• No results found

La narrativa de la novela del dictador un análisis literario comparativo de Tirano Banderas(1926), de Ramón del Valle-Inclán y Muertes de perro (1958) de Francisco Ayala

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "La narrativa de la novela del dictador un análisis literario comparativo de Tirano Banderas(1926), de Ramón del Valle-Inclán y Muertes de perro (1958) de Francisco Ayala"

Copied!
47
0
0

Bezig met laden.... (Bekijk nu de volledige tekst)

Hele tekst

(1)

1

Universiteit van Amsterdam

Faculteit Geestenwetenschappen

La narrativa de la novela del dictador un análisis literario comparativo de

Tirano Banderas(1926), de Ramón del Valle-Inclán y Muertes de perro (1958)

de Francisco Ayala

Autor: José Armando Sánchez Lozano

Tutor: Dr. Pablo Valdivia

(2)

2

Palabras de agradecimiento:

El presente trabajo es un resultado de muchos sacrificios y largas noches. Noches que se

convertían en día cuando encontraba inspiración y en sólo penumbra cuando mi brújula analítica se estropeaba. Lo más importante que he aprendido quizás es escuchar mejor y leer atentamente entre líneas los mensajes. Dicha técnica no la hubiera aprendido en otra parte más que en la Universidad de Ámsterdam. Parece sencillo analizar textos y desmenuzarlos a tal punto que se pueda comprender su esencia. Esto requiere más que querer, requiere pasión por aprender algo que no alcanzamos a comprender. En ese sentido he tenido la gran suerte de tener un tutor como el Dr. Pablo Valdivia, quien me ha sacado de mi zona de confort analítica y me ha invitado a una travesía llena de aprendizaje y autoconocimiento. Por esto, le estoy sumamente agradecido. Aprovecho también la oportunidad de agradecerle a mis compañeras de clase por sus aportes, a mis colegas y mi empleador por ofrecerme la oportunidad de hacer estos estudios y a mi familia por su incondicional apoyo, especialmente a mi flor Margarida. Espero que la lectura de este estudio sea del agrado del lector y que encuentren cosas interesantes que les inspiren o que les inquieten y por qué no que quizás encuentren cosas valiosas para emprender su travesía investigativa.

(3)

3

Índice General

Introducción……… 4 Capítulo I 1.1 Novelas de dictador………..6 Capítulo II 2.1 Análisis contextual o temático………11

2.2 La mujer, la religión, la fuerza pública y el estado en Tirano Banderas y Muertes de perro 2.2 a. El rol de la mujer……….13

2.2 b. La religión………18

2.2 c. La fuerza pública y el estado...……….21

2. 2 d. Análisis Comparativo………..24

Capítulo III 3.0 Análisis de contenido: Argumento, narrador e imagen del dictador………...25

3.1 Resumen de las novelas………...25

3.2 Argumento………...27

3.2 a. Los personajes………..27

3.2. b. El espacio………...33

3.2. c. El tiempo……….35

3.3 La narrativa………..38

3.4 La imagen del dictador……….40

3.5 Análisis Comparativo………..42

Conclusiones……….45

(4)

4

La narrativa de la novela del dictador un análisis literario comparativo de

Tirano Banderas(1926), de Ramón del Valle-Inclán y Muertes de perro (1958)

de Francisco Ayala

Introducción:

A lo largo de la historia, muchas han sido las sociedades que han padecido los estragos de un régimen dictatorial con el que se pretendía homogenizar las creencias e ideales políticos,

religiosos y culturales de un pueblo sin dejar espacio para expresar lo contrario, violando así los derechos del ser humano. La huella de la dictadura ha quedado grabada en la vida de muchas personas y ha determinado la ruta a seguir de gente que se oponía al régimen y que no vieron otra forma de salvar sus vidas que huir de su país para empezar de cero en otro entorno

geográfico y social. La censura impuesta por la dictadura no discriminaba sexo, edad, ni estatus social. Todo aquel que estuviese en contra del régimen corría peligro de muerte. En España, durante la dictadura del general Franco, miles de personas fueron perseguidas y ejecutadas o encarceladas, otras fueron expulsadas o lograron escapar, pidiendo asilo en otro país. Entre esas personas que tuvieron que abandonar su patria se encuentran escritores de renombre que

continuaron escribiendo y que ahora se les conoce como escritores exiliados. Dichos escritores permanecieron en el olvido durante la dictadura de Franco (1939-1975) y sólo años después de la muerte del generalísimo 1975, se les intenta recuperar para conocer su realidad de lo que vivieron y cómo vivieron en el destierro durante la época de la guerra civil y la dictadura. En este trabajo pretendemos hablar de lo que dos autores españoles en particular: Ramón Valle Inclán y Francisco Ayala, quienes nos hablan en sus obras respectivamente: Tirano Banderas y Muertes de perro, sobre la dictadura y el dictador. Sus novelas son consideradas como una especie de subgénero de la literatura de ficción latinoamericana y se les llama la novelas de dictador. Esto se debe a que las escribieron durante su exilio y ambas novelas hablan del

proceder del dictador que se originó a partir de la independización de los estados americanos de la corona española. Sin embargo, en este estudio no pretendemos poner a todos los escritores exiliados españoles dentro de este llamado subgénero de la novela ficción latinoamericana, pues nos conllevaría a contradicciones, ya que no todos han escrito sobre este tema y de esta forma.

(5)

5

Muchos críticos han tocado este tema y aunque no es un género reconocido ya se ha hecho una selección de novelas que hablan de la dictadura y en especial del dictador. En nuestro estudio pretendemos hacer un análisis literario y comparativo de las dos obras anteriormente

mencionadas desde un enfoque diacrónico, ya que la novela de Valle-Inclán fue escrita en 1926 y la de Francisco Ayala en 1958 y esperamos encontrar ingredientes que nos permitan acercarnos más a la comprensión de este subgénero literario y que sirvan de herramienta para futuros

estudios sobre el mismo. A continuación haremos una breve descripción de la estructura de nuestra investigación:

Para empezar, en el primer capítulo consideramos esencial definir lo que se entiende por novelas de dictador, género que inicialmente se relaciona con la ficción de la novela de dictadura

latinoamericana, por lo que en nuestro estudio citaremos algunos teóricos como Gerald Martin, Sharon Keefe Ugalde, Ángel Rama, Juan Carlos García y Julio Calvino Iglesias, que han estudiado el tema para crear un marco teórico que nos dé suficientes fundamentos para tener mejor conceptualizado este tópico tan interesante. Los teóricos anteriormente nombrados no están de todo de acuerdo en sus afirmaciones, ya que presentan desde diferentes perspectivas sus apreciaciones sobre lo que se debería entender como novela de dictador y el libro que sería su primer exponente. Una discusión que seguramente nos va a servir de referencia en el segundo capítulo, en el que continuaremos hablando del contexto social del autor y de la obra a manera de introducción al siguiente análisis literario, deteniéndonos en temas como la familia, la mujer, la religión, la fuerza pública y el estado para estudiar cómo se relacionan entre sí y de esta forma, tratar de interpretar la intención del autor en ambas obras. Para lograr esto en nuestro análisis comparativo, citaremos algunos pensamientos de exponentes de la sociología de la literatura como Jean Paul Sartre, Pierre Zima y Egdmond Cross. Seguidamente, procederemos a hacer un análisis literario de las dos obras en cuestión en el tercer capítulo; en el que proponemos tres puntos claves de referencia: el argumento (personajes, espacio y tiempo ), el tipo de narración (omnisciente, protagonista, personaje, testigo impersonal) y la imagen que se propone del dictador (arquetipo, histórico tesis planteada por el autor), para así disponer de suficientes características de estudio, para seguidamente pasar al análisis comparativo de la estructura y forma de las dos obras y así finalmente llegar a las conclusiones y reflexiones sobre nuestro objeto de estudio. Con la anterior estructura esperamos obtener suficientes características que nos acerquen a comprender la novela del dictador.

