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Martín de los Heros y la Casa Real durante la Regencia de Espartero.

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Este último deseo de Don Martín no pudo cumplirse el día de su funeral el 17 de marzo a las tres de la tarde. Al funeral asistieron las comisiones designadas al efecto por el Senado y el Congreso de los Diputados, el Gobierno de la Nación, el Consejo de Estado y la Real Academia de la Historia. Una de las criadas, Mª Josefa Bilbao, viuda y cocinera nacida en la capital vizcaína en 1806, sirvió en la casa durante más de 25 años consecutivos, y fue favorecida con un legado de 2.000 reales en el testamento de Gil. de la Cuadra, AHPNM, t. 4) Testamento de Martín de los Heros, AHPNM, t.

Heros ocupó este cargo en la casa real durante 4 años, 9 meses y 3 días, repartidos en dos periodos especialmente conflictivos en el reinado isabelino: la regencia de Espartero y el bienio progresista. La carrera militar de Hero se prolongó hasta diciembre de 1820, cuando comenzó a trabajar en la administración de la mano de su compatriota y amigo, el entonces ministro Gil de la Cuadra. IX y 380-1; En cuanto a familiares y amigos en Madrid, el testamento de los padres menciona específicamente a José Hernaiz, casado con la hermana de la madre, y a Juana Simón Carrillo, con un comercio abierto en la calle Toledo; Las comillas entre paréntesis son de HEROS, M.

La muerte de Fernando VII y la amnistía de la reina gobernadora hicieron posible el regreso de los liberales a España. Ramón Santillán González, reformador del erario liberal”, en COMÍN, F., MARTÍN ACEÑA, P., VALLEJO, R. El Tesoro para sus ministros. La Academia de la Historia nombró como miembro supernumerario al entonces Ministro de Gobierno Martín de los Heros, quien pasó a ser miembro siguiendo a R.

Tras su paso por el gobierno de la nación, Heros fue miembro del Consejo que revisó los nuevos aranceles (febrero de 1839-julio de 1840), director de la Biblioteca Nacional (noviembre de 1840-agosto de 1843), y dos veces intentó la R.

El gobierno y administración de la Casa Real

Se trataba, pues, de una estructura jerárquica en la que los puestos altos y medios estaban prácticamente reservados para aquellos miembros de la nobleza, algunos necesariamente con la grandeza de España, que gozaban de la confianza del séquito de la reina. 251-252; el cargo de Caballerizo Mayor aparece vacante (quien lo había ocupado, el Marqués de Malpica, lo dejó en 1841); Relato de R. Agustín Argüelles, el Mayor General en comisión de la misma casa real y patrimonio, Madrid, 1843, Aguado, p.

Casa y Patrimonio, bajo la dependencia del Alcalde General de la misma, era ejercida por el Contador General, Tesorero, Guardián de Palacio, Consultor, Procurador, Secretario de Planificación, Archivero, Director de Caballerizas y Armería, de la Real museo de pintura y escultura, Visitador General de la R. Al Alcalde General le correspondía el despacho y dirección de todos los asuntos económico-administrativos y de gobierno de la R. Para manejar los asuntos de su competencia, el Alcalde no recibía órdenes. a diferencia del de la reina y con su persona real, ella mandaba directamente, aunque no estaba obligada a vivir en palacio.

El alcalde también presidió el consejo consultivo creado para una mejor resolución de las materias previstas en la ordenanza y de los asuntos que la Reina consideró conveniente encomendarle, y del que participaron el propio alcalde, el contable, el tesorero, el director y el asesor y secretario del Plan General. Luis Piernas, Tomás Cortina y José Higinio encabezaron la Intendencia General (en propiedad, comisión o carácter interino) antes de su efímera supresión en 1847. Las oficinas de la Intendencia, contabilidad, tesorería y archivos estaban ubicadas en la planta baja del palacio.

Un "mampara de damasco carmesí, de nogal, con tallas" separaba la parte pública y oficial de esta habitación de la parte privada, y en esta última una cabecera salvaje (de nogal), un inodoro (de nogal), un inodoro de algodón. (de nogal) y un orinal (de cobre)43. Además de la Casa Real, el alcalde también debía cuidar del patrimonio real, bajo la supervisión del tutor. El primer Señor Mayor tras el restablecimiento de la institución fue el Conde de Vistahermosa.

