al segundo formante, resulta que los valores no se mueven a un punto central, sino se puede encontrar otra tendencia. El F2 de las vocales (semi)abiertas, que son [ɑ], [ɛ] y [ɔ], es menor cuando la vocal se encuentra ante eliminación. En el caso de las vocales cerradas, que son [i] y [u], el F2 es mayor en dicho contexto fonético. La excepción que desvía de esta tendencia, es la [ɛ] en sílaba inicial. No se ha encontrado una explicación para este fenómeno, pero como tampoco se discute frecuentemente el segundo formante en los estudios fonéticos, puede que simplemente no haya ninguna explicación.

3.4. El acento

Como se ha demostrado anteriormente, los andaluces suelen retener la sibilante cuando está en posición final. Sin embargo, hay una diferencia entre la /s/ final de “estamos” y “estás”. En el primer caso, la sibilante se encuentra en una sílaba átona, mientras que en el segundo caso está en una sílaba tónica. Por lo tanto, nos interesa saber si hay una diferencia entre el uso de las sibilantes en sílabas tónicas y átonas.

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pronuncia como [ɑblɑØɔ]. Por otro lado, la expectativa es que se utilizará una variante perceptible de la sibilante, cuando se encuentra en una sílaba tónica. En la segunda sílaba de la palabra “estás”, la /s/ sí tiene una función morfemática, y esta sílaba es más fuerte que la primera. Véase la tabla 13 para los resultados del análisis del acento.

Tabla 13: Distribución de sibilante/aspiración versus eliminación según el acento21.

X2=13.8, p<0.001 sílaba tónica sílaba átona sibilante + aspiración 84 / 71% 56 / 47% eliminación 34 / 29% 62 / 53%

Según la tabla, ambas partes de la hipótesis se ven confirmadas. En cuanto a la variante perceptible, efectivamente hay una preferencia por la sílaba tónica, ya que se utiliza la [s] o la [h] en el 71% de los casos. Como se había esperado, hay muchas palabras que tienen una sílaba tónica con una /s/ morfema, principalmente los artículos “los” y “las”. Con respecto a la pérdida total, vemos que se utiliza en las sílabas átonas en el 53% de los casos, mientras que en las sílabas tónicas solamente se elimina la sibilante en el 29% de los casos. Ahora, la mayoría de las sílabas átonas contiene una /s/ no morfema, por lo cual se puede omitir fácilmente, debido a la irrelevancia comunicativa de este fonema.

En los estudios sobre las vocales del andaluz se ha estudiado la duración vocálica en distintas posiciones. Sin embargo, hasta ahora no se ha investigado mucho la influencia del acento, y menos cuando las vocales se encuentran ante una sibilante eliminada o no. Como dice Alarcos Llorach (1958: 196) y como se ha demostrado en el análisis de la posición, las vocales tienen una duración mayor cuando preceden la pérdida de una sibilante. Por esta razón, se espera que las vocales tardarán más ante eliminación que ante sibilante retenida o aspirada. Además, es de esperar que también tardarán más cuando están en una sílaba tónica, ya que esta sílaba es más fuerte que la átona, por lo cual suele ser comunicativamente más importante. En la tabla 14 se pueden ver los porcentajes que indican la parte que ocupan las vocales con respecto a la palabra entera.

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Tabla 14: La duración vocálica en sílaba tónica, sílaba átona y palabras monosilábicas. sílaba átona sílaba tónica mono-silábica sibilante + aspiración 20.0% 23.1% 42.2% eliminación 23.1% 25.0% 63.6%

Para este análisis, otra vez se han puesto los resultados de las palabras monosilábicas en una columna separada, ya que se aspira y se retiene la sibilante relativamente mucho en este tipo de palabras. Por esta razón, añadir estas palabras afectaría los resultados considerablemente. Lógicamente, la duración vocálica de las palabras monosilábicas en este análisis es igual a la duración en el análisis de la posición.

En primer lugar, se puede ver que las vocales en cada contexto fonético son más largas en sílaba tónica que en sílaba átona, que también es lo que se había esperado. Las diferencias no son muy grandes, pero la tendencia sí afirma la hipótesis. En el caso de las vocales ante una variante perceptible de la sibilante, hay una mayor diferencia que en el caso de las vocales ante la pérdida total. En segundo lugar, también vemos diferencias entre las vocales ante [s] o [h] y las que están ante eliminación. Tanto en las sílabas átonas y tónicas, como en las palabras monosilábicas, las vocales ante [Ø] tienen una duración mayor si se comparan con las que están ante sibilante o aspiración. Consiguientemente, se puede decir que la mayor duración vocálica también compensa la eliminación de la sibilante en las sílabas átonas y tónicas.

En la parte sobre la influencia de la posición, ya se ha indicado que también cambia la manera de realizar las vocales, cuando se encuentran ante una sibilante debilitada. En los estudios lingüísticos se dice que las vocales son más abiertas en dicha circunstancia. De nuestro análisis, sin embargo, resultó que las vocales ante eliminación eran más cerradas. El segundo formante de las vocales (semi)abiertas era menor cuando se encontraban ante eliminación, mientras que el de las vocales cerradas era mayor en este contexto. Para el análisis de los formantes de las vocales en sílaba tónica y átona, se utilizarán estos resultados como hipótesis. En la tabla 1522 están los porcentajes que indican el cambio de las vocales ante [Ø] con respecto a las vocales ante [s] o [h].