(6)

6

Capítulo I

1.1 Novelas de dictador:

La novela de dictador es considerado por algunos críticos como un subgénero de la literatura hispanoamericana (en nuestro estudio citaremos a Gerald Martin: Boom, Yes; 'New' Novel, No: Further Reflections on the Optical Illusions of the 1960s in Latin America; Sharon Keefe Ugalde: Velos Maggiolo y la narrativa de dictador/dictadura: perspectivas dominicanas e innovaciones; Raymond L. Williams:(2003). The Twentieth-Century Spanish American Novel. Austin: University of Texas Press.v ; Ángel Rama: La novela latinoamericana. Panoramas 1920-1980 y Julio Calvino Iglesias: La novela del dictador en Hispanoamaerica ) que trata de las dictaduras que ocurrieron entre los siglos XIX y XX. Es evidente que el dictador como tal no es un fenómeno histórico exclusivo de Latinoamérica. Sin embargo, nos referiremos en este estudio a la concepción literaria que nos ofrece la novela de dictador, donde la figura del mismo, se convirtió en sinónimo de poder perdurable e inquebrantable. En los países del continente americano se debe entender este subgénero literario desde una perspectiva más ideológica, pues en el caso de los países hispanohablantes después de la independización del imperio español, empezó una lucha por el poder político y económico. En su afán por escribir su propia historia y establecer una identidad, en dichas naciones se desató una serie de enfrentamientos entre

diferentes grupos, que en principio estaban representados por los oligarcas dominantes de descendencia española y los criollos, indígenas, mestizos y esclavos. El periodo de transición política en los países latinoamericanos a partir de la independización, dejó a las colonias a su libre albedrio, sin ninguna experiencia administrativa y con luchas internas por el poder absoluto. Era necesario homogenizar al pueblo, pues había un caos y una clara discordia en los intereses comunes de tales grupos enfrentados. El dilema esencial al que se veían enfrentadas las naciones emergentes era que al ser nuevas no tenían una cultura única que representase a la totalidad de los integrantes de su pueblo; debido a la diversidad y al mestizaje que dificultaba la

homogenización de una raza. A esto también hay que agregar que en el siglo XX, la constante intervención política que se ejerció por parte de los Estados Unidos a las diferentes naciones latinoamericanas aportaron a que se creara un sentimiento nacionalista, el cual defender. Lo que hizo que explotaran movimientos ideológicos extremos de izquierda y derecha que terminarían en dictaduras políticas. El modelo a seguir en tal época era el americano, el cual fue impuesto en

(7)

7

muchos países en el afán de establecer una hegemonía que estuviera basada en una nueva idiosincrasia. Por esto, según Benedict Anderson el nacionalismo fue una invención americana. Una nueva nación con un pasado imaginario, como lo afirma en su libro: Comunidades

Imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo (1993), pues tales naciones emergentes eran el resultado de varias culturas. Debido a que los países de

Latinoamericana no heredaron instituciones centralizadas y fuertes que mantuvieran un cierto control, se originaron los caudillos, que retaban a los gobiernos centrales débiles y se

convirtieron en líderes autoritarios y establecedores de un régimen totalitario desde el siglo XIX como el de Juan Manuel Rosas en Argentina, José Gaspar Rodríguez en Paraguay, en el siglo XX en México Porfirio Díaz, Anastasio Somoza en Nicaragua, Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Augusto Pinochet en Chile y Fulgencio Batista en Cuba, entre muchos otros. Lo anterior refleja claramente cómo era la situación política del momento histórico en el que se crea tal subgénero literario, donde la imagen del dictador se convierte en algo folclórico, en un personaje autóctono de la vida cotidiana. La variada galería de tiranos reales anteriormente mencionada, sirvió para la creación de un meta género específico, dentro de la literatura

hispanoamericana (Jiménez, 1992). Muchos escritores del siglo XIX y XX, comienzan a interesarse por tal personaje y dedican sus novelas a su figura y su relación con el pueblo. La ficción que se propone en la novela de dictador no dista mucho de la realidad y el personaje opresor se nombra de diferentes maneras, dependiendo de su lugar en la sociedad: Caudillo, Padre Sabio, Primer Presidente, Primer Magistrado, Supremo, Patriarca, Bienhechor,

Generalísimo, Conductor, Guía, Jefe, Protector, Comandante y Déspota Ilustrado. Por lo tanto, la concepción de la figura del dictador era bastante amplia, pues dependiendo desde de qué

perspectiva se le viese podía ser un analfabeto o un ilustrado, un conservador o un liberal, odiado o amado. Debido a esto, se necesitaba según Ángel Rama una interpretación y literaturalización de este fenómeno, que permitiera comprender este nuevo subgénero literario desde una

percepción menos europea o europeizante, ya que la figura misma del dictador se había convertido en un personaje más de un cuento vernáculo de la literatura Latinoamericana cuyo proceder constituía «un escándalo de la razón y de la civilización» (Rama, 1982, p. 363). El reconocimiento de la novela de dictador se dio según Gerald Martin, sino hasta el final del boom latinoamericano, tras el clima político de la Guerra Fría (Martin, 1984, pp. 53-63). Dicho

(8)

8

democracia que se viven en la mitad del siglo XX, junto con los nuevos modelos económicos adoptados. Sin embargo, a pesar de la introducción, lo que ha permitido cambiar la situación socio política en Latinoamérica, el fantasma del dictador no cesa de aparecer en sus gobiernos como en Perú con Fujimori y más recientemente en Venezuela con Hugo Chaves y qué decir del eterno régimen castrista en Cuba. Es por eso que lo que Alejo Carpentier alguna vez afirmó, sigue siendo cierto:

El dictador latinoamericano es un producto tan característico (de la historia Latinoamericana), que es necesario mostrar su realidad y tratar de desentrañar los enigmas de su reaparición periódica en el escenario Latinoamericano (Carpentier, 1981).

Igual de complicado que resulta comprender los ciclos dictatoriales que continúan apareciendo en los diferentes países Latinoamericanos a través de la historia, también nos resulta desafiante plantearnos cuál fue la primera novela de este llamado subgénero literario. Ya que nos

enfrentamos a diferentes posiciones por parte de los críticos al respecto: el mismo Gerald Martin piensa que la primera verdadera novela de dictador es El señor presidente (1933) de Miguel Ángel Asturias, otros como Juan Carlos García, proponen que la primera novela de dictador que se creó fue Amalia (1851) de José Mármol, en la cual se denuncian as atrocidades del dictador Rosas en Argentina y su protagonista Eduardo quien es el revolucionario que lucha contra el poder opresor, se enamora de Amalia y al final muere sin poder derrocar el régimen, dejando a su mujer embarazada. Sin embargo según José María Merino, como para otros estudiosos, la primera referencia de esa especie de subgénero denominado novela del dictador sería Tirano Banderas (1926), de Ramón María del Valle-Inclán, pues su obra se enfoca en el dictador mismo y su figura de esperpento y pone al pueblo y su degradación humana como protagonista. Por otro lado, hay quienes aseguran que la figura folclórica del dictador se empezó a pulir a partir de uno de los ensayos más importantes de la literatura Latinoamericana: Facundo. Civilización y Barbarie (1845), escrita por Domingo Faustino Sarmiento. Esta novela habla sobre la dictadura en Argentina de Juan Manuel Rosas y es considerado por muchos como un estudio del origen del caudillismo en Latinoamérica. Sin embargo este último libro no se puede enmarcar dentro de la ficción como los dos anteriores que son de invención novelesca. En nuestro afán de comprender mejor lo que se conoce como novela de dictador y para tener más certeza de lo que este llamado subgénero representa, tendríamos que analizar sus características, o al menos tener algunas directrices que nos indiquen qué se entiende por novelas de dictador. Siguiendo el esquema

(9)

9

ofrecido por Julio Calvino Iglesias en su obra La novela del dictador en Hispanoamérica, se debe establecer los atributos que definen al déspota como ente de ficción (Iglesias, 1985), las diferentes imágenes que tiene el dictador ante la sociedad son tan variadas como sus ideales, por eso Calvino Iglesias propone un análisis desde los rasgos que determinan la personalidad y actuación pública del dictador. En su libro, nombra 35 dictadores históricos que serían los

modelos de dictadores en novelas desde 1838 hasta 1980 (Iglesias, 1985, pp. 12-21). Por su parte Sharon Keefe Ugalde tiene una visión más amplia de cómo comprender este llamado subgénero literario. Para él, existen dos grandes limitaciones en lo que se conoce como novela de dictador que son importantes para su categorización. El primero, que bajo el nombre novela de dictador no hay espacio para incluir cuentos que se acerquen a la historia o el ensayo. La segunda es que no todas las novelas hablan del dictador; hay varias que hacen referencia a los efectos de la dictadura. Por tanto Keefe Ugalde propone el término narrativa de dictador /dictadura. Por lo tanto el autor propone que este llamado subgénero se puede dividir en tres periodos teniendo en cuenta su evolución: La etapa inicial que incluye los precursores del siglo XIX y principios del XX, cuyo énfasis es la condenación de la tiranía en los sucesos históricos recientes. El segundo periodo empieza a partir del primer tercio del siglo XX con la novela Tirano Banderas, la cual vamos a analizar en los siguientes capítulos. La característica esencial de éste segundo periodo es que los autores siguen condenando el abuso de poder y la tiranía, pero poniendo más atención al valor estético del texto. Finalmente, la tercera etapa empezaría en los años setenta y su

característica principal es que se pone al dictador como protagonista, visto desde adentro y narrando sus experiencias en primera persona como el Yo supremo, El otoño del patriarca y El recurso del método (Ugalde, 2009, pp. 129-130). La visión de Calvino Iglesias y Sharon Keefe Ugalde son bastante interesantes, pues nos ayuda a acercarnos más a nuestro objetivo de

comprender mejor éste subgénero, pues nos orientan hacia un estudio de texto y contexto para tener una meta visión y poder anudar los lazos que nos permitan llegar a una reflexión más completa respecto a este subgénero. Por otro lado, para Juan Carlos García, el dictador que aparece en la literatura hispanoamericana cumple dos funciones clásicas: es aquel que da órdenes y el que crea, ya que, el dictador es como un Dios. A partir de lo anterior planteamos un análisis literario comparativo de las dos novelas en cuestión: Tirano Banderas de Valle Inclán y Muertes de perro de Francisco Ayala que nos permita apreciar por dentro y por fuera la obra. Es decir, haremos un análisis contextual, en el que nos centraremos en temas como la familia, la mujer, la