La restauración definitiva del régimen representativo durante la regencia de Mª Cristina de Borbón no trajo consigo la incautación de bienes de la Corona decretada en 1812 y 1820; Por el contrario, el patrimonio real "vivió intacto, sin daños, como en los tiempos más salvajes de la monarquía absoluta"44. Acequia de Jarama, Baños de la Isabela (Sacedón, Guadalajara) y Solán de Cabras (Beteta, sierras de Cuenca), Bailies de Valencia, Barcelona y Mallorca, palacios reales de la Alhambra (Granada) y Valladolid, R. Alcázar de Sevilla, y en el Tribunal las administraciones de Retiro, Casa de Campo, Campo del Moro, Real Florida, Fábrica de la Moncloa, casas y propiedades varias y Casino de la Reina.

El desempeño de la intendencia, 1840-1843

El Marqués de San Juan de Piedras Albas escribió que con Argüelles, Heros, Quintana, la Condesa de Espoz y Mina "y otros personajes creados por el maestro, la revolución penetró en el Palacio de la Plaza de Oriente"48. Es cierto, sin embargo, que con la llegada de los progresistas se produjeron cambios importantes en el personal del. Sin embargo, muchos de los cambios producidos en los servidores de la casa real tuvieron una clara motivación política.

Pero además de presidir la educación de los alumnos reales, el tutor debía dirigir la administración de sus bienes y de la Casa Real y el Patrimonio, y para esta tarea se asoció a Argüelles con Martín de los Heros. Cuando se inició la tutela de Argüelles, había asuntos de la familia real de suma importancia que eran jurídicamente desconocidos en las oficinas del primer piso de Palacio. El Privy Pocket (que la Reina Madre creó por orden de 10 de diciembre de 1833) fue conocido por la Comisión de Inventario, mediante nota firmada el 28 de junio de 1841 por los contables, generales y diputados, quienes desde diciembre de 1833 hasta agosto de 1840 (en el citado Pocket había consignado el último artículo) reales y 18 maravedís, de los cuales sólo 447.073 reales habían llegado a conocimiento de Hero como existentes en el Tesoro General de la Casa Real55.

Argüelles no descartó entonces reclamaciones relacionadas con la defensa de los intereses de la Reina y la Infanta56. La historia del testamento de Fernando VII. se conoció posteriormente, probablemente con las bodas reales (y especialmente la boda de Luisa Fernanda con el duque de Montpensier), que quedó de manifiesto en las Cortes fundacionales de 1854-1856. Asentamiento Skrivni zep, en AGP, AG, leg. 304; Todos los documentos relacionados con este asunto quedaron en poder de Mª Cristina de Borbón. Está muy reducido”, fue la impresión que dejó Martín de los Heros cuando asumió la gestión de la alcaldía.

Tanto el palacio como sus habitantes reales carecían del esplendor que debería representar la grandeza de la monarquía española en los siglos modernos. Cinco años después, durante el reinado del marqués de Miraflores en palacio, los ingresos de la corona ascendieron a 34 millones de reales anuales, y algo más de 14 millones se gastaron en personal. Estaba claro que en la década de 1840 las cosas estaban pasando a manos de las personas en la administración de la casa real.

Ya en 1841 compraron algunos vestidos elegantes para la reina -por ejemplo el que lució en la solemne inauguración de las Cortes-, mejoraron sus habitaciones, hicieron ciertas reparaciones en el palacio -plomo, puertas y carruajes- y aumentaron, como se dijo , la lista de los servidores de la R. Por otra parte, Ramón de la Sagra, que viajó al extranjero en 1841 para continuar sus investigaciones, recibió instrucciones de recolectar semillas de árboles ornamentales y otras plantas y de enviar flores que se adaptaran al terreno. de los jardines reales, y la misma tarea fue propuesta al capitán general de Cuba. Ante esto, Heros consideró si era aconsejable o no mantener la cabina y remitió el asunto al Consejo Asesor de R.

El alcalde y el mentor habían apostado decididamente por la reproducción de la yeguada utilizando caballos de pura sangre inglesa. El inicio de la formación de la plaza se remonta a la época de José I (proyecto de Silvestre Pérez, 1810), Fernando VII continuó las obras (1815, proyectos de Isidro González Velázquez, arquitecto jefe del palacio) y se inició el derribo en aquella época del antiguo coliseo de Caños del Peral y la construcción de un nuevo teatro por encargo de Antonio López Aguado, arquitecto jefe del ayuntamiento. Años más tarde, con el inicio de la construcción de un nuevo barrio en Madrid en el solar de la llamada Montaña Príncipe Pío, nombre que recibe.

Durante la administración de Heros se pidió repetidamente a la infantería que devolviera la posesión, y él prometió hacerlo tan pronto como se pagaran las mejoras que había recibido.

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