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Tabla 15: Cambios porcentuales de los formantes de las vocales ante eliminación con respecto a los formantes de las vocales ante sibilante y aspiración.

sílaba tónica sílaba átona

[ɑ] [ɛ] [ɔ] [i] [u] [ɑ] [ɛ] [ɔ] [i] [u]

F1 -2% -12% -3% +1% -14% -6% +4% -5% * *

F2 -13% -1% -1% +5% +11% -19% -4% -4% * *

En general, se obtienen los mismos resultados que en el análisis de la posición. Las vocales tienden a cerrarse cuando están ante la pérdida total de una sibilante, como indica el F1 que suele ser menor. Solamente en el caso de la [i] en sílaba tónica y la [ɛ] en sílaba átona no es así, pero el cambio porcentual es bajo. Aún así, la tendencia afirma la hipótesis. Los datos absolutos, que están en las tablas 20 y 21 en el apéndice 4, corresponden con nuestra teoría de la centralización del F1. Casi todos los primeros formantes se mueven hacia un punto central alrededor de 400 Hz. La otra explicación que tenía que ver con la relevancia de la sibilante también podría ser válida. Las vocales ante una /s/ no morfema pueden ser más cerradas cuando no son comunicativamente muy importantes, como en el caso de “más”. Además, también se podría aplicar la teoría del principio de economía, que es otra explicación de que los andaluces cierran la boca más, ya que obtienen el mismo efecto comunicativo.

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4. Conclusión

Hasta ahora, muchos lingüistas se han servido de métodos subjetivos para distinguir entre una sibilante retenida y debilitada. El problema de la subjetividad es que puede ser influenciada fácilmente, por ejemplo por el sistema lingüístico preestablecido que alguien tiene en la cabeza. Por esta razón, en este estudio se ha diseñado un modelo objetivo que puede facilitar la distinción, utilizando la reducción de energía en una cierta área como la norma. Mediante este método se han podido agrupar todas las sibilantes en tres categorías: sibilante, aspiración y eliminación.

Primero, se ha investigado si había una correlación entre la relevancia de la sibilante y su uso. Cuando una /s/ o /θ/ es considerada relevante, tiene una función morfemática. En el presente trabajo, estas sibilantes se han llamado /s/ morfema. Las que no tenían una función morfemática, recibieron el nombre /s/ no morfema. De nuestro análisis, resultó que se suelen realizar las /s/ morfema con una variante perceptible de la sibilante, es decir, la retención o la aspiración. Las /s/ no morfema, por el contrario, se suelen eliminar totalmente. Aunque haya una pérdida total de la sibilante, todavía se obtiene el buen entendimiento por parte del oyente, por lo cual la eliminación de una /s/ no morfema no causa ningún problema. Como este no es el caso de la /s/ morfema, se suele utilizar una variante perceptible.

Después, se ha estudiado el contexto fonológico en el que se encuentran las sibilantes. Se ha encontrado que en el contexto prevocálico y prepausal se suele retener o aspirar la /s/ o /θ/, mientras que se suele eliminar cuando está ante una consonante, principalmente /p/, /t/ o /k/. Estos resultados se han relacionado con la relevancia de la sibilante, ya que en el contexto SV y SP frecuentemente hay una /s/ morfema. En el contexto preconsonántico, al contrario, la /s/ no suele tener una función morfemática, por lo cual la eliminación no provoca dificultades. Otra teoría que se ha utilizado para explicar los resultados, es la Teoría de la Optimalidad, que supone que existe una sílaba universal que tiene la estructura CV. Se adapta el uso de la sibilante, para que se obtenga esta estructura preferida.

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morfema, como en la palabra “esto”. Por lo tanto, no pronunciar la sibilante no impide que el oyente entienda lo que se quiere decir. Por otro lado, se suele retener o aspirar la /s/ en sílaba final. En esta posición, dicho fonema sí suele tener una función morfemática, por lo cual muchas veces es necesaria una variante perceptible para que no haya confusión. Además, se ha demostrado que la duración vocálica cambia según el uso de la sibilante y su posición. Cuando la vocal está ante eliminación, tiene una duración mayor que cuando se encuentra ante sibilante o aspiración. La vocal también tarda más en posición final, en comparación con la posición inicial. En cuanto a los formantes, se ha afirmado que las vocales ante eliminación suelen ser más cerradas que cuando están ante [s] o [h], ya que en general tienen un F1 menor. Se han dado varias explicaciones posibles para este resultado. Una es la teoría de la centralización del F1, que significa que los primeros formantes de vocales ante eliminación se mueven hacia un punto central, alrededor de 400 Hz. Otra explicación tiene que ver con la relevancia comunicativa de la sibilante. Si se elimina la sibilante después de una vocal, a lo mejor es una /s/ no morfema. Por lo tanto, el elemento que viene antes de la sibilante también podría debilitarse. Esto quiere decir que las vocales pueden ser más cerradas, sin que impida el buen entendimiento por parte del oyente. La tercera explicación está basada en el principio de economía. Cerrando la boca al pronunciar la vocal, aún se obtiene el mismo efecto comunicativo, por lo cual el hablante opta por este esfuerzo mínimo. El análisis del segundo formante demostró que las vocales (semi)abiertas ante la pérdida total de la sibilante tienen un F2 menor, mientras que cuando se trata de vocales cerradas, es mayor en dicho contexto fonético.

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En conclusión, se podría decir que no hay fonología ni fonética sin morfología. En la mayoría de los casos, hemos sido capaces de explicar los fenómenos observados mediante la categorización de las sibilantes en /s/ morfema y /s/ no morfema. Las razones para pronunciar algo de cierta manera, siempre tienen que ver con la relevancia comunicativa. También el principio de economía tiene mucha influencia en la realización de una lengua. Por un lado, esto es lo que estimula la eliminación de una sibilante, mientras que la relevancia comunicativa hace que se reduzca el uso de la pérdida total.

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