(10)

10

religión, la fuerza pública y el estado para estudiar cómo se relacionan entre sí, y de esta forma tratar de interpretar la intención del autor en ambas obras. Seguidamente, procederemos a un análisis de contenido, en el que proponemos tres puntos claves de referencia: el argumento (personajes inicio-nudo y desenlace de la obra, tiempo y espacio), el tipo de narración (omnisciente, protagonista, personaje, testigo impersonal) y la imagen que se propone del dictador (arquetipo, histórico tesis planteada por el autor) Por tanto, en los siguientes capítulos iniciaremos un análisis a manera de viaje que nos permita encontrar aquellos ingredientes que hacen que una novela pertenezca al llamado subgénero de novela de dictadura.

(11)

11

Capítulo II

2.1 Análisis contextual o temático:

En nuestro estudio llamaremos análisis contextual o temático al análisis de tres aspectos

temáticos en las obras de Valle-Inclán y Francisco Ayala. A saber, el rol de la mujer, la religión y la fuerza pública y el estado. Nuestro interés es el de contextualizar estos temas en las obras en cuestión a partir de rasgos que nos permitan comprender cómo se relacionan entre sí, para aventurarnos en tratar de interpretar la intención del autor. Todo esto nos va a servir para empezar a recopilar aspectos que las novelas de dictador tengan en común. Este capítulo representa la primera fase de análisis de Tirano Banderas y Muertes de perro, que será importante para luego adentrarnos a la siguiente fase que será de contenido. Para hacer más completo nuestro análisis contextual, a continuación expondremos algunos datos de los dos escritores que nos pueden servir de marco biográfico en nuestro intento para comprender mejor su intención literaria y a la vez para contextualizarles en un tiempo y espacio.

Para empezar tanto Ramón del Valle-Inclán (1866-1936), como Francisco Ayala (1906-2009) son escritores españoles, el primero nacido en Villanueva de Arosa en Santiago de Compostela y el segundo en Granada. La guerra Civil y la posterior dictadura les obligó a abandonar su patria. Valle-Inclán fue un dramaturgo, novelista, poeta y autor dramático español. Además de

cuentista, ensayista y periodista. Se marcha a México por primera vez en 1892, donde trabajó como periodista y donde asimila el Modernismo. A su regreso a Madrid, se incorpora a la vida cultural y bohemia de la ciudad, donde promueve el Modernismo. Su estilo literario provocativo evolucionó desde un exuberante modernismo y un maduro expresionismo hasta sus conocidas composiciones esperpénticas. Al mismo tiempo en España se estableció la dictadura de Primo de Rivera. Valle-Inclán fue un oponente reacio a la dictadura. En muchas ocasiones vociferaba en los cafés de Madrid su desaprobación, lo que resultó en varias detenciones por disturbios en público contra el régimen. La situación política y social le obligan a dejar su ocupación artística y a apoyar la república En 1926 edita lo que muchos consideran su obra maestra narrativa: la novela Tirano Banderas, que según muchos críticos escribió basándose en las experiencias en México y España. Por su parte Francisco Ayala, fue un narrador, traductor, crítico literario, editor español y miembro de la Real Academia Española, colaboró en su juventud en revistas literarias como La Gaceta Literaria y Revista de Occidente. Además de dedicarse a la literatura

(12)

12

fue catedrático de Derecho Político y letrado de las cortes. Durante la guerra civil apoyó a los republicanos. Tras la guerra civil, vivió en el exilio en Argentina, Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos, donde se dedicó fundamentalmente a la docencia en universidades como Princeton y Nueva York. Regresó a España en 1976, después de la muerte de Franco. Durante su largo exilio en el continente americano se interesó por los problemas derivados de la masificación social. Es autor de las novelas Muertes de perro y El fondo del vaso. Su estilo literario le aproxima al realismo crítico y algunos de los rasgos fundamentales de sus obras son el intelectualismo, la ironía, la preocupación moral y la deshumanización.

Como podemos ver, tanto Valle-Inclán como Ayala, vivieron y padecieron los estragos de la guerra civil; el uno quizás más consiente que el otro. Se vieron confrontados con cuestiones políticas, lo que resultó en enfrentamientos públicos con la ley como sucedió con Valle-Inclán, y, en el caso de Ayala significase el exilio. Los dos escritores tuvieron la oportunidad de conocer la realidad de la vida al otro lado del océano y quizás les sirvió también de reflexión e inspiración para escribir sus obras, como también la nostalgia que podrían sentir a esos buenos tiempos antes de la guerra civil. Época en la que España estaba produciendo una generación de escritores que hicieron soñar con una generación de plata. Desafortunadamente, la posterior dictadura acabó con tal ilusión y muchos de sus representantes tuvieron que huir a otros países. Las obras que a continuación analizaremos son también producto de la inestabilidad política de un país y son testimonio de las injusticias cometidas por el dictador.

(13)

13

2.2 La mujer, la religión, la fuerza pública y el estado en Tirano Banderas y

Muertes de perro

Después de haber contextualizado a los autores en un momento histórico determinado,

pasaremos a la primera fase de análisis literario de las dos obras. Los temas que hemos escogido para estudiar, no han sido al azar. Son temas que por cuestiones de idiosincrasia tienen un peso muy importante en las sociedades hispanoamericanas. La posición de la mujer en la sociedad siempre ha sido un tópico de discusión, así como el papel de la religión y el estado como instituciones complementarias en una comunidad. Al final de esta primera fase de análisis reflexionaremos sobre dichos temas, valiéndonos de las teorías propuestas en la sociocrítica, cuyo objetivo es encontrar la relación entre el texto y la sociedad y tratar de interpretar la intención del autor.

2.2 a. El rol de la mujer

Tirano Banderas:

Es conocido que Valle-Inclán se destaca por introducir en sus obras una cantidad extensa de personajes a quienes da vida a través de los diálogos, los que definen su perfil psicológico e importancia en la trama y la sociedad en que se mueven. En Tirano Banderas, la mayoría de los diálogos son mantenidos entre personajes masculinos y por esto los femeninos no parecen tener mucho peso. Sin embargo vamos a centrarnos en los que de alguna forma se destacan más de entre los otros y que nos dan pistas sobre su posición y rol en la sociedad. El rol de la mujer en la novela de Valle-Inclán, está representado por varios personajes de diferentes sectores de la sociedad como también diferentes etnias y por lo tanto diferentes realidades. Hemos escogido por seleccionar una representante de la raza india, una criolla y una extranjera, porque en la obra de Valle-Inclán incluye en su estructura constantemente este número. En su novela las partes que interactúan constantemente se mueven alrededor de la dictadura y la tiranía. Lo que hace que haya fricción entre los que están a favor o en contra. Los grupos étnicos a los que pertenecen los personajes escogidos son una prueba de la dinámica en al que sus personajes coexisten y se complementan en la trama. Por lo tanto, las tres forman un todo que nos da indicaciones de la posición de la mujer en la sociedad y su eventual trascendencia en la obra. Para empezar hay un

(14)

14

personaje que representa a la mujer desde la simpleza de su existencia; aquellas que viven para ser madres y compañeras, más no tienen sueños e ideales personales como la mujer de Zacarías, la chinita, quien es una india arraigada a su cultura. La descripción que el autor le da, nos revela ya su estatus social y nos indica también el papel que tiene en la crianza de los niños:

La chinita en el fondo del jacal, se mete la teta en el hipil, desapartando de su lado al crío que berrea y se revuelca en la tierra. Acude a levantarle con una azotaina, y suspenso de una oreja le pone fuera del techado. Se queda la chinita al canto del marido, atenta a los trazos del pincel, que decora el barro de una güeja […] (Inclán, 2011, p. 86).

La chinita representa a la mujer india trabajadora y ser fundamental en la formación cultural de las nuevas generaciones. Sin embargo también es un ser débil, pues aunque no está de acuerdo con las decisiones de su marido y parece haber perdido la esperanza de que las cosas cambien como se puede apreciar en la siguiente cita: «¡Todo se lo lleva el naipe mi jefecito!¡Todo se lo lleva la ciega ofuscación de este hombre!» (Inclán, 2011, p. 88).

La india como tal es una transmisora de la cultura oral y una formadora de hombres. Su papel es bastante claro en la sociedad y así lo acepta. Aunque no esté completamente de acuerdo. La situación de la mujer india a principios del siglo XX era bastante desagradecida, a pesar de que su sociedad fuera basada en el matriarcado. Lo interesante de la anterior cita es que se puede apreciar a una mujer que tiene mejor idea de la administración y del dinero, aunque ella no sea la que lo gane.

Por otro lado hay un personaje que pertenece a otro sector de la sociedad de la novela y que representa otro sector social: Doña Rosita, quien en la siguiente cita, el autor le describe como un ser de carácter, que representa una mujer de armas tomar con una fe y moral definidas. Un ser con cara del pueblo al que la vida le ha enseñado lo difícil que puede ser subsistir en ella:

[…] una gigantona descalza, en enaguas y pañoleta: La greña aleonada, ojos y cejas de tan intenso negro que, con ser muy morena la cara, parecen en ella tiznes y lumbres: Una poderosa figura de vieja bíblica: sus brazos de acusados tendones, tenían un pathos barroco y

estatutario.[…] (Inclán, 2011, p. 82).

Doña Rosita no es de origen indio ni es criolla, según ella es gaditana. Tal argumento lo usa para convencer al Mayor de Valle de que dice la verdad. Lo interesante es que ella parece ser más fiel

(15)

15

al rey de España que al mismo Dios. Algo con lo que ya el autor premeditadamente confronta al lector para ilustrar así la situación piramidal de la sociedad española. Se puede interpretar como un guiño a su patria y su posición frente al poder absoluto:

-¡Patroncito, soy gaditana y no miento! ¡Mi palabra es la del rey de España! El Coronel Gandarita no hace un bostezo que dijo: « ¡Me voy!». ¡Visto y no visto! ¡Horitita! ¡Si no se tropezaron fue un milagro!¡Apenas llevaría tres pasos, cuando ya estaban en la puerta los soldados! (Inclán, 2011, p. 80).

Por último tenemos a otro personaje femenino que encarna esa imagen extrasensorial que poseen las mujeres. La señorita Lupita (Guadalupe), a quien le atribuyen poderes de adivinación del pensamiento, pertenece a la raza criolla, pues mantiene trato con los extranjeros, más no se siente parte de su idiosincrasia y cultura. Para unos es simplemente una prostituta, para otros una bruja. Dicha descripción parece inspirada en algún personaje de la literatura clásica española. Lo paradójico de su nombre es que reza a la Virgen de Guadalupe, es un ejemplo de lo

contradictorio y dual del personaje que propone el autor, quien continuamente choca al lector con este tipo de detalles. El poder de adivinación de la señorita Lupita, tan solo le permite ver lo que sucede en el presente, pues el pasado y el futuro son puertas cerradas:

«[…]Esta señorita está imposibilitada, absolutamente, para repetir una anterior experiencia […]» (Inclán, 2011, p. 201).

El curioso detalle que una vidente sólo pueda ver el presente nos da ya una idea del pesimismo que reina sobre la situación en que se encuentra el pueblo. Asimismo nos muestra que la memoria es una cuestión prohibida pues es como una puerta sellada. La mujer es bastante

consiente de sus limitaciones sociales y así opera, tratando continuamente de sacarle provecho al presente, pues su futuro es incierto y su pasado no tiene ningún valor.

Las anteriores citas nos dan una idea de lo que Valle-Inclán nos quiere comunicar acerca de la mujer en tal sociedad y momento histórico. Es claro que la imagen de la mujer frágil no se aplica a ninguna de ellas, sin embargo siempre aparecen como complemento de personajes, como esa frase subordinada que depende de la principal. Sus atributos son definidos por la visión

masculina no tanto del autor sino de la sociedad misma. A veces el autor hace uso de la memoria literaria del lector para introducir mejor a sus personajes como el de la señorita Lupita que parece representar el pecado capital o el personaje principal de la novela de Rojas, La Celestina. El

(16)

16

hecho de que todo suceda en un momento histórico ficticio en el que un pueblo se encuentra en medio de una dictadura, le permite al autor crear no sólo un caos en la estructura de su libro, pues no sigue una línea cronológica estricta, sino también disfrazar a sus personajes como si fueran de teatro. Se puede apreciar en la descripción de las tres mujeres. Un tanto exagerada, creando así el llamado efecto esperpento, para que llame más la atención, aunque no tenga mucho peso en la trama. La mujer en Tirano Banderas no es tan sólo un adorno en la trama. Representa la conciencia y la impotencia del ser en una sociedad en decadencia.

Muertes de perro:

En la novela de Francisco Ayala hay un personaje femenino que tiene gran trascendencia en la trama y que proponemos analizar como representante del rol de la mujer en su obra. Se trata de Doña Concha, quien es la esposa del dictador Bocanegra. La suspicacia con la que este personaje logra manipular a otros, nos muestra la cuestión moral humana puesta en evidencia por parte del autor:

-No de todo han de tener la culpa los espíritus –dijo, al fin-; o, por lo menos en este caso, no es suya la culpa principal. –Reconoció que en realidad, su amiga Concha era quien había dado ahí los pasos decisivos, con gran susto de parte suya, pero sin que estuviera en su mano evitar nada […] La verdad es –reflexionó- que Concha era una especie de torbellino: nos arrastraba a todos, hasta que ella misma se sumió, tragada por el vórtice de su propio arrebato. (Ayala, 2014, pp. 129-130).

La anterior confesión hace parte de los escritos de Tadeo Requena sobre la primera Dama de la nación. Al decir que es como un torbellino, es claro que este personaje interactúa con otros y tiene gran poder de convicción. Se le llama en algunas ocasiones la «Gran Mandona». Es un personaje bastante complejo, pues es una pieza fundamental para el encubrimiento de su marido como para su fatal desenlace. Su ambición y hambre de poder son descritas en otro aparte:

Era liviana, era ambiciosa, era arbitraria, era insensata: a los mismos que se les acercaban en busca de amparo o de convivencia, los irritaba su modo prepotente de actuar, ese insaciable afán de prevalecer, de imponerse, de mandar, de disponer y de lucirse[…]. (Ayala, 2014, pp. 92-93).

(17)

17

Es interesante el perfil que se le atribuye a este personaje, pues parece que simbolizara el devenir del ser humano que al final siempre cae, ya sea por su propia inmoralidad o porque como a manera de karma, no les sea posible escapar a un destino fatal. La fatalidad pues, es un aspecto importante en nuestro personaje, ya que ilustra el proceso de deshumanización. En el que lo instintivo y carnal prima sobre la razón y el espíritu. Sin embargo todo tiene su final, incluso la maldad de un ser como doña Concha:

[…]¡pobre primera dama, precipitada desde las eminencias de un poder caprichoso y sin límites hasta esa inmunda prisión de la Inmaculada, donde la aguardaban toda clase de vejaciones y miserias antes de hallar la muerte a manos de un idiota! (Ayala, 2014, p. 92).

Este personaje desenmascara la sociedad, mostrando los tabúes como las aberraciones que la llevan a la decadencia. A la bestialización del ser. La involución que nos lleva a parecernos a los animales mismos, como la perrita Fanny, que simboliza el capricho de su propia dueña y que su muerte fue motivo de artículos periodísticos, evidenciando así que tan lejos hemos llegado en el proceso de deshumanización. Un proceso que empieza por cuestionar los principios morales. La ambición es la que le lleva a anclarse en lo oscuro de su propio ser. Doña Concha llega a

compenetrarse con su lado oscuro. Tal lado oscuro resulta ser la exaltación de la degradación humana y las circunstancias que le determinan. La lucha entre voluntad y circunstancia.

(18)

18 2.2 b. La religión

Tirano Banderas:

Al ser Tirano Banderas una novela que habla de la dictadura y la relación del dictador con su pueblo, se nos ocurre inmediatamente que quizás en la novela de Valle-Inclán habrá un grupo que defienda los valores de la Santa Iglesia. Sin embargo, esto no es del todo así, pues ya desde el principio de la obra el autor nos presenta los poderes que se contraponen en la trama: el dictador y los representantes de la corona española. El triángulo lo completaría los criollos e indios que pertenecen a la parte oprimida. La iglesia Católica en tal tiempo era la que llevaba el liderazgo en la formación moral y espiritual del ser y estaba ligada con la corona española. Por lo tanto al estar relacionada con una de las partes opresoras, pierde su carácter de ente misionero y simplemente no es nombrada. Parece como si fuera sólo un testigo de la tiranía que es

perpetuada por Santo Banderas como se puede apreciar en la siguiente cita:

¡Alto!

Mirando a las ventanas del convento, formó la escuadra. Destacáronse dos caporales que, a modo de pretinas, llevaban cruzadas sobre el pecho sendas pencas con argollones, y despojaron al reo del fementido sabanil que le cubría las carnes: Sumiso y adoctrinado, con la espalda corita al sol, entróse el cobrizo a un hoyo profundo de tres pies, como disponen las Ordenanzas de Castigos Militares. (Inclán, 2011, pp. 16-17).

Se puede entender que en tal momento histórico la Iglesia no es la encargada de castigar a los traicioneros o burladores de la moral y el Estado, pero tampoco se pronuncia en contra de los abusos de autoridad porque da la impresión de no tener ni voz ni voto o simplemente porque también está confabulada con las patrañas del dictador. Al parecer los ideales políticos priman sobre los religiosos como lo pronuncia el dictador en un diálogo con Don Roque:

-Don Roque, sus enseñanzas no pueden serme sino muy gratas. Pero entre flores tan doctas me ha puesto usted un rejón que aún me escuece. ¿Por qué juzga que mi actuación revolucionaria será siempre mediocre? ¿Qué relaciones establece usted entre la conciencia religiosa y los ideales políticos?

-¡Mi viejo son la misma cosa! (Inclán, 2011, p. 144).

El paralelismo que el dictador usa para aclarar su causa política, evidencia la decadencia de la ¡objetivo. Sin embargo en otro diálogo entre Dona Lupita y el dictador se puede apreciar que

(19)

19

aunque no haya conciencia religiosa, sí que temen a la redención y son conscientes de que son pecadores. Una forma de ilustrar el miedo al día del juicio impuesto por la Iglesia Católica que es un sentimiento que también pueden experimentar los habitantes de un pueblo azotado por la censura y el poder absoluto de un tirano. El infierno sí que es pues, un lugar del que se habla, pues la miseria y el pesimismo no dan para hablar del cielo o la salvación del espíritu:

-¡Virgen de mi Nombre, la jugó Patillas! -¡Pues hizo saque!

-¡De salir siempre tan enredada la madeja del mundo, no se libraba ni el más santo de verse en el infierno!

-Una buena sentencia Dona Lupita. ¿Pero su alma no siente el sobresalto de haber concitado el tumulto de tantas acciones, de tantos vitales relámpagos?

-¡Mi jefecito, no me asombre!

-¡Dona Lupita, no temblás vos ante el problema de nuestras eternas responsabilidades? -¡Entre mí estoy rezando! (Inclán, 2011, pp. 185-186).

La fe en la novela de Valle-Inclán parece ser algo relegado para seres inconscientes como Dona Lupita, quien es la servidora del dictador y es una criolla que cree en el castigo más no en la misericordia de Dios. Esto ejemplifica la idiosincrasia con la que el pueblo vive la religión. De nuevo el autor nos acerca a ver de una forma más crítica todo aquello que convencionalmente el lector de dicho momento histórico concibe como verdad absoluta.

Muertes de perro:

El tema de la religión en Muertes de perro, representa un aspecto controversial, ya que en la novela de Ayala se percibe un ambiente anticlerical, sin fe. Parece como si el autor de alguna forma protestara por las banalidades de la religión Católica. Es interesante que en el caso del robo del Nino Jesús, fuera un poeta y académico quien cometiera tal rapto y no un vulgar ratero o el cleptómano del pueblo. Lo que hace pensar que es una alusión a la institución de Libre Enseñanza que separaba la religión de las ciencias del saber. La explicación que da Carmelo Zapata, sobre el robo de la figura, fue que era poco estética:

[…] el ilustre poeta acudió espontáneamente a la hora de cerrarse el local de la exposición portando en la mano un paquetito misterioso, preguntó por el señor secretario, y- encerrando con Tuto en su despacho –le hizo entrega de solemne de lo que resultó ser no precisamente la imagen

(20)

20

sustraída, sino un precioso Nino Jesús, de escayola, sobre una cunita de bien pintadas pajas, comprado por él –explicó- en la santería para sustituir a ese mamarracho –así dijo- en señal de protesta, y por motivos de reverencia y de decencia pública […] (Ayala, 2014, p. 78).

El mensaje entre letras que podríamos leer de esta cita es que el autor mismo no era la persona más devota y por lo tanto aprovecha a poner en tela de juicio la religión Católica. La visión protestante que propone Ayala de los dogmas de la iglesia Católica son parte de su formación de cuando era niño, como lo confirma en una conversación en 1982 que sostuvo con una de sus discípulas: Rosario Hiliart:

"—Una pregunta de orden muy personal: ¿se considera usted un hombre religioso? Sin duda asistió en su infancia a colegios religiosos y en su casa recibiría educación católica...

—Sí, en efecto; asistí a colegios de religiosos y fui educado en la religión católica. Mis padres eran muy creyentes; mi padre, en un sentido más tradicional y convencional; mi madre (que había crecido bajo la influencia de mi abuelo, "librepensador", como entonces se decía, y persona de altos principios morales) tenía un catolicismo abierto, liberal, casi bordeando el protestantismo, tal cual hoy prevalece tras el Concilio Vaticano, pero que en su tiempo era una rareza: las prácticas de la iglesia correspondían en ella a un sentimiento auténtico, más que a la rutina de las devociones. En cuanto a mí, la fe religiosa sucumbió muy pronto, en la infancia misma, por lo que se refiere a los dogmas de la Iglesia. Pero si a veces he reaccionado con cierta violencia contra su institución es, precisamente, porque la inquietud religiosa nunca me ha abandonado; el sentimiento del misterio último me ha acompañado siempre y por eso no he podido ser indiferente en ningún momento" (Hiliart, 2007, pp. 18-19).

La dicotomía que describe Ayala en relación a la Iglesia, se puede percibir también en su obra. Los personajes de su novela son pintados como seres corrompidos que van peregrinando hacia esa danza de la muerte, que puede resultar ser su redención. Una muestra de tal fatalismo en el que el ser no encuentra arrepentimiento, se puede apreciar en la siguiente cita:

[…]Que vivimos rodeados de misterio, lo sé; que el universo entero es impenetrable, y que sólo nos resta inclinarnos ante la grandeza divina.[…] El cuerpo con todas sus humillaciones cotidianas, era la pensión que Nuestro Señor Jesucristo aceptó para mostrarnos mediante su ejemplo el camino, y enseñarnos a conllevar la bestia sin detrimento del espíritu (Ayala, 2014, pp. 180-181).

La manera como la religión es expuesta en Muertes de perro es una forma de confrontar al lector con los dogmas de la iglesia. María Elena la autora del anterior monólogo concluye diciendo que no encuentra el camino del arrepentimiento. Allí no se refiere a su caso en particular sino al de la humanidad misma. Cegada por superficialidades, condenada a vivir una vida corrupta y sin poder escapar de la muerte. Terminando así su ciclo en el que el arrepentimiento es la única forma de conectarse con lo divino. El fatalismo es pues una forma de expresar cómo se siente la religión en Muertes de perro. La animalización es una condición irremediable a la que se llega por no obrar bien.

(21)

21 2.2 c. La fuerza pública y el estado

Tirano Banderas:

Al no ser claramente identificable el ambiente geográfico en el que la novela de Valle-Inclán sucede, deducimos que se trata de un estado ficticio en algún lugar en Latinoamérica. Según Felipe Pedraza y Milagros Rodríguez Cáceres, el ambiente que nos presenta el autor es

caracterizado por la miseria que es resultado de una serie de intereses oscuros y no valores como crueldad, ignorancia colectiva, torpeza, ensañamiento (Pedraza, 1983). Lo oscuro de tal

escenario también afecta a sus personajes y las instituciones como el estado corrupto y la fuerza pública, donde los opresores cometen improperios contra los oprimidos. Sin embargo, no

pretendemos plantear una lectura marxista de Tirano Banderas en el que el realismo determine el valor de la obra porque opacaría lo más importante de Valle-Inclán que es la creatividad para crear un mundo que es reflejo de la degradación del ser mismo que le hace llegar a los límites de la animalidad. El estado y la fuerza pública unen fuerzas para asumir el poder en un país que está recién independizado del Reino Español. Los castigos públicos a los que someten a quien esté en desacuerdo con el nuevo régimen, son una muestra de la barbarie con la que estas

instituciones ejercen la ley. Incluso la Colonia Española ve con buenos ojos tales prácticas, pues las considera importantes para gestar el orden y el camino hacia un nuevo destino constitucional:

-La Colonia Española eleva sus homenajes al benemérito patricio, raro ejemplo de virtud y energía, que ha sabido restablecer el imperio del orden, imponiendo un castigo ejemplar a la demagogia revolucionaria. ¡La Colonia Española, siempre noble y generosa, tiene una oración y una lágrima para las víctimas de una ilusión funesta, de un virus perturbador! Pero la Colonia Española no puede menos de reconocer que en el inflexible cumplimiento de las leyes está la única salvaguardia del orden y el florecimiento de la República. (Inclán, 2011, p. 17).

La anterior cita es un ejemplo de la posición que toma la Colonia Española frente a la situación que se viene dando en tal país, ya que para ellos es mejor tener un tirano que mantenga el orden a apoyar la revolución que traería caos y efectos negativos en el comercio:

-La Colonia por sus vinculaciones, no puede ser ajena a la política del país: Aquí radica su colaboración y fruto de sus esfuerzos. Yo por mis sentimientos pacifistas, por mis convicciones de liberalismo bajo la gerencia de gobernantes serios, me hallo en una situación ambigua, entre el ideario revolucionario y los procedimientos sumarísimos del General Banderas. Pero casi me convence la colectividad española, en cuanto a la actuación, porque la más sólida garantía del

(22)

22

orden es, todavía, Don Santos Banderas. ¡El triunfo revolucionario traería caos! (Inclán, 2011, p. 28).

Es evidente pues, que el estado y la fuerza pública son presentados como entes corruptos que establecen un régimen de terror e ignorancia. Una decadente imagen de una sociedad impotente regida por un tirano. El estado y la fuerza pública son una forma de esperpento pues son el reflejo de su propia fealdad. Dicha crítica no va sólo dirigida a los dictadores hispanoamericanos, sino a la figura misma del dictador.

Muertes de perro:

Al ser Muertes de perro una novela que narra las atrocidades que un dictador comete en su país para mantener su régimen, el lector como algunos críticos tienden a creer que el mensaje que el autor quiere transmitir es de carácter político y que incluso se basa en la realidad de la historia de un país Latinoamericano. Sin embargo, el mismo autor desmiente que se esté basando en un país en específico y que su objetivo sea tan sólo el de la sátira a la dictadura (Hiliart, 2007, pp. 109-110). El estado y la fuerza pública en la novela de Ayala son órganos corruptos, así como lo son la mayoría de los personajes. El representante oficial del estado es el dictador Bocanegra, que con su manera de gobernar pone las pautas del juego dramático de la historia. Los malos hábitos del dictador en actos protocolarios demuestra la ignorancia a la que está sumida el pueblo: «¡Con qué grosera satisfacción aplaude el secretario las insolencias de Bocanegra, y como se regodea en los vulgares triunfos que las debilidades, miserias y vilezas ajenas le proporcionan! (Ayala, 2014, p. 65)». Incluso se le hacen reconocimientos académicos a un caudillo que no ha hecho méritos para merecerlos:

[…] Nuestro muy ilustre presidente, que ya era doctor honoris causa, recibe ahora las palmas académicas.[…] En lugar de esas galas, el único símbolo de su poder que le gusta exhibir son las espuelas de plata que jamás se le caen de los talones, aunque jamás se le haya visto tampoco montado a caballo (Ayala, 2014, p. 66).

El hecho de que el jefe de estado luzca como símbolo de poder las espuelas de plata, nos delata su origen e idiosincrasia, como también su forma de gobernar. La barbarie prevalece sobre la civilización y no hay quien se atreva a contradecirlo. Su retrato es el reflejo del dictador que

(23)

23

siguiendo su ambición al poder e implementando el terror, logra escalar en la pirámide social hasta convertirse en un tirano absoluto.

En otro parte se puede apreciar que el estado también ejercía una política de censura en la prensa, pues a partir de un artículo publicado en El Comercio, se generó un escándalo multitudinario:

Bajo la forma de un sueño, pretendía Camarasa ver sus anhelos de patriota almeriense (...), fingiendo que, a raíz de un supuesto incidente con Marruecos suscitado por la cuestión de la soberanía sobre Ceuta y Melilla, se había producido un desembarco musulmán en las costas de Almería, seguido por la declaración de independencia de este antiguo reino de taifas, que ahora volvía a afirmarse como un Estado libre frente a España (Ayala, 2014, p. 87).

El artículo de Camarasa creó una tensión diplomática entre España y el país de Pinedito. Al final el autor del artículo, el periodista Camarasa fue asesinado, según lo cuenta Pinedito, el narrador de la novela: «Este artículo fue en su día objeto de un pequeño escándalo, un mero escandalete, sin consecuencias; digo, sin consecuencias inmediatas, porque remotas había de tenerlas, y muy graves, irreparables, para su autor» (Ayala, 2014, p. 86).

La relación que tiene el estado que gobierna el dictador Bocanegra con España, todavía es cordial, pues ambos están alineados por un mismo fin; vencer el comunismo que trae caos e inestabilidad. Todo este juego estratégico de poderes es lo que el autor nos muestra como la realidad del momento histórico en que se escribe la obra, contada a través de diferentes fuentes y desde diferentes perspectivas. La decadencia del estado de Bocanegra se desnuda a través de tales referentes y pone en evidencia el carácter y la conducta del ser humano.

(24)

24 2. 2 d. Análisis Comparativo:

Con el anterior análisis hemos querido estudiar temas como la familia, la mujer, la religión, la fuerza pública y el estado para analizar cómo se relacionan entre sí y de esta forma, tratar de interpretar la intención del autor en ambas obras. Según Jean Paul Sartre, se escribe

fundamentalmente para revelar la relación que existe entre el hombre y el mundo. El artista pretende revelar algo no manifiesto; ahora bien, el objeto artístico producido, explica Sartre, siempre parece provisional: "cuanto más conciencia tenemos de nuestra actividad creadora menos tenemos de la cosa creada" (Sartre, 1990, p. 68); por lo tanto se escribe para el público, para incitarle a tomar posición y reflexionar sobre su propia existencia. Lo anterior, lo podemos percibir tanto en Tirano Banderas como en Muertes de perro. La intención de Valle-Inclán y Ayala, no se puede limitar a una mera crítica política o sátira a la dictadura. La forma en que se relatan los hechos violentos en tales novelas, nos lleva a tratar de comprender a un ser miserable, víctima de un sistema. El dictador es un producto de la sociedad decadente. En Tirano Banderas, el autor incluso trata de resaltar las diferencias sociales y culturales de sus personajes a través de la cuestión lingüística; diferenciando así un criollo de un español o una persona no escolarizada frente a un indio. Pierre Zima, otro teórico sociocrítico, propone que para el análisis literario, el texto se debe situar en su contexto sociolingüístico particular, para así hacer más fácil la

comprensión de las ideologías, representadas por un determinado uso de la lengua. Sin embargo, para poder acercarnos más a la intención del autor tomaremos lo que dice Egdmon Cross, cuando habla de la ideología del texto, al proponer que el autor tiene cierta libertad que es la de escoger el discurso social en el que se va a enfocar. Y, en el caso de las dos novelas se centra en el dictador y la relación que éste tiene con la clase oprimida. De esta forma, podemos decir que la intención de Valle-Inclán es la de confrontar al público con su propio espejo, el cual deforma la realidad convencional y por su parte Ayala, se nos apetece un tanto más moralizante, pues aunque no nos muestra en su libro lo bueno, si nos advierte del proceso de deshumanización por el cual estamos pasando. El papel de la mujer como el del estado y la religión, son las paredes que delimitan la trama en las dos novelas. Sin embargo su importancia en la obra, no es tan clara, pues resultan más bien ambiguos, ya que el énfasis del autor no es el de tildar al opresor o

defender una clase oprimida; lo que sería una lectura bastante simplista. Su intención es motivar al lector a interesarse por cuestiones más profundas como el sentido de su propia existencia y llegar a una universalización del concepto humano.

(25)

25

Capítulo III

3. Análisis de contenido: Argumento, narrador e imagen del dictador

Continuando en nuestro recorrido por encontrar rasgos que definan la novela del dictador, nos adentraremos en la segunda fase de análisis, la que llamamos de contenido. En el capítulo anterior hemos estudiado las dos novelas desde una perspectiva contextual con el objeto de reflexionar sobre la intención del autor y la relación que existe entre los temas de estudio escogido. Por tanto, en este capítulo estudiaremos la novela de Valle-Inclán como la de

Francisco Ayala, desde el texto mismo. Para esto proponemos una tripartita temática. Es decir, el análisis del argumento, en el que nos centraremos en aspectos de la forma como el análisis de los personajes en general, el espacio y el tiempo. El tipo de narración, en el que también hablaremos de aspectos lingüísticos y por último para completar el triángulo, la figura del dictador. A modo de introducción, a continuación vamos a resumir brevemente las dos obras antes de empezar con nuestra segunda fase de análisis.

3.1 Resumen de las novelas:

Tirano Banderas:

Filomeno Cuevas, criollo ranchero, organiza a sus peonadas y las arma para luchar en contra de Santos Banderas, quien es el presidente de la República de Santa Fe de Tierra Firme, una

república ficticia en las costas del Pacífico a finales del siglo XIX. La sublevación de los criollos se debe al descontento en que viven con el régimen impuesto por el Tirano Banderas, quien es de origen indígena y había luchado contra los españoles en el Perú. En la revolución contra el dictador Banderas participan varios grupos: los indios, algunos criollos, un grupo de intelectuales y algunos militares, entre ellos el amigo personal de Banderas, el Coronel Dominico de la Gándara quien se ve obligado a desertar de las milicias militares y pasa al bando opositor,

después de un escándalo que protagonizó en un bar al que Santos Banderas acude regularmente a jugar rana. En su huida Dominico irrumpe en la habitación de un estudiante que acto seguido es encarcelado por supuesta colaboración con el prófugo. A Santos Banderas le apoya la colonia española por puros intereses económicos. El cuerpo Diplomático no apoya para nada la tiranía con la que gobierna Santos Banderas y constantemente le pide que baje la intensidad de sus acciones. Sin embargo la colonia española, el cuerpo diplomático y el mismo Banderas tienen

(26)

26

sus propios intereses, con lo cual algunas veces apoyan y otras atacan la tiranía del dictador. Zacarías el Cruzado, otro indígena se une a la oposición tras el asesinato de su hijo. Más tarde coge a Quintín Pereda, quien era un prestamista que había denunciado a su mujer cuando trataba de empeñar un anillo que era de propiedad de Dominico y le asesina de una manera bastante brutal. Cuando Tirano Banderas se ve acorralado por la cantidad de aliados que tienen sus opositores, mata a su hija con quince puñaladas para evitarle la deshonra. Los revolucionarios finalmente acribillan al tirano y su cuerpo es cuarteado y repartido por las principales ciudades del país.

Muerte de perros:

Francisco Ayala nos pone en contacto directo con lo que se vive en una dictadura y nos lleva a un pueblo pequeño, presuntamente situado en el Caribe, en el que un dictador, Bocanegra, asume el poder y con quien se entreteje una intriga entre sus personajes que se presentan al lector a través de la lucha de unos por lograr el poder y otros por no perderlo. Como en un ciclo fatalista, en la que el éxito siempre preside al irremediable fracaso. Junto a la porquería política, doña Concha, la esposa del dictador, seduce a Tadeo Requena, el secretario de Bocanegra y del que se dice que es su hijo bastardo. Ella maquina la muerte del dictador, implicando en el asunto al coronel Pancho Cortina, mandamás militar mientras pergeña lo mismo con Requena. La villanía de doña Concha es vomitiva. Pero luego todo sale al revés: muertos Bocanegra y Requena, Cortina es eliminado y doña Concha enloquece antes de morir. Tras la hecatombe se hace cargo del país un oscuro triunvirato que es manejado por un tal Olóriz que, al final, es asesinado por Luis Pinedo. Este Luis Pinedo es, además, el yo narrador de los sucesos: un historiador inválido, sagaz a la par con los asuntos políticos y de cotilleo, y que se arroga el privilegio de prometer contar una historia singular de violencia y maldad humanas. De esta forma los personajes se ven involucrados en un proceso de deshumanización, en el que la transformación de valores,

asesinatos, desconfianza, egoísmo, representan la involución del ser como tal, y por tanto, ilustran la animalidad del humano o el proceso de bestialización del mismo.

(27)

27

3.2 Argumento:

3.2 a. Los personajes:

Tirano Banderas:

Lo primero que salta a la vista cuando analizamos los personajes de la novela de Valle-Inclán, es que no hay una matización psicológica. Se puede decir que se autodefinen a través de lo que dicen, del diálogo. La idiosincrasia y aspectos morales como su origen social se pueden percibir claramente, con lo que se crea un puente extralingüístico entre el lector y el texto. Debido a que los personajes no presentan una elaboración psicológica compleja hace que sean más accesibles para el lector, quien les va descubriendo a partir de cada intervención. Los personajes que rodean al dictador, ejercen como tal su función. Son complementos del mismo. En la siguiente cita podemos apreciar, a partir de la descripción física del personaje, la relación que existe entre el dictador y su sirviente:

Una mulata entrecana, descalza, temblona de pechos, aportó con el refresco de limonada y chocolate, dilecto de frailes y corregidores, cuando el virreinato. Con tintín de plata y cristales en las manos prietas, miró la mucama al patroncito, dudosa, interrogante (Inclán, 2011, p. 19).

Se podría decir de éste personaje que representa una casta social en la novela. Los llamados oprimidos. Su aspecto físico evidencia una vida desgraciada, como también la forma en que mira al dictador. Siempre buscando una confirmación o aceptación. Más adelante en la misma cita se puede ver que el dictador ni le dirige una palabra sino que se comunica con muecas. Esto puede ser debido a que los sirvientes eran considerados una raza inferior:

Niño, Santos con una mueca de la calavera, le indicó la mesilla del campamento que, en el vano de un arco, abría sus compases de araña. La mulata obedeció haldeando: Sumisa, húmeda, lúbrica (Inclán, 2011, p. 19).

El autor nos comunica aspectos sociales de los personajes y al mismo tiempo denuncia el abuso, más no desde una perspectiva política, sino a partir de un enfoque humanístico. La limitación que tienen los personajes secundarios para acceder a unas cuantas líneas en los diálogos de la novela de Valle-Inclán, es la misma limitación que experimenta un ser oprimido sin voz ni voto. El autor no ataca un régimen de gobierno, sino que presenta los hechos de tal manera que hace que el lector rechace la dictadura en la que se encuentran los personajes secundarios.

(28)

28

El personaje que se encuentra mejor descrito es Tirano Banderas, Santos de nombre, General de la República de Tierra Firme. Con el título, el autor ya nos da una idea clara de los atributos del personaje. Es un cruel gobernante que pretende mantener el orden en su país a través de castigos inhumanos y asesinatos. El sadismo con que Santos Banderas sanciona a sus propios soldados como el caso del soldado indio, ejemplariza lo inhumano del personaje. Un ejemplo más del esperpento del ser humano:

El dorso desnudo, la greña, las manos con fierros, salían fuera del hoyo colmados de negra expresión dramática (...) Le saltaban de los costados ramos de sangre, y sujetándose al ritmo del tambor, solfeaban los dos caporales: ¡Siete! ¡Ocho! ¡Nueve¡ (Inclán, 2011, p. 17).

Otro rasgo que confirma las características de verdadero dictador tirano es que, mientras se oyen los tiros con los que los presos políticos son fusilados, él juega a la rana:

Las sentencias de muerte se cumplimentaban al ponerse el sol, y cada tarde era pasada por las armas alguna cuerda de revolucionarios. Tirano Banderas, ajeno a la fusilería, cruel y vesánico, afinaba el punto apretando la boca. Los cirrus de humo volaban sobre el mar. —¡Rana! (Inclán, 2011, p. 32).

El Coronel Domiciano de la Gándara es compadre de Santos Banderas. En la novela es representado como un borrachín. Es alborotador cuando está bebido. En una de sus borracheras rompe utensilios en el bochinche de Doña Lupita, lo que le hace reo de la pena capital. Se pasa al bando enemigo, y es un elemento importante para derrotar al Tirano, ya que los propios secuaces de Santos Banderas se ponen de parte de Domiciano y no le disparan en el enfrentamiento final. Los personajes que resultan más desagradables son los españoles; el peor tratado es El ministro de su Majestad Católica, D. Mariano Isabel Cristino Queralt , Barón de Benicarlés es un viejo homosexual, que mantiene relaciones con un bailarín español, llamado Currito Mi-Alma.

Entre los personajes secundarios hay dos que resaltan del grupo, debido a la descripción que el autor les da. Son dos representantes del partido de la oposición:

D. Roque Cepeda , jefe del partido de la oposición que quiere la liberación del indio. En la cárcel habla constantemente de su fe en la revolución y en la victoria.. Es un verdadero servidor del pueblo, al que desea dedicar toda su vida: « […] Yo estoy seguro de ver el triunfo de la Revolución. Acaso más tarde me cueste la vida. Acaso. Se cumple siempre el destino.» (Inclán, 2011, p. 142).

(29)

29

Este personaje no sólo representa un héroe singular. Es la voz del revolucionario y por tanto representa a todos quienes luchan contra un régimen absolutista y ponen por encima valores humanos.

El otro personaje secundario es Filomeno Cuevas , ranchero criollo, decide defender su país de manera activa, poniendo en riesgo y su vida y dejando a sus hijos. Es un llamado casi que divino, pues su vida cambia radicalmente cuando decide empezar la oposición contra el tirano. E conflicto que nos propone este personaje es el de cuál tarea ejercer: la de padre o la de ciudadano? Finalmente el personaje atiende al segundo llamado y se inclina por salvar su madre Patria:

Hijos, he trabajado para dejaros alguna hacienda y quitaros de los caminos de pobreza: yo los he caminado y no los quisiera para ustedes. Hasta hoy, ésta ha sido la directriz de mi vida, y vean cómo hoy he mudado de pensamiento. Mi padre no me dejó riqueza, pero me dejó un nombre tan honrado como el primero (...) He creído hasta hoy que podría ser un buen ciudadano trabajando por acrecentarles la hacienda, sin sacrificar cosa ninguna al servicio de la Patria. Pero hoy me acusa mi conciencia, y no quiero avergonzarme mañana, ni que ustedes se avergüencen de su padre (...) Suspiraba la ranchera:

— ¿Y si hallas la muerte, Filomeno?

— Tú cuidarás de educar a los chamacos y de recordarles que su padre murió por la Patria". (Inclán, 2011, pp. 129-130)

El incierto destino de los personajes secundarios contrasta con la maquiavélica forma de gobernar del dictador, quien parece tener todo completamente calculado. Filomeno, es otro personaje que inspira a que el lector comprenda el efecto esperpento en los personajes de Valle-Inclán. La alteración de la realidad en su novela nos ensena la otra cara de la moneda. Lo oscuro de los personajes es justamente aquello que les caracteriza en su obra. Los sentimientos

irracionales como el miedo, el odio, el agobio, como también la esperanza marcan el destino de los personajes y deja claro que cada uno cae por su propio peso. La decadencia en la que se encuentra el país donde residen, obra también como el marco psicológico de los mismos.

(30)

30

Muertes de perro:

En la novela de Francisco Ayala, nos encontramos con que la mayoría de los personajes representan un proceso de animalización, pues se integran en una danza de la muerte, donde al final mueren de manera trágica: Requena, el general Malagarriga, Luisito Rosales, el mismo Bocanegra..., todos caen, y la forma de la caída, enlazada con el azar que la determina, es la esencia de la vida misma. Como el título ya lo indica dichos personajes mueren como perros. Los personajes son descritos a partir de lo que el narrador diga de ellos. En la obra de Ayala hay un grupo de personajes principales que intervienen de manera más activa que otros, lo que hace que lleven cierto peso en la trama: Antón Bocanegra, Luis Pinedo, Tadeo Requema, el Coronel y la esposa de Bocanegra, doña Concha para nombrar quizás los más importantes. En el caso de Antón Bocanegra, su descripción se hace a partir de los textos que consulta el historiador. Las formas de llamarle en la novela van desde muy respetuosas a muy despectivas: presidente y su excelencia, digno Jefe de la Nación, Jefe del Estado, pero también tirano, dictador y hasta bestia. Sin embargo, el personaje que da más información sobre el perfil psicológico de Bocanegra es el propio Tadeo:

[…] el joven Tadeo parece entender muy bien a Antón Bocanegra, el Expadre de los Pelados. Si lo acepta y lo aprueba, o no, ese es ya otro cantar; si lo admira, lo teme, lo respeta, si inclusive lo odia a ratos, resulta difícil de saber; pero desde luego se ve que lo entiende perfectamente. Habla de él como puede hablarse del tiempo; como de un hecho que no tendría sentido ponerse a discutir (Ayala, 2014, p. 63).

Lo interesante de la anterior cita es que se puede apreciar los diferentes enfoques que se propone del dictador a partir de su tratamiento. Obviamente el hecho de que el personaje principal represente el poder en la novela, hace que se entienda que una persona como Tadeo no ponga muchos peros y resulte aceptándole tal como es. La forma en que Tadeo describe a Bocanegra, también nos da una idea del tipo de personaje que es, pues ejemplariza la relación de sumisión que existe entre el tirano y el servidor. Paradójicamente, éste personaje resulta siendo quien asesine al dictador y a su vez el Coronel sea quien le asesine a él. Por tanto el éxito va seguido de una caída en todos los personajes. El tema de la muerte y la desgracia en los personajes principales de Ayala es esencial para dejar clara la intención del autor, que no es tanto historiar una dictadura, como

(31)

31

mostrar lo decadente de la vida humana bajo la tiranía. Un ejemplo de esto es la forma como es asesinada la primera dama de la nación doña Concha:

[…]nuestra desdichada primera dama de la República, la inefable doña Concha, a quien centenares, quizás de voluntarios allá en el chiquero -prisión de la Inmaculada, pasaron por armas (con ese eufemismo canalla se lo significaba, guiñando el ojo) antes de que un sádico imbécil pusiera término al general entretenimiento machacándole el cráneo (Ayala, 2014, p. 14).

La brutalidad en que se cometen los asesinatos muestra la decadencia del ser. Tal decadencia también es expresada en la descripción de algunos personajes como Luis Pinedo, el historiador, que presentan algún tipo de incapacidad física. De esta forma el autor propone un acercamiento al personaje desde su parte más vulnerable:

Instalado siempre en mi sillón de ruedas, testigo de tanto y tan cruel desorden, aquí estoy, en medio del torbellino, sin que hasta el momento nadie me haya molestado. Si mi invalidez sigue valiéndome, si acaso no se le ocurre todavía a algún mala sangre divertirse a costa de este pobre tullido y meterme de un empujón en la grotesca danza de la muerte, es muy probable que lleguemos al final, y pueda contarlo…Porque ha de tener un final; y será menesteres que alguien lo cuente (Ayala, 2014, p. 5).

El impedimento físico de Pineda, no le quita la potestad de escribir, de coleccionar datos y contar lo sucedido. Éste personaje tiene una misión clara en la obra de Ayala: el de guardar la memoria de lo sucedido, para quizás así poder hacer un presente con vistas a un mejor futuro. De nuevo hay una alusión a la muerte que es vista como la degradación final y el autor no deja de hacer todo lo necesario para mostrarlo. El mismo Pinedito es quien asesina al que iría reemplazar a Bocanegra, para terminar así un ciclo de muertes trágicas. Este acto hace parte de la repetición de actitudes y sucesos que no coinciden con las expectaciones del lector de los personajes, pues revelan una y otra vez la facilidad con que el hombre cede a las tentaciones degradantes. La moral del hombre es rebajada a un nivel primitivo en el que los asesinatos y abusos son parte del modus vivendi. En la siguiente reflexión de Pinedito, se puede apreciar lo avanzado que está el personaje en el proceso de animalización, pues termina aceptando todo atropello, violencia y agravio:

(32)

32

[…] ¿Qué importancia puede tener, por ejemplo, a la fecha de hoy, la pequeña crueldad de Tadeo Requena complaciéndose en sacar de quicio al infeliz de Luisito Rosales con sus tan repetidas y necias bromas sobre estrangulación? Uno y otro, muertos están ya; y estrangulaciones, y puñaladas, y fusilamientos, y horrores de todas clases se encuentran a la orden del día, como si aún el último sentimiento humano hubiera desaparecido (Ayala, 2014, p. 120).

La degradación del ser humano está aquí evidenciada. Es claro que el autor hace aquí un llamamiento a la reflexión, pues haciendo uso del sarcasmo, propone que las atrocidades que suceden en su novela al final se conviertan en algo normal y sean aceptadas por la sociedad. Por último, en la novela figuran tres perros: el callejero, «Fanny» o la perrita de la dictadura, y el «perro cantor», amaestrado por Luis Rosales para entonar el himno nacional. Los tres simbolizan las implicaciones del tema central, «las muertes de perro». Las referencias a la muerte de los personajes no son simples conclusiones de episodios individuales y la frase «muerto el perro se acabó la rabia» demuestra el fatalismo del autor, ya que la razón de la vida no es otra más que la misma muerte.

Referenties

GERELATEERDE DOCUMENTEN

En L’auberge espagnole los colores tienen una saturación más alta, son más variados y también hay luz clara en muchas de las secuencias, lo que atribuye a la

El niño vuelve a decir: yo tengo un medio mejor, ¿no me dices sin cesar, que comiendo golosinas, las muelas se me caerán?. Sí, claro, dice

Oppervlakkige afspoeling kan worden voorko- men door aanwending buiten het regenseizoen, door injectie of door zodebemesting.. Naast am- moniakvervluchtiging moeten vervluchtiging

(poliklinisch kraamhok) blijkt, dat er nog duide- - Gedeeltelijk dichte vloeruitvoering en roos- lijk winst te behalen is met betrekking tot het ters daar waar roosters

De ontwikkeling van de omzet van agrarisch loonwerk in de periode 1975-1990 kan worden bepaald uit de boekhoudnetten van LEI-DLO. De totaal omzet van agrarisch loonwerk in de land-

Het Limburgse Mergelland is voor Nederland een gebied met belangrijke natuur, terwijl het op Europese schaal veel minder belangrijk is, omdat vergelijkbare gebieden over de

Voor bewerkingen en/of toetsen, waarbij de grootte van & variantie of de autocorrelatie een rol speelt, bijvoorbeeld bij het bepalen van het effectieve

grotere loopruimte per koe zijn de kosten per koe wel hoger maar door de hogere melkpro- ductie per koe verwachten we per liter melk op hetzelfde bedrag uit te kunnen komen